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Los ecoterroristas quieren envenenar las fórmulas de bebé en Nueva Zelanda

Dos organizaciones en Nueva Zelanda han recibido cartas anónimas amenazando con envenenar la fórmula de bebé a menos de que prohiba el uso de un pesticida.

El terrorismo alimenticio apareció hace tiempo como una amenaza existencial, sin embargo a excepción de algunos casos notables es algo que raramente ha sucedido. En 1984, 751 personas se enfermaron en el ataque de bioterror Rajneeshee en el que miembros de un culto que seguían a un hombre llamado Osho contaminaron diez bares de ensalada con salmonella. Casi una década antes, dos estudiantes universitarios fueron arrestados por planear envenenar la fuente de agua de Chicago con tifoidea. En ambos casos, nadie murió.

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En Nueva Zelanda, sin embargo, un nuevo complot ha emergido. Y en lo que debe ser la primera vez para el bioterrorismo, una persona o grupo está amenazando con envenenar a la gente con el mismo químico agrícola que quieren que penalicen

Los Federated Farmers (granjeros federados o FF por sus siglas en inglés), son un grupo de defensa de los granjeros, y Fonterra, una cooperativa láctea que es responsable de cerca de la tercera parte de las exportaciones lácteas, han confirmado recibir cartas amenazando con contaminar sus productos.

Según la BBC, el autor de las cartas pidió que a menos de que se pare el uso del controversial pesticida para fines de marzo, él o ella va a envenenar las fórmulas infantiles del país con ese mismo pesticida. No se sabe si las cartas fueron escritas por un sólo individuo o en representación de un grupo.

FF notó que la carta anónima, la que fue recibida en noviembre del año pasado, fue dirigida al CEO de la compañía e incluía una bolsa de plástico llena de polvo. El paquete contenía leche en polvo que testeó positivo del pesticida.

El químico en cuestión es sodio fluoracetato, también conocido como pesticida 1080. Nueva Zelanda es el mayor consumidor de 1080, el que se emplea para repeler a los mamíferos no nativos incluyendo las zarigüeyas, ratas, comadrejas, y conejos. FF discute que el 1080 no sólo es seguro, pero necesario para frenar la diseminación de la tuberculosis bobina, la que puede ser transmitida por las zarigüeyas entre ganado lechero.

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Los críticos del 1080 dicen que el químico es altamente letal para los mamíferos y es a veces responsable de la muerte de animales fuera del objetivo. Un estudio del Centro de Veneno Nacional de Nueva Zelanda en 2008 encontró que al menos 65 perros son envenenados por inadvertencia cada año.

Y el pesticida es, de hecho, peligroso para los humanos en ciertas cantidades. Un reporte de 1995 del Centro de Investigación de la Vida Salvaje de Patuxent en Maryland notó, " La diseminación del uso de 1080 en el control de pestes ha causado muertes accidentales de ganado, vida salvaje, mascotas (gatos y perros) y humanos…y varios suicidios por la ingesta de soluciones 1080 en veneno de rata."

El reporte de Patuxten concluyó que 1080 es "altamente venenoso en todos los mamíferos y humanos testeados" y que "ha sido imposible resucitar a cualquier animal o humano en las últimas etapas del envenenamiento de 1080."

Pero el Dr. William Rolleston, presidente de FF dijo en una declaración que el uso de 1080 "ha tenido un impacto mínimo en las especies fuera de objetivo."

Rolleston agregó que el Ministerio de Industrias Primarias de Nueva Zelanda (MPI) ha "implementado un detallado régimen de testeo de 1080 en las plantas de procesamiento lácteo las que deberían mitigar la preocupación de los consumidores."

Según el periódico New Zealand Herald, el Primer Ministro John Key dijo que la formula del país es aún segura para su consumo, pero que Fonterra y FF decidieron hacer públicas las amenazas debido al creciente escrutinio mediático. Key dijo que había "baja probabilidad que la amenaza se llevara a cabo."

"Quiero reasegurar a los padres que cada paso posible se ha tomado para responder a esta amenaza, para asegurarnos de la continua seguridad de nuestros productos alimenticios," dijo Key en una conferencia de prensa en el Parlamento el jueves.

El ministro Nathan Gyu del MPI añadió que se realizaron 40,000 pruebas en fórmulas de bebé y productos lácteos desde noviembre del año pasado y que ninguno de ellos contenía el 1080.