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ESPAÑA

Así es la lucha entre el PP y Ciudadanos por conquistar la derecha

¿Quién saldrá victorioso del '15M de la derecha'?
Reunión de Mariano Rajoy y Albert Rivera el 18 de agosto de 2016. REUTERS/Javier Barbancho

Hace siete años las plazas de España se llenaban de ciudadanos reivindicando democracia real, trasparencia o mano dura frente la corrupción. ¿Recuerdas? Siete años después, toda una vida, la fotografía de las plazas (y balcones) es otra bien distinta, con una reivindicación que no llega a ser una reivindicación como tal, sino un grito de reafirmación nacionalista: "yo soy español, español, español".

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Vivimos en la cresta de la ola de una tendencia política y social en la que la preocupación por la corrupción ha dejado paso a la preocupación por la unidad de España; en la que el debate sobre la trasparencia suena a pesadez absoluta comparado con el jugoso debate sobre la cadena perpetua (prisión permanente revisable para sus defensores); un momento social en el que los funcionarios para quienes reivindicamos mejores condiciones laborales no son ya los médicos o profesores, sino la policía y la guardia civil.

Las batallas ideológicas que marcan hoy el debate social en España son las batallas por hacerse indignación de derechas

Entre aquellas plazas de hace siete años y las de hoy, además de nuevos horizontes, hay un nuevo modelo político: el bipartidismo murió y ahora el tablero muestra por primera vez una zona derecha —tradicionalmente coto privado de caza del Partido Popular— en la que hay una batalla entre dos formaciones.

PP y Ciudadanos compiten por capitalizar este momento “15M de derechas”. Mientras Podemos sigue inconsciente tras caerle encima el debate catalán, las batallas ideológicas que marcan hoy el debate social en España son las que se dan entre el partido del Gobierno y el que lo sustenta en el poder. Son las batallas por hacerse con la “indignación de derechas”. Esta batalla por hacerse con el trono de la derecha española se juega en varios terrenos y afecta a todas y cada una de las esquinas del tablero.

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Manifestación del 20 de septiembre de 2017 delante de la consejería de Economía. Fotografía de Màrius Montón vía Wikimedia Commons/CC BY-SA 4.0

Catalunya

Si hay que buscar el origen de este nuevo trending topic político, lo encontramos en la reacción ante el proceso independentista en Cataluña. Como diría el futbolista Gerard Piqué, Cataluña, contigo empezó todo. Solo fue necesario que alguien activara el clic nacionalista catalán para que el nacionalismo español lo viese y subiese la apuesta. Veo tu urna de referéndum y te subo un barco de Piolín lleno de policía.

Cataluña, además de ser el origen de este “15M de derechas”, es también el origen de la batalla por capitalizar a los nuevos ¿indignados? de este movimiento. Cuando el Partido Popular pensaba que no podía hacerlo mejor para ganarse para siempre el amor de la “derecha sin complejos” —155, miles de policías requisando urnas o registrando imprentas, felicitaciones públicas por la detención de líderes políticos y sociales, defensa encendida de la patria y la bandera en el balcón—, llegaron las elecciones catalanas y todo el premio se lo llevó otro.

Quienes defendían que los conflictos territoriales se solucionan sentándose a hablar, han perdido repercusión y capacidad de influencia estrepitosamente

El PP se hundió consiguiendo un número de diputados que da para poco más que una partida de mus, mientras Ciudadanos conseguía ganar las elecciones sin la mayoría necesaria. La máquina españolista estaba caliente y Riveras y Arrimadas sabían cómo recoger las monedas al tiempo que aplaudían las medidas de Rajoy. ¿La fórmula? Muy sencilla: no tener pasado pactando con el nacionalismo catalán —el PP lo tiene— y exigir con la fuerza que da ser el partido joven y patrocinado por los grandes medios, que, en ningún caso, se indulte a los políticos independentistas encarcelados. Es decir, mano dura sobre la mano dura.

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La principal víctima de esta batalla es el diálogo. De momento, quienes defendían que los conflictos territoriales se solucionan sentándose a hablar, han perdido repercusión y capacidad de influencia estrepitosamente. No son ellos la oposición al Gobierno de derechas en este terreno, sino quienes, permitiendo que Rajoy Gobierne, piden más mano dura. “Rajoy los encarcela, yo los dejaría 30 años en la cárcel”, sería el lema.

Cadena perpetua

No hay guerra ideológica sin su batalla de justicia social que involucre “al pueblo”. Y la justicia social a la derecha del tablero no es sinónimo de mejora de las condiciones laborales o lucha contra la desigualdad, sino penas mayores para los delincuentes más mediáticos.

Tras arrasar Ciudadanos al PP en las elecciones catalanas y coincidiendo el caso del asesinato de Diana Quer, el Partido Popular decidió responder al golpe de Ciudadanos en las urnas poniendo en primera línea del debate político la defensa de la prisión permanente revisable de la mano de algunos de los padres de víctimas de crímenes tan horribles como televisados.

Un 70% de los españoles apoya la prisión permanente revisable

En los últimos días, las redes sociales del partido en el Gobierno, han llegado a apoyar campañas ciudadanas de recogida de firmas en las que , usando las imágenes de las víctimas de los casos más mediáticos, se defendía el mantenimiento de la ley aprobada en solitario por el PP en 2015 que hacía posible en España la cadena perpetua. Con otro nombre, claro.

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Tras unos primeros momentos de desconcierto en los que el partido de Rivera no sabía si dejarse largo el centrismo (no quieren renunciar a posibles votantes del PSOE desencantados) o cortárselo, el partido naranja decidió cambiar su posición inicial de rechazo a la cadena perpetua para seguirle el ritmo al Partido Popular en eso del endurecimiento de las penas.

En su momento Ciudadanos criticó la aprobación de la prisión permanente revisable

Desde este momento, el mensaje de los portavoces naranjas no será nunca más el que lanzaron en un primer momento cuando se intentó derogar la medida del PP: “Es una figura que va en contra del principio de reinserción".

“Es lo que en otros países se reconoce abiertamente como cadena perpetua", explicaba una portavoz de Ciudadanos a la que, si hoy le preguntaran, respondería resaltando que sí es necesario un endurecimiento de las penas en España. País que es uno de los de Europa con un código penal más duro y mayores condenas.

Esta batalla a la derecha del tablero se ha extendido a toda la sociedad (un 70% de ciudadanos apoyaría esta medida que acaba con la idea de reinserción universal). Una idea difícil e incómoda de justificar cuando ante sí tiene un ejemplo televisado sobre el que se posan morbo y votos.

Policía Nacional en la base temporal del puerto de Barcelona. Yves Herman/REUTERS

Viva el orden y la ley

Si el referente tradicional romántico de la izquierda global fue siempre un revolucionario latinoamericano, el del “15M de derechas español” es un policía o un guardia civil. Despedidos con el “a por ellos” en su marcha a Cataluña y convertidos en héroes por algunos políticos y medios tras su actuación, los trabajadores de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han encontrado la brecha perfecta por la que introducir la reivindicación de una subida salarial que los equipare con algunas policías autonómicas como la Ertzaintza o los Mossos.

Nuestros héroes no pueden ser menos que esos otros, gritaron en Ciudadanos, a quienes vimos —no recuerdo que hubiera pasado nunca antes— manifestarse por las mejoras salariales de un colectivo.

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Los trabajadores de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado han encontrado la brecha perfecta por la que introducir la reivindicación de una subida salarial que los equipare con algunas policías autonómicas

Con la batalla por la derecha efervescente, en el PP no podían permitirse que esa pancarta de la subida de sueldo a las fuerzas del orden se la llevara Ciudadanos, así que el partido del Gobierno nos regaló una imagen impagable: los encargados de subir esos sueldos (ellos mismos) manifestándose junto a quienes les reclamaban esa subida de sueldo.

El surrealismo de la escena es delicioso y mejora incluso aquellas imágenes de miembros del PP de Cataluña pasando revista a los policías desplazados allí, como si fuesen ministros de Defensa o Interior. La víctima, el sentido crítico. En medio del baño de propaganda no hay espacio para analizar si la actuación de la policía en Cataluña fue o no la adecuada. Son héroes. Punto. Ni para pararse a pensar si, manteniendo un discurso de austeridad que afecta a bomberos, médicos, profesores o celadores, tiene sentido privilegiar a un colectivo por motivos políticos.

Las próximas batallas

Abierto el melón del "15M de derechas", todo cabe. Con la idea de la reforma de la Constitución, el debate sobre las lenguas cooficiales del Estado empieza a moverse y no es para reforzar la riqueza de idiomas en España. Empezamos a ver con naturalidad como se pone en duda que, por ejemplo, para trabajar como funcionario en Cataluña, sea requisito necesario hablar catalán. Lo de apostar por enriquecer y fomentar los idiomas oficiales queda lejos y lo nuevo es apostar por quitarle peso al mérito de conocer algún idioma oficial más allá del español. Esta batalla es especialidad de Ciudadanos. El partido naranja nació en Cataluña denunciando “el adoctrinamiento” de los niños catalanes obligados a conocer los dos idiomas en su proceso educativo.

Hablando de adoctrinamiento, otra de las batallas por ser el más musculado a la derecha la gana el PP desde el ministerio de Educación. La cartera de Educación junto con la de Defensa está elaborado unidades didácticas que puedan ser empleadas por los docentes “para que los estudiantes de Educación Primaria y Secundaria se familiaricen con los símbolos nacionales: escudo, bandera e himno, así como la defensa de España”. Ciudadanos, una vez más, apoya esta medida en un gesto que, más que apoyo, como pasase en Cataluña, es un abrazo del oso contra su socio.