Imagen por Martín Alipaz/EPA
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En los diez años que lleva en el poder, el primer presidente indígena en sentarse en el sillón presidencial boliviano cosechó un masivo apoyo popular basado en tres pilares: el sostenido crecimiento económico; su exitosa política social para reducir la pobreza; y una manifiesta inclusión de los pueblos originarios, amplia mayoría en el país andino.Pero el derrumbe del precio internacional de las materias primas y una seguidilla de casos de corrupción que salpican al Palacio Quemado impactaron en la imagen del ex sindicalista cocalero, quien de pronto ve amenazado el proyecto de una segunda "década de oro", como la llaman los simpatizantes de su partido, el Movimiento al Socialismo (MAS).
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