Artículo publicado por VICE México.Durante los 90 días de la campaña presidencial, Ricardo Anaya Cortés fue el candidato que más dinero gastó en basura electoral, es decir, en todos esos artículos de propaganda que se utilizaron para promover su imagen, los cuales no solo contribuyeron a la contaminación visual, sino que implican un costo ambiental al no poder reciclarse como marca la Ley.Una revisión de los resultados de fiscalización del Instituto Nacional Electoral (INE) revela que el excandidato de la coalición Por México al Frente derrochó 66 millones de pesos (mdp) del presupuesto público que recibió en diversos artículos publicitarios como volantes, etiquetas, banderas o pulseras, cuyo propósito principal era potenciar su nombre e imagen de cara a las elecciones .
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Dentro de ese gasto, Anaya compró volantes como ninguno: más de 5 millones para ver su cara y nombre en un brilloso papel donde se le ve sonriente. También fue el rey de las calcomanías y las pancartas, con 4.3 millones gastados en ello. De acuerdo con su reporte de fiscalización también repartió folletos a manos llenas, con 1.6 millones destinados para las impresiones.
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La campaña del abanderado de la alianza PAN, PRD y MC fue tan cuantiosa que dilapidó 7 millones en playeras blancas con el logo de su candidatura impreso al frente, compró más de 2.2 millones de pesos en banderas y dejó ver su gusto por las gorras entre sus colaboradores y simpatizantes al gastar 1.1 millones en su pedido total. Incluso, fue el único en registrar inversión en inflables para promocionar su candidatura: destinó 43 mil pesos.
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Lonas, banderas y banderines
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Locos por AMLO. Una mirada a los rincones donde obtuvo 100% de los votos.
Aunque quedó en tercer lugar en las elecciones del 1 de julio, el candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade, no se limitó para gastar a lo grande en su imagen de ciudadano. Aunque también terminó tercero en casi todos los rubros de propaganda, el exsecretario de Hacienda fue el que más gastó en comprar tortilleros y chalecos, un artículo tan identificado con el priísmo moderno que ha valido comentarios en redes sociales.El abanderado de PRI, PVEM y Panal también gastó 1.6 millones en playeras y un millón en pintar bardas, así como una buena dosis de su presupuesto de propaganda en repartir gorras, pulseras y bolsas. En suma, Meade destinó 31.5 millones de pesos en propagada que terminó en los basureros.A pesar de que el candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón El Bronco, fue el que menos gastó en basura electoral, canalizó todos sus recursos en vinilonas con su imagen, calcomanías para rotular vehículos, banderas y playeras. En total, 4.5 millones de pesos en desechos electorales.
Se burlan del INE
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Además de contribuir a la contaminación visual, anegando las calles del país con rostros, nombres y apellidos de políticos, no queda claro cómo se manejan todos los residuos de las elecciones una vez que finalizan los comicios, ya que no existe una estrategia a nivel federal que contemple el manejo de residuos, y los planes de reciclaje de propaganda electoral de los partidos que ordena la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales son una incógnita.
La poesía de la derrota: Estos contratistas ganaron más que AMLO.
En su artículo 209, la ley establece que la propaganda impresa usada en las elecciones debe ser “reciclable, fabricada con materiales biodegradables que no contengan sustancias tóxicas o nocivas para la salud o el medio ambiente”. Sin embargo, los partidos y sus candidatos violan este apartado al recurrir a propaganda que no cumplen los requerimientos.“Los partidos se están burlando del INE, porque no tienen miedo, nadie pierde su registro por estas razones; siguen violentando e incumpliendo sus obligaciones de usar materiales biodegradables”, dice Carlos Álvarez Flores, consultor en gestión de residuos y cambio climático, quien explica a Vice que los polipropilenos y muchos de los polietilenos con los que están hechos los artículos propagandísticos no son cien por ciento reciclables ni se degradan naturalmente.
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En su artículo 209, la ley establece que la propaganda impresa usada en las elecciones debe ser “reciclable, fabricada con materiales biodegradables que no contengan sustancias tóxicas o nocivas para la salud o el medio ambiente”. Sin embargo, los partidos y sus candidatos violan este apartado al recurrir a propaganda que no cumplen los requerimientos.“Los partidos se están burlando del INE, porque no tienen miedo, nadie pierde su registro por estas razones; siguen violentando e incumpliendo sus obligaciones de usar materiales biodegradables”, dice Carlos Álvarez Flores, consultor en gestión de residuos y cambio climático, quien explica a Vice que los polipropilenos y muchos de los polietilenos con los que están hechos los artículos propagandísticos no son cien por ciento reciclables ni se degradan naturalmente.
Enrique Alvarado en Twitter: @kikin_agzSigue a VICE News En Español en Twitter: @VICENewsEs