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Comida

Cómo disfrutar cada mordida como si fuera la última

Mi esposo fue diagnosticado con cáncer, por lo que me aseguré de que todo lo que cocinara para él animara sus sentidos. Que supiera delicioso, oliera increíble y se viera maravilloso.
Alle Fotos von Felicia Friesema

Aprendí esto después de que mi esposo fuera diagnosticado con cáncer cerebral de fase cuatro un día después de Thanksgiving, el año pasado. La predicción del doctor fue que no viviría más de seis meses. Toda una tragedia. El tumor estaba en la mitad de su cerebro y el panorama, a pesar del tratamiento, era muy severo. Solo llevábamos un año de casados.

Hay millones de mecanismos para poder lidiar con noticias como esa. Uno de las cosas a las que me comprometí fue que cada comida que él tuviera fuera lo mejor posible. Eso y tener un buen sentido del humor negro, ya que sabía que si no estaba al cien por ciento de manera física y emocional, sufriría mucho. ¿Si no estaba con mi mejor actitud todo el tiempo, quién lo haría?

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Me aseguré que todo lo que cocinara para mi esposo a partir de ese momento animaría sus sentidos y todo se vería bien, olería bien, sabría bien y sería lo más lujoso posible. Estamos hablando de su propia mortalidad. Cuando se trata de eso, casi cualquier cosa puede pasar en la cocina.

Todos los pacientes de cáncer tienen una dieta diferente. Varía principalmente por los tratamientos que toman. Originalmente, el tratamiento que el doctor recomendó para mi esposo era muy agresivo. La radiación y la quimioterapia eran administradas al mismo tiempo. Estos tratamientos pueden afectar la manera en que tus papilas gustativas trabajan. Cuando nos dimos cuenta de esto, imagine el sentimiento de traición que puede tener un paciente al comer su comida favorita y ver cómo el sabor que tanto disfruta, desaparece. Esta idea definitivamente no fue el principal factor por el cual mi esposo decidió no recibir tratamiento para el cáncer, pero es uno de ellas.

Sentimos que los efectos del tratamiento agresivo en su calidad de vida no valían la pena y menos con la incapacidad de poder disfrutar la comida. Quería poder disfrutar de los panes, lasañas y sopas que sus amigos le llevaban como regalos. Quería poder tener la energía para disfrutar una tarde con sus amigos y sus perros. Todas estas cosas se ven afectadas cuando te encuentras bajo un tratamiento agresivo.

De manera resumida, mi esposo quería que el poco tiempo que le quedaba en la tierra estuviera repleto de la mayor cantidad de disfrute. Para él, eso tenía mucho que ver con la posibilidad de comer y por Dios, sí que le gusta comer.

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El nació en 1958, así que he estado haciendo cosas como filete Salisbury, por el poder nostálgico que el platillo puede tener en su cerebro.

Su dieta típica son tacos de huevos con chorizo de desayuno, freídos ligeramente para que queden crujientes; un sándwich untado con mantequilla y finas piezas de jamón ibérico que puede costar 20 dólares el kilo; una pieza de cordero con gremolata, reducida con vino tinto y un poco de brócoli, como un guiño para una cena saludable. Unos cuantos mini eclairs para el postre. También un suministro constante de helado y flan. Ama el flan.

Mi único objetivo cuando cocino para mi marido es darle placer.

El nació en 1958, así que he estado haciendo cosas como filete Salisbury, por el poder nostálgico que el platillo puede tener en su cerebro. El tumor le ha afectado su memoria a corto y largo plazo. La comida que le preparo invoca recuerdos en su cabeza. Ama la comida francesa y la mantequilla que pasa por todos esos platillos. Así que he estado usando coñac y mantequilla como una loca.

Un día le serví una ensalada y las cosas no salieron tan bien. Me miró como si estuviera loca.

Algunas personas me han dicho ¿Por qué no le cocinas el mismo platillo que tuvo en la cena pasada, ya que probablemente no se acuerde de ello? Como su cuidadora, darle la misma cosa, una y otra vez, es para mí un horrible crimen. Así que he estado mirando libros de cocina, buscando recetas inspiradoras.

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Él ya no tiene la fuerza para cortar carne, pero eso no me ha detenido para hacerle un delicioso rib eye término medio. Es una de sus comidas favoritas, con salsa de vino tinto encima y papas horneadas salteadas a los lados. He mantenido un diario de comida, y ha sido muy útil para mí, ya que me permite saber la forma en que se está conduciendo.

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Un día le serví una ensalada y las cosas no salieron tan bien. Me miró como si estuviera loca y bromeó "No sé cuánto tiempo me quede pero no voy a perder mi tiempo con una ensalada".

Todos somos mortales. Todos vamos a morir. Es la única garantía que tenemos en la vida. El giro de la trama es que no sabemos cuándo. Para mi esposo, tenemos una posible aproximación sobre eso. Hay una cierta belleza en nuestra situación, porque es verdaderamente capaz de vivir solamente de acuerdo al placer. Es una manera de lujo de comer alimentos que realmente no son tan sanos, pero dado que sabemos que se perecerá pronto, está totalmente bien.

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Mientras pueda seguir sosteniendo un tenedor, el decidirá que lo acompañará. Eventualmente, el tenedor caerá de su mano y no podrá levantarlo. Cuando ya no pueda tragar, le quedaran de 7 a 12 días de vida. Todavía no llegamos a eso, pero es la dirección a la que nos dirigimos.

Mi tío murió de un tumor cerebral muy parecido y recuerdo que después del diagnóstico de mi esposo, mi primo vino y me dijo "Esto puede sonar loco, pero disfruta de este momento". Mi primera reacción fue de "¿Qué carajos? El amor de mi vida se está muriendo. ¡Acabamos de plantar árboles frutales en nuestro jardín y no los podrá ver crecer! Estoy destrozado por el dolor y el luto por la pérdida de mi marido ¿Cómo puedo disfrutar de este momento?".

Sin embargo, me he dado cuenta que mi primo tenía razón.

No hay nada que pueda hacer para cambiar el diagnóstico. Una vez que superé mi pena, me di cuenta que eso no podía ser lo único que experimentara en este proceso. Aprendí que es importante dar un paso sobre la tristeza y vivir lo que pudiera con él, como su amada esposa.

Esa cena de Thanksgiving ha sido lo mejor que he cocinado hasta el momento.

Como se le dijo a Javier Cabral