Los gitanos de Dublín son unos locos a caballo

James Horan es un fotógrafo irlandés que vive en Sídney. En sus viajes a Irlanda, James fotografió a los grupos de adolescentes que veía montando a caballo en el barrio donde creció. Estos chicos cuidan de sus caballos en establos caseros, los montan sin silla en estacionamientos y se exhiben una vez al mes en la infame Feria Ecuestre de Smithfield. Muchos de los jinetes son hijos de gitanos que, adaptándose a la vida en la ciudad, han traído a las urbes la vieja tradición de tener un caballo.

Platiqué con James sobre sus fotografías, los caballos, las drogas, la violencia y la pobreza que rodean a ese mundo.

VICE: ¿Cómo llegaste a hacer este reportaje?

James Horan: Empecé cuando me mudé a Australia. Mi novia de ese entonces hacía equitación y le conté historias sobre el lugar donde crecí y de los niños que tenían caballos, los montaban sin silla y los mantenían en la parte trasera de sus casas. Nadie me creía porque no tenía ninguna fotografía que lo probara. Así que, cuando regresé a Irlanda, decidí volver a mi antiguo barrio y darme un paseo por la zona para ver si esa cultura seguía viva. Y así fue. De niño, siempre me alejé de la gente que tenía caballos y mis padres no me dejaban hablar con ellos. Creo que muchos irlandeses dan la espalda al pueblo gitano, del mismo modo que los australianos dan la espalda al pueblo aborigen.

¿Por qué tus padres no te dejaban ir con los niños de los caballos? ¿Son mal vistos?
Sí, totalmente. Muchas de las personas que viven en casas de protección son gitanos a los que el gobierno ha reubicado en la zona, así que pasaron de estar viajando por todo el país en caravanas, a ocupar estas viviendas. Algunos se adaptaron, pero no renunciaron a su cultura. Se llevaron sus caballos. No debemos olvidar que en esa sociedad tener un caballo es símbolo de estatus.

¿Tradicionalmente, los caballos son para los más jóvenes?

Sí, para los niños de la ciudad es casi un rito de iniciación. Pasean con sus caballos por el barrio y hacen carreras entre ellos. Es como una prueba de valor. Luego está la Feria Ecuestre de Smithfield, que se celebra el primer domingo de cada mes, en la que los participantes montan a caballo a las afueras de la ciudad a primera hora de la mañana. Esto para evitar a la policía. Se reúnen todos en la plaza Smithfield para exhibir sus caballos y su destreza montando.

Vi un video increíble en YouTube en el que sucede un tiroteo en la Feria de Smithfield.

Sí, ocurrió la única vez que no pude asistir. Alguien detonó una bomba casera y a un tipo le cortaron el brazo con un machete. Pero fue un incidente aislado, una riña entre familias gitanas que no tenía nada que ver con los caballos. Era un asunto familiar, de alguien que estaba saliendo con la hermana de otro.

¿Cómo son los otros niños que van a la feria?

Algunos están un poco locos, no tienen ninguna formación académica. Montan a caballo en lugares públicos, lo que resulta peligroso. La policía intenta detenerlos sin éxito. Tampoco tienen los papeles de los caballos, por lo que los persiguen los activistas de derechos animales. Algunos adolescentes aprovechan la feria para vender droga. En ese mundo hay de todo, tanto gente metida en bandas como chicos encantadores.

Las ferias hípicas de las zonas rurales son otra cosa. Ahí casi todos son granjeros y gitanos.

¿Qué pasa en esas ferias?

La noche antes de la feria, se reúnen todos y acampan en el lugar. Se levantan muy temprano y se preparan para exhibir sus caballos y venderlos. Creo que es un gran evento social para la comunidad. Algunos vienen del otro extremo del país o incluso de Europa, y nunca faltan a ninguna feria de este tipo en Irlanda. Es muy tradicional.

Las gitanas más jóvenes aprovechan esa oportunidad para mirar a los chicos, así que ellos se visten con sus mejores prendas y ellas se visten para llamar su atención. La madre de las dos hermanas posando deltante de la camioneta las llevó a la feria para ver si conseguían novio. A veces se planean matrimonios entre ellos.

Debo decir que los chicos visten muy bien.

Sí, los niños de la ciudad van todos con ropa deportiva Nike o Adidas y llevan tenis. Es casi como una etiqueta en las viviendas de protección de Irlanda e Inglaterra. Y montan sin silla para demostrar lo valientes y rudos que son. La verdad es que resulta fascinante, aunque gran parte de esa cultura está desapareciendo.

Muchos de esos niños no saben lo que hacen, consiguen un caballo porque sus amigos también tienen uno y viven en barrios muy pobres en los que hay muchos problemas con la droga, muchas huelgas y familias desestructuradas, por lo que a veces se olvidan de sus caballos.

¿Qué opinas de eso?

Creo que hay que mantener la tradición y que necesitan algo de financiamiento para construir establos de verdad y pagar una buena formación. Están muy orgullosos de sus caballos, pero sus conocimientos y recursos son muy limitados.

Última pregunta: ¿qué me dices de la caca de caballo que hay por todas partes?

Al final de cada sesión apesta a caca de caballo. La plaza adoquinada de Smithfield, en Dublín, suele terminar cubierta de excrementos y meados de caballo, y el suelo se vuelve resbaladizo. Por suerte, nunca me he caído. Cuando hay mucha gente, tienes que ir con cuidado, a veces los caballos se ponen nerviosos y sueltan muchas patadas.

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