La Guía Noisey para entrarle al Cartel de Santa

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Música

La Guía Noisey para entrarle al Cartel de Santa

Vayamos más allá de los mensajes del WhatsApp y adentrémonos en cinco facetas distintas, presentes en la carrera de los malandros favoritos de México.

De chico solía pasarme los veranos en la casa de mis primos. Alguna vez, a los 9 ó 10 años, uno de mis primos llegó a su casa –donde pasaba el rato– con un disco que había comprado en el mercado. Era el Volumen I de Cartel de Santa. "Escuchen esto, unos morros de la secundaria me lo pegaron", nos dijo a otro primo y a mí, ambos algunos años más chicos que él.

Metió el CD en el estéreo y le subió al volumen. Lo primero que escuchamos fue una advertencia de contenido bastante curiosa. Alguien decía algo así como "el contenido del siguiente disco puede dañar la susceptibilidad del auditorio, si no está dispuesto a escuchar palabras altisonantes tales como pendejo, puñetas, maricón,… y demás sarta de chingaderas, ¡APAGA EL PINCHE ESTÉREO Y MÉTETE UN PEPINO POR EL CULO! Gracias".

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No puedo explicar cómo quedamos en ese momento. Estábamos sorprendidos, atónitos y espantados. Definitivamente no estábamos preparados para lo que íbamos a escuchar después. Comenzó a sonar "Todas mueren por mí" y las ventanas de la casa rebotaban con la legendaria melodía de guitarra de Mono mientras Babo y Dharius soltaban barras a granel. Nos voló la cabeza.

Nunca había escuchado a alguien cantar con tanta soltura y nihilismo. Nunca había escuchado a alguien hablar de drogas y mujeres con tanta osadía y espontaneidad. Y sobre todo, nunca había escuchado el boom bap del hip hop en ese estado tan real y con una identidad mexicana tan cruda. No sabía nada de rap: mis únicos referentes para entender lo que escuchaba eran Vico C y Molotov, era lo que me resultaba más parecido. Cartel de Santa fue mi puerta de entrada a un género que sonaba totalmente nuevo para mí. Y, en realidad, esa ha sido una de sus vocaciones más francas para un sinnúmero de escuchas.

Acabó el verano y mis primos y yo ya nos sabíamos de memoria todas y cada una de las palabras del disco, desde el ingenioso intro cortesía de DHA, hasta la última línea de "Rima 4". Entré a clases y me di cuenta que Cartel era un fenómeno de proporciones bíblicas. Sus videos en los canales de música, sus caras en las revistas de adolescentes, y sus canciones rolando por el infrarrojo, eran indicios claros de que estábamos ante un grupo con sus propias reglas. Todos aquellos que jamás habíamos escuchado de Control Machete o Cypress Hill, ahora sabíamos de algo llamado hip hop.

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Es imposible negar la importancia que tuvo –y a la fecha tiene– Cartel de Santa en el rap en español. Sobre todo como la cara más turística del rap hecho en México, para muchos fuera y dentro del país. Y es que aunque los puristas lo nieguen, todos hemos escuchado sus canciones y todos hemos gritado "¡¿Dónde están perros?!". Todos hemos tenido pesadillas con Babo (o nos hemos burlado de quienes las tienen) y también, todos nos hemos reído con sus memes. No fueron el punto de partida, pero son una parte indispensable del recorrido y su estética musical, su pinta malandra y su estilo sencillo, son el punto de partida de un subgénero en el rap hecho en México que podemos llamar "rap malandro".

El trío de Santa Catarina se inició a finales del viejo milenio, pero fue hasta 2002 que lanzaron su primer disco. Fueron la colita de la llamada "Avanzada regia", que cubrió el largo y ancho del país y a estas alturas de su historia, son claramente el acto de rap con mayor éxito comercial que ha dado la tierra de las águilas y los nopales. También son un reflejo de la idiosincrasia mental del mexicano durante y después de la guerra contra el narco.

Babo, Rowan Rodríguez "Monoplug" y Dharius –separado oficialmente de la agrupación–, han pasado por todo, desde problemas con las drogas, hasta una breve pausa causada por el encarcelamiento de uno de sus miembros y hoy, casi 20 años después de haberse iniciado, siguen estando en el mapa. Vayamos más allá de los mensajes del WhatsApp y exploremos cinco distintas facetas del Cartel de Santa.

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Cartel para tirarle a tus odiadores

No es secreto que la música de Cartel estuvo arraigada desde un inicio a un grupo demográfico particular: los cholos. Los propios miembros de CdS han adoptado gran parte de su estilo –tanto musical como estético– a partir de la identidad misma del cholo.

Sí, sí, "ya no son lo mismo", "son bien fresitas", "no son barrio", etc. Su evolución los ha llevado lejos del cholismo under que les dio gran parte del éxito al inicio de su carrera, pero esa naturaleza malandra detrás de Cartel permanece siempre intacta a través de ciertos principios cholos que a la fecha siguen vigentes en el fenómeno que ha generado el trío regio.

Uno de los fundamentos básicos del malandro que Babo, Dha, y Mono siempre han tenido en alto, es el de proteger el barrio, con el honor que lleva implícito el gesto. Normalmente eso sucede a través de un tiro o de rayas en la pared. Acá no, acá es a puro boom bap y raps certeros.

Cartel tiene una de las más sólidas bases de fanáticos en México, pero también de odiadores y enemigos, acumulados con el paso de los años. Desde críticos de su sonido, hasta MCs que han intentado competir contra ellos, o incluso viejas rencillas de sus tiempos en Santa Catarina. Por ello, los malandros favoritos de México le han dedicado laaaargo tiempo –fácil más de 150 canciones, neta– a crear contenidos que le recuerden a sus haters quienes son los Jefes de la esquina.

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Tal vez la rola más obvia y famosa de este apartado sea "Perros". Una obra maestra del malandreo en toda la extensión de la palabra. Una colección de insultos para todos aquellos que se han atrevido a retar al Quinto Elemento. Barras supremas –dime que esto no es una joya: "Nunca juego, para mí esto es cosa seria, / pero acabarlos es tan fácil como abrirle a tu hermana las piernas"– sobre uno de esos beats que definitivamente sobrevivió en los anales del hip hop nacional.

Otro de los tracks infaltables acá es "Si te vienen a contar". La canción de Cartel que acumula más descargas, streams y views de YouTube, en gran parte tiene este lugar por la suposición de ser un beef –tiradera– hacia C-Kan, aseveración que el propio Babo siempre ha negado. "Vato Sencillo" es, por el contrario, una declaratoria de humildad, una clara postura de poder con un bajo perfil. Porque podrás ser el mejor, pero ser sencillo es una obligación.

Ahora, si quieres tirarle a aquel compañero de escuela que te robaba tu lunch o que se tardaba en el horno de microondas de la oficina –ya sabes, problemas de cholo–, "Me alegro de su odio" es la opción. El nombre lo dice todo, es simple y llanamente la adaptación malandra de una aclamada consigna contemporánea, la popular "tu envidia alimenta mi ego" convertida en manifiesto cholo.

Por cierto, esta fue la última canción que grabó Dharius junto a Babo y Rowan :'(.

Cartel para rolar el gallo

Marihuana es a Cartel de Santa lo que brandy a José José. Es su combustible. Un átomo fundamental en el Quinto Elemento. La musa inspiradora detrás del rap hardcore que llegó a nuestros oídos allá por el 2004.

No miento al decir que no hay rola de CdS que no haga mención a forjar, traficar, rolar o fumar mota. Simplemente no la hay. Es algo infinito, una relación que no se puede comprender si hace falta un componente. El binomio perfecto. O sea, su último disco se llama Viejo Marihuano.

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Aunque todo detrás del vínculo entre la afamada planta del 4:20 y la inmaculada trinidad de Santa Catarina parezca perfecto, la realidad es que mucha gente achaca a la marihuana, gran parte del declive que presentó Cartel desde hace algunos años. De manera más concreta, la polémica tiene que ver con la pregunta "cómo pudo afectar el consumo de hachís a la voz de Babo y a su posibilidad de generar líricas inteligentes". Esta idea nunca ha tenido fundamento real, y personalmente me parece hasta tonta, pero hay algo de cierto en el hecho de que a partir del Vol. 4 de Cartel de Santa, el afamado Pelón Macana cambió su forma de hablar. Ya no tiene la misma fluidez de sus primeros discos, su tono vocal se escucha ahora más grave, y ahora habla lentísimo, su velocidad vocal está como en una palabra por minuto.

Como sea, la mota nos ha regalado grandes himnos cortesía de Cartel. Desde aquellos un poco más elaborados como "Bailar y volar", "Crónica Babilonia" o "Andamos zumbando", hasta otros bastante más obvios como "Doctor Marihuana", "Cannabis" y "Mucha Marihuana".

Destacan "Suena mamalona", un track en colaboración con Campa que incluye un coro que parece sacado de sonidero del Peñón de los Baños y un solo de acordeón digno del mismísimo Celso Piña. Y "El hornazo", canción que habla de aquella difícil situación que muchos finos caballeros hemos vivido: el rechazo de la suegra. En este caso, el fino caballero es un cholo de 1.90 con la intención de encerrarse en el carro con su morra y un porro.

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Cartel para destapar las caguamas

Hace poco fui a una fiesta en el centro de la CDMX, y repentinamente hubo un cambio en la música de Maluma. Comenzaron a escucharse los acordes del inicio de "Bombos y Tarolas" de Cartel.

Sorprendentemente, el ambiente de la pari siguió igual. Todos bailando. Pretendiendo estar calvos y tatuados hasta los pies. Plaqueando como si pertenecieran a la Mara. Todo bien, pues.

Me di cuenta en ese momento de algo que tal vez siempre había ignorado: CdS también tiene buena música para la fiesta. Evidentemente no es su faceta más próspera ni más completa, pero existe y analizándola con cuidado, tiene lo suyo.

Así como el Volumen I de Cartel tiene toda la vibra de rap gangsta importada de EE. UU. y el Volumen II es la recreación mexicana del G-funk de finales de los 90, Sincopa, su quinto disco de estudio, es la exploración más interesante que la agrupación hizo al juego de ritmos, experimentando con menos samples y más secuencias en un ejercicio que resultó en su álbum más funky, más presto para los altavoces de los clubes nocturnos.

En realidad, podría meter todo ese LP en este espacio –que de hecho corre sin pausa entre canciones, como un set mezclado por el maestre Rowan Rodriguez–, pero hay algunas rolas que destacan sobre el resto, además de que hay también uno que otro corte de materiales distintos que tiene ganado su lugar acá.

La citada "Bombos y Tarolas" es, quizá junto con "Todas mueren por mí" y "Éxtasis", la canción más hecha para reventar las bocinas mientras abres las caguamas con tu encendedor Bic. Una base sencillísima de bombo y caja sobre la que se monta el jerarca de Casa Babilonia con la naturaleza de un tigre en la jungla. Incluye además uno de los hooks –elemento que siempre fue uno de los puntos débiles del Cartel– más catchy de su discografía. Palmas a la conversación por nextel al final de la rola (aspecto incluido en todas las canciones de Sincopa) que sería algo así como el "Maracas" de nuestra generación con Babo y Dharius emulando a Alberto Vázquez y Joan Sebastian, respectivamente.

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Otra de las canciones que llaman la atención dentro del último disco hecho por los tres miembros originales de Cartel es "El ratón y el queso". Ocho minutos de barras sin respiro. Personalmente, me parece uno de los mejores trabajos realizados por la trinca regia. Cualquier aspecto de la rola brilla, incluyendo los versos escupidos por sus invitados, los MC's más finos y cercanos a CdS en algo que funciona como un cypher con Millonario, Wichi, Big Man, Vida Baja y Cachorro.

Hablando de Millonario, W. Corona y él jugaron un papel importante en la creación de Sincopa, y como agradecimiento, Cartel decidió regalarles un hit para el mainstream. "Éxtasis" es una canción hecha para la fiesta, punto. Escuchar "Hey volvió el sensei, fiesta al cien, algo bien, pa'l DJ…" es inevitablemente un catalizador de la borrachera.

Dale también una oportunidad a "Desde cuando", guapachosismo ilustrado para bailar pegaditos como malvaviscos en fogata.

Cartel para dedicarle a tu jaina

Podrías pensar que la malandrez está peleada con el sentimentalismo, y la prueba más grande de que estás equivocado son los monarcas de Santa Catarina. Su catálogo incluye una fuerte cantidad de cortes cuyo fin es crear un ejercicio dedicatorio, poético, ceremonial. No necesariamente de amor, también hay algo de redención, de corazones rotos y de perdón. Las herramientas necesarias para expresar aquello que quieres sacar de tu orgulloso y/o tímido pecho.

Evidentemente, Babo no es la reencarnación de Benedetti… O justo sí. En todo caso, las canciones de Cartel dan la impresión constante de contraponerse a lo literario. Y el valor en ello no cambia, porque resulta auténtico, sin filtros, libre de pretensiones. Si Dharius quiere –digamos– darte un arrimón, te prometo que no va a decírtelo con metáforas y alegorías. Son francos y directos, porque eso del "quedarbienismo" y las hipocresías, no va con estos Gs.

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Y si hay que hablar del origen detrás de muchas de estas canciones, hay un nombre propio que flota por encima de la superficie. Mery Dee, pareja sentimental de Babo hasta hace algunos años, fue parte de Cartel de Santa como miembro "extra-oficial", casi ocupando un rol de matriarca de la agrupación. Escribió algunos raps y coros que se incluyeron en los primeros discos de CdS, aunque su influencia más importante se encuentre tal vez en los tracks creados con ella como inspiración.

Los ejemplos más recientes de esta faceta son "Los Mensajes del WhatsApp" y "Leve", que retratan el final de su relación. La primera es lo que podríamos denominar "el móvil del delito", la probable causa detrás de la ruptura. La segunda es la sincera declaratoria de extrañar aquello que se tuvo y se perdió (

No sólo eso, hay para todo. Y es que a veces, uno no es el culpable. También pueden romperte el corazón. Para eso está "El Arte del Engaño". Es ahí cuando el dolor tiene que hablar. Esta canción es perfecta porque mezcla versos totalmente honestos cortesía del Papi-B con el coro de "Todo Se Derrumbó" de Emmanuel. Dos 'drotes en acción.

Pero si hay una rola que cae como anillo al dedo en esta categoría, esa es "La Pelotona". La canción por excelencia del cholo enamorado. No me pregunten por el nombre, porque la neta no le encuentro explicación. No tiene nada de sentido con una canción que es melaza en estado puro. ¿Real te imaginas a Playboy Babo cantando: "Eres lo mejor que en mi vida ha pasado / Te juro que pierdo el rumbo cuando no estás a mi lado"? ¿No? Ni yo, pero sucedió, y es una lección sobre lo importante que es decir las cosas, por mas que seas el más alterado de tu colonia.

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Cartel para padrotear en la ranfla

Esta es la faceta más general pero escasa de todas. Música hecha única y específicamente para treparte en tu troca, bajar las ventanas, subirle a los bajos, y pasear con el estilo más fresco y suave del condado. Tal vez clavado en tus ideas, pensante, en plena introspección; o con las gafas en la nuca, tirando placazos a diestra y siniestra, con todo el ánimo de traficar rimas.

Incluí, por ejemplo, "El dolor del micro", la mejor colaboración que ha hecho Cartel a la fecha. ¿Quién fue la afortunada de poder compartir el afligido micro con Mr. B y Potencia-D? Nadie más y nadie menos que Julieta Venegas, antes de que cantara "si quisieras andar conmigo", obvi.

También está metida por ahí "Cosas de la vida", una rola bastante mñeh incluida en el Vol. IV, aunque es interesante porque cuenta en la propia voz de Babo, lo que pasó la noche en que mató a su amigo Ulises –situación que lo llevó a estar tras las rejas 8 meses. Las letras del legendario MC regio en realidad parecen monólogo en este track, pero más allá de esa vibra Mariano Osoriesca, está lo chido de ver el interior de un ídolo de multitudes al pasar por un momento fuerte de su vida.

Pero no es cosa de agüitarse nomás. Checa "Con el coco rapado", una infaltable de su catálogo, infravalorada a mi parecer. Tiene las guitarras sublimes de Mono, un gancho bien estructurado, al Dharius en su máximo esplendor como Maestro de Ceremonias, y toda la esencia del Cartel old school. Dato: Es la única canción de CdS que es mom-friendly, no incluye ni una palabra altisonante y/o leperada.

Una vez llegado este punto, definitivamente creo que has alcanzado el nirvana malandro. Estás listo para continuar con tu vida, aunque ahora esté regida bajo la máxima que un exponente lírico como Eduardo Dávalos de Luna –Babo pa' los compas– ha dejado como testimonio terrenal, diciendo de manera concreta y precisa: ¡PURO PINCHE CARTEL DE SANTA A LA VERGA COMPAS!

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