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Los yonquis costarricenses están asesinando activistas y tortugas por crack

Cualquiera que encuentre primero el nido, conservacionistas o cazadores, tiene el derecho a él, a la tortuga y a los huevos.

Jairo Mora Sandoval, el conservacionista asesinado. (Foto via)

A finales del mes pasado, Costa Rica fue testigo del primer asesinato de un defensor de tortugas. La tarde del 30 de mayo, Jairo Mora Sandoval y otros cuatro conservacionistas fueron secuestrados mientras realizaban un conteo en la playa Moin cerca de Limón, una ciudad en la costa este del país. Mientras los otros cuatro eran atados y botados en una casa, Sandoval murió como resultado de una golpiza. Su cuerpo fue encontrado en la madrugada, supuestamente con arena en la boca, un mensaje claro exigiendo a los conservacionistas que guarden silencio.

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Durante años, los voluntarios en Costa Rica han luchado contra los cazadores ilegales para proteger a las tortugas baula, verde y de carey, todas en peligro de extinción, mientras se mueven hacia las playas del país para poner sus huevos. Pero a pesar de las golpizas, robos y amenazas a punta de pistola, los conservacionistas que protegen a la población de tortugas perseveran.

Jairo trabajaba en el monitoreo de playas para la Red para la Conservación de la Tortuga Marina en el Gran Caribe (WIDECAST). Justo después de su muerte, WIDECAST suspendió sus proyectos en la costa donde fue asesinado. Sin embargo, en otras partes del país su trabajo continúa con normalidad, y muchos de sus empleados redoblan esfuerzos para continuar con el trabajo por el que Jairo dio la vida.

Una tortuga baula anidando, una de las especies que Jairo Sandoval luchaba por proteger. (Foto vía)

Le pregunté a Daniela Moeller, oficial de proyección exterior para WIDECAST, por qué había tantos problemas de cacería ilegal en Costa Rica. “Muchos tipos de cazadores vienen a las playas durante la temporada de tortugas”, me dijo. “Muchos son yonquis y su estilo de vida hace que no puedan conseguir un trabajo regular. Por lo general intercambian huevos, carne y caparazones de tortuga por drogas. Principalmente crack. A veces están tan desesperados que matan a una tortuga de carey por unos insignificantes 20 dólares (260 pesos). Es dinero fácil para ellos; el huevo de una tortuga baula vale alrededor de un dólar (13 pesos) [hay quienes creen que tiene propiedades afrodisiacas] y una tortuga pone entre 80 y 100 huevos. Si encuentran varios nidos, pueden ganar cientos de dólares en una sola noche”.

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Los cárteles de las drogas también operan en la zona, pues usan las playas de desove para contrabandear sus cargamentos. A principios de la temporada de tortugas del año pasado, un grupo de dealers amenazó a Sandoval con cuernos de chivo, y le exigió que cancelara sus rondas. Moeller me dijo: “Los narcotraficantes se aprovechan de los adictos; los cazadores ilegales. Estos cazadores intercambian huevos o carne por drogas, después los dealers venden los productos en el mercado negro”.

La idea de cárteles de la droga intercambiando narcóticos por tortugas me parecía un poco confusa, así que le pregunté a Daniela donde estaba el verdadero valor de los productos de tortuga. "La tortuga de carey se usa para hacer joyería o espuelas para peleas de gallo”, me explicó. “Sin un mercado para drogas o productos de tortuga, este negocio moriría. Pero mientras haya adictos y gente que quiera consumir huevos y carne de tortuga, este negocio crecerá”.

Sandoval supervisando durante un evento de WIDECAST en 2010. (Foto vía)

El problema en muchos casos es que, aunque cazar tortugas es ilegal, la policía no lo considera un crimen serio. Durante sus seis años y medio en Costa Rica, Daniela dice que sólo ha visto a la policía en las playas una vez. Por lo general no tienen el personal ni los vehículos necesarios para hacer el trabajo; cuando reciben una llamada, la policía tiene que subirse a un barco y navegar desde otra isla. Para cuando llegan, los cazadores y los huevos ya se han ido.

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Daniela me dijo: “La razón principal por la que la caza ilegal no es una prioridad es el problema de las drogas, según algunos de los guardias costeros con los que he hablado. Hay algunos que están realmente interesados en ayudar, pero sus superiores no piensan igual, así que los grupos que quieren venir a ayudar no pueden. No son los individuos, es el sistema el que falla, porque los crímenes ambientales no son vistos como crímenes reales, y mientras esto sea así, la situación no va a cambiar”.

Muchos opinan que la muerte de Sandoval pudo haber sido evitada con más atención por parte de la policía. Además de la amenaza anterior contra el conservacionista asesinado, hubo una redada contra un vivero en Moin el 26 de abril de 2012. Hombres armados entraron durante la noche y ataron a los empleados. Otra conservacionista, Vanessa Lizano, fue obligada a dejar su posición y reubicarse a la capital, San José, tras recibir amenazas y fotos de su hijo en el correo.

Un policía costarricense en su moto. (Foto via)

Después de estos incidentes, la policía comenzó a enviar más hombres a patrullar con los conservacionistas, pero el apoyo de la policía ha sido esporádico e inconsistente. Y cuando traté de contactarlos para pedir información sobre el caso, la policía no fue muy directa; recibí un correo en mayúsculas, y sin espacios, en el que me informaban que no me darían información sobre un caso abierto.

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Para principios de 2013, el apoyo de la policía era prácticamente inexistente, a pesar de que Sandoval había escrito en Facebook, suplicando a la policía que no tuvieran miedo y ayudaran a patrullar la playa. Por desgracia, fue él quien tuvo que pagar el precio por la falta de compromiso por parte de la policía. Desde su muerte, los conservacionistas esperan que la policía preste más atención al problema, para que la muerte de Jairo no haya sido en vano.

Sin importar la respuesta de la policía, los conservacionistas continúan patrullando y monitoreando las playas todas las noches. “Cuando encontramos una tortuga anidando, esperamos hasta que termina de cavar su nido para recolectar los huevos”, me dijo Moeller. “Hacemos un registro con los datos importantes, marcamos a la tortuga y tomamos muestra de tejido y evaluamos su estado de salud”. Los huevos son trasladados a una zona seguro de la playa o escondidos, o los llevamos a nuestro vivero, donde son enterrados. El vivero permanece protegido las 24 horas del día hasta que nacen las tortugas”.

A pesar de todo este trabajo, Moeller me dijo: “Sólo logramos salvar al 50 por ciento de los huevos cada temporada. El cien por ciento de las tortugas baula y verdes morirían a manos de los cazadores si estos se encontraran con ellas”.

Voluntarios de WIDECAST trabajando. (Foto cortesía  de WIDECAST, vía)

Sorprendentemente, algunos de los cazadores en zonas diferente a Moin han llegado a una especie de acuerdo, que dicta que cualquiera que encuentre primero el nido, conservacionistas o cazadores, tiene el derecho a él, a la tortuga y a los huevos. Pero Daniela me dijo que eso puede ser más exasperante que útil: “A veces nuestra gente corre desde un extremo de la playa mientras los cazadores corren desde el otro. Si nos ganan, tenemos que aceptar que la tortuga es suya. Es muy frustrante cuando sabes que se van a llevar a la tortuga para matarla, pero no podemos hacer nada al respecto. A veces hay hasta 25 cazadores esperando en la playa”.

Los grupos de conservación ofrecen una recompensa de diez mil dólares (130 mil pesos) a cualquiera que ayude a llevar a los asesinos de Sandoval ante la justicia. Una semana después del asesinato, dos hombres fueron arrestados con armas en la playa donde murió, pero no está claro si están vinculados con el asesinato. También existe ahora un fondo en honor a Jairo Mora Sandoval.

Mientras tanto, conservacionistas como Moeller piden a la gente que apoye a WIDECAST y continúen ayudando, pues su organización sólo puede sobrevivir con la ayuda de voluntarios. También imploran a los turistas que dejen de apoyar el comercio de tortuga y se rehúsen a comprar cualquier souvenir hecho de tortuga o a comer en restaurantes donde se sirva su carne y sus huevos. Cualquiera que sea el resultado, Moeller me asegura que ellos no irán a ningún lado, y seguirá aquí, noche tras noche, para luchar contra los cazadores.

Sigue a Jack en Twitter: @JBazzler