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Esta es la mejor forma de hablar sobre la fiesta con tus papás, según varios terapeutas de familia

¿Quieres que tu vida sea un carnaval eterno pero están que te echan de la casa? Recogimos algunos consejos de expertos que quizá podrían ayudarte.

Todo buen raver sabe que la fiesta, en algún punto, se puede convertir en un problema dentro de nuestras vidas. Ya sea con nuestras carreras universitarias, con nuestros amigos, con nuestras familias o con nosotros mismos, irse de fiesta muchas veces puede volverse un espejismo borroso de algo que pinta chévere pero que en exceso puede traer consecuencias nocivas.

Y no solo se puede volver problemático a la hora del consumo de sustancias, sino que existen elementos que pueden conflictuar a los que nos rodean cuando salimos de fiesta, sobre todo a nuestra familia. Las entradas a la casa cuando ya el sol del otro día está saliendo, las trasnochadas constantes, el tufo, el olor a cigarrillo en la ropa que parece que no va a quitar jamás y nuestra cara de zombies cuando salimos de fiesta durante un fin de semana sin parar, son algunas de las cosas que quizá nuestras mamás y nuestros papás nos han reprochado en algún momento, sobre todo si es una constante en nuestras vidas.

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Y si este problema no se trata a tiempo, manejándolo de una forma inteligente y consciente, puede crecer y tener consecuencias donde no hay vuelta atrás, como que te echen de la casa, por ejemplo. Porque por más fiesta eterna que queramos en nuestra vida, debemos entender que mientras dependamos o vivamos en la casa de nuestros padres, ellos son los que mandan a la final.

Es por esto que quisimos hablar con tres terapeutas de familia especializados en este tema, para que nos dieran los mejores consejos para cuando la fiesta deja de ser divertida y se convierte en un problema con nuestras familias.

Catalina Wild

Generar un alto sentido de responsabilidad, no solo por parte de los padres para empezar a dar permisos de una manera paulatina y sana sino de los jóvenes que están empezando a salir. Responsabilidad tiene que ver con tener cuidado propio: el consumo de alcohol, las horas de llegada, el transporte… y esto no solo debe partir de un autocuidado sino de unos padres que ordenen adecuadamente para que sus hijos tengan un buen ingreso a la vida social. Eso está dentro de los principios de socialización, de normatividad y de un montón de cosas que pueden hacer una vida social saludable. La construcción entre padres e hijos es muy importante.

El equilibrio está ahí: si yo le voy a decir a mis padres que voy a llegar a esos horarios pues llegar a esos horarios, no tener un consumo excesivo de alcohol, no llegarle borracho a mis papás… si yo quiero construir confianza debo partir de un principio de autocuidado y que esas normas también sean planteadas por los padres: yo te permito salir en la medida en que te cuides a ti mismo. Asimismo todo se trata de los modelos que tengamos. Si en la casa no existe respeto por el autocuidado pues es muy difícil exigirlo.

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Si los padres no entienden la idea de dejarlos salir, lo mejor es partir de un principio de comunicación y preguntarle a los padres porque no quieren que uno salga, uno también puede permitirse ser curioso. Si me voy a la contra de la pelea es muy probable que no haya un camino. Generalmente los padres tienen un motivo, un sentido de alta protección, y al entenderlo, nosotros como hijos tenemos más capacidades de dialogar y llegar a un acuerdo.

Ana Isabel Jiménez

Lo cierto es que los jóvenes quieren salir desde que son menores de edad. Lo mejor en todos los casos es dar el permiso teniendo ciertas condiciones con respecto al tiempo, a la ingestión de licor, con recomendaciones de no consumo de drogas, que ustedes salgan con gente confiable y poder saber dónde están, porque algunos papás responsables pasamos a recoger a nuestros hijos.

Cuando los chicos son menores de edad los padres estamos pendientes de ese desenvolvimiento. Creo que hay problema en las consultas que hago cuando hay algún antecedente de consumo de drogas; ahí la cosa se pone muy difícil porque se fracturó la confianza. En esos casos, los padres intentan tener el control de alguna manera del consumo de las drogas, o también les recomiendan a los hijos no ir con ciertos amigos, ¿Pero uno cómo puede controlar eso? Entonces muchas veces uno ve que los chicos se salen casi que a las malas: a pesar de amenazas infringen la ley de los padres y se van de la casa, sobre todo porque muchas veces se amenaza pero no se cumple. Aunque tampoco digo que echarlos de la casa sea la mejor solución.

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Yo siento que unos padres que acompañen a sus hijos pueden por lo menos ejercer más control sobre algunos tipos de comportamientos difíciles o tóxicos. ¿Cuándo se puede volver un problema la fiesta? Quizá cuando los padres tienen un estilo de vida y los hijos tienen otro estilo de vida. Por ejemplo cuando los padres sean demasiado calmados, nunca se hayan ido de rumba y no entiendan la dinámica de los chicos. Además siempre va a haber diferencia entre la rumba que manejaban los padres y la de los hijos. Ahí se da una cierta dificultad, porque los padres no entienden cómo se da la rumba de los hijos, o no tienen la oportunidad de sentarse con ellos a preguntarles "cuéntame ¿cómo son las fiestas ahora?"

Pero con comunicación puede haber negociación. Yo siento que hablando se entiende la gente. Pero si no se habla puede haber conflicto.

¿Qué quieren los papás? Siempre vamos a querer que los hijos estén seguros. Que los hijos sean buenas personas, que no se metan en conflictos, ¡que disfruten! Nadie niega que disfruten, pero uno sí quiere que estén seguros. En una ciudad como Bogotá que es bien insegura, uno no quiere que den papaya, entonces uno trata de asegurar en lo posible que vayan en un taxi seguro, que no saquen el celular todo el tiempo, que no reciban drogas o bebidas de otras personas, porque es que a mis consultas me llega la muchachita que fue a una fiesta, se tomó una cerveza y no supo qué le pasó… abusaron de ella y ella no supo cómo ni cuando. Solo queremos que haya autocuidado, y que sepamos de ustedes cuando salen: una llamada, un mensaje de Whatsapp diciéndonos que se demoran, que no consiguen taxi o pidiendo ayuda si la necesitan.

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Fabián Camilo Salinas Obando

Existe mucha carreta en psicología cuando vamos a hablar de ese tema. El mayor lío de darle permiso a los hijos para que vayan a una fiesta es cuando son menores de edad. Porque cuando son mayorsitos ya se pueden defender solos, ya tienen cédula y no hay tanto problema.

La clave está en tres cosas: la responsabilidad, la autonomía y la libertad. La primera es la capacidad del joven de aceptar las consecuencias. La autonomía es llegar más allá del momento y frenarse cuando a uno le conviene frenarse. Y libertad es tener la habilidad o la capacidad de tomar decisiones por sí mismo y aceptar las pérdidas que involucra la decisión. Un muchacho que tenga eso establecido va a pedir un permiso y le va a ir bien. Pero un muchacho que no tenga esto establecido va a ser un lío para que pida permiso. Y esto se logra en un hijo a partir de sus valores morales y un buen acompañamiento parental por parte de los padres.

Cuando se es mayor de edad el tema también tiene mucho que ver con lo dicho anteriormente. ¿Qué tanto ese muchacho o ese adulto acepta las consecuencias de sus actos? ¿Qué tanto mira más allá o se frena antes de embarrarla? Porque es diferente un adulto que vive en la casa de los papás, que la cagó alguna vez en el matrimonio de la prima y se dejó llevar sin poder ser autónomo, a alguien que nunca la ha embarrado y va a pedir un permiso. Mejor dicho, que se forme un zafarrancho o que no se forme un zafarrancho a la hora de pedir un permiso a una fiesta depende de la familia, o más que de la familia, depende de la persona que va a pedir el permiso, y de los tres pilares que mencioné. Eso en otras palabras es aplicar el onceavo mandamiento: "no dar papaya".

Cuando los del problema son los papás y no dejan salir a sus hijos, una solución podrían ser las escuelas de padres, esas pueden ayudar mucho. Por otra parte sería que ese hijo le propusiera a sus papás comenzar desde cero y empezar a responderle con varios aspectos durante un tiempo. Los padres intransigente son padres llenos de miedo, miedo de que ocurra esto o lo otro, pero si uno propone estas salidas en vez de hacer show, ellos poco a poco van a ir entendiendo.

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¿Han tenido problemas con su familia cuando salen de fiesta? Cuéntenos su historia abajo de este artículo.