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Drogas

Por qué la mota es ‘infinitamente peor’ que los cigarros

Si descartamos los factores triviales, como las enfermedades y las adicciones, y nos concentramos en las cosas que realmente importan, como evitar el munchies y la conveniencia de no tener que armar un toque, entonces Harper tiene toda la razón. Si...

Foto vía el usuario de Flickr Raquel Baranow.

Cuando le preguntaron su postura respecto a la mariguana en un evento de campaña, el primer ministro Stephen Harper dio esta respuesta:

"El tabaco es un producto que hace mucho daño. La mariguana es infinitamente peor y es algo que no queremos promover".

Después reiteró su comentario al decir que "cada vez hay más evidencia científica y medica contundente acerca de los efectos negativos a largo plazo de la mariguana".

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Los obsesionados con la ciencia podrían sentirse tentados a señalar que esta afirmación carece de fundamentos. En términos métricos, los cigarros daña mucho más a los canadienses que la mariguana, con entre 30 y 40 mil muertes por año (ninguna muerte ha sido asociada con la mota). Y hablando de métricas, cualquiera que se dedique a corroborar información podría argumentar que hay muchas formas de medir los efectos negativos de la mota contra los del tabaco y la comparación es técnicamente finita, contrario a lo que dijo el primer ministro.

Pero no venimos a buscarle tres pies al gato. Si descartamos los factores triviales, como las enfermedades y las adicciones, y nos concentramos en las cosas que realmente importan, como evitar el munchies y la conveniencia de no tener que armar un toque, entonces Harper tiene toda la razón. La lista a continuación prueba que la mota es "infinitamente" peor que el tabaco.

No ligas

A diferencia de otros vicios mucho mejores como el tabaco o el alcohol, la mota es un pésimo lubricante social. Hasta los que no fuman se dan cuenta de que en la fiestas, salir a fumar es un gran momento para ligar. Hay menos gente y los pocos que fuman tienden a ser chidos, así que hay más probabilidades de tener una buena platica. Por el contrario, cuando estás bajo el efecto del THC, es poco probable que se te ocurra algo inteligente qué decir, claro, si es que logras articular palabras. Una vez, en una noche de películas que organicé con mis amigos y el chico que me gusta, me quedé tan inmersa en mis pensamientos que agonizaba durante casi 20 minutos por cada comentario sarcástico que quería hacer sobre Pirañas 3D, una película en la que un pez le arranca el pito a un güey al final. Finalmente, uno de mis amigos me regañó. "¿Qué chingados te pasa? No has dicho una palabra en dos horas", dijo. Una situación que pude haber evitado fácilmente al escoger unos Marlboro en vez de un bong, como aconseja Harper.


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Gastas dinero en cosas que no recuerdas

Hace unos años, Lauryn Hill regresó a escenarios durante el festival de hip hop Rock the Bells. La alineación también incluía a Wu Tang Clan y a Tribe Called Quest, así que mi amigo y yo compramos un boleto de avión y fuimos a San Francisco a verlos. En cuanto llegamos, nos fumamos dos toques y nos comimos un brownie cada uno. Antes de que terminaran de presentarse las bandas que abrieron, nosotros ya estábamos dormidos. Un desconocido que estaba al lado de nosotros trató de despertarnos porque nos escuchó bromear antes sobre lo estúpido que sería haber viajado para ese festival y perdernos a Lauryn Hill. Recuerdo que volteé a verlo, confundida y con los ojos llorosos, me encogí de hombres y me volví a dormir.

En efecto, cada uno gastó alrededor de 10 mil para tomar una siesta de cuatro horas. Me gustaría decir que esto solo pasó una vez pero la verdad es que me he dormido en otras presentaciones de tan pacheca que estoy y no recuerdo la trama de ninguna de las películas que he visto entre el año 2005 y el año 2010. Por otro lado, la nicotina actúa como estimulante, te mantiene despierto por horas y está asociado con trastornos crónicos del sueño.

Los dealers son nefastos

"Te veo en 15 minutos", dice y una hora después sigues dando vueltas en la entrada del banco, donde están los cajeros automáticos y donde duermen los indigentes porque hace un frío de la chingada afuera y no ves su SUV plateada por ningún lado. Si tienes suerte, le puedes enviar un mensaje pidiendo exactamente lo que quieres pero es probable que hayas tenido mínimo un dealer que te pide que uses códigos como "yogurt". Porque gente que pide "yogurt" a media noche no es nada sospechoso. Por fin llega y estás enojada pero tienes que ser buen pedo porque ese sujeto es tu única esperanza de ponerte pacheca. Te entrega el pedido en una puta servilleta y te asegura que está buenísima. Llegas a casa segura de que, a pesar de ser tu amigo, es muy probable que te haya estafado. En conclusión: ni el mejor de los dealers le llega a los talones al 7-Eleven promedio.

Demasiadas cepas

Después de años de automedicarte con mota, puede que encuentres a un dealer cuyo catálogo incluya más cosas aparte de la mota en servilleta. Es el tipo de dealer que no se levanta de su cama por menos de una onza e insiste en que utilices una app como Signal para contactarlo. (Igual tarda en llegar cuatro veces más de lo que debería a pesar de que no tiene un trabajo real. Pero ni modo, eso nunca va a cambiar.) Por fin lo ves llegar con tu preciosa yerba cuando, de pronto, te plantea una serie de opciones: "Hoy tengo Blue Tuna Crush, Dark Forest y Ice Bomb pero todo depende de qué busques, si sativa o indica. Y claro, todas tienen un precio distinto". En esos minutos que intentas de descifrar si ese rastudo con chanclas habla de ataques Pokémon o de cepas de cannabis, desearías solo tener que escoger entre normales, grandes o mentolados.


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No hay control de calidad

Si encontraras un tallo o una semilla en tu cigarro, admítelo, te encabronarías. Por alguna razón, en el mundo de la compra y la venta de mota, esto es algo que pasa muy seguido, al menos cuando tratas de conectar un toque cerca de tu casa antes de atascarte en la cena de Navidad. Cuando te enteras de que metieron a la cárcel a tu dealer por vender metanfetamina, llamas al hermanito de tu amiga que estaba en secundaria la última vez que lo viste; llega en un Toyota Corolla viejo y te cobra 300 en vez de 150 por una mota culera, vieja y llena de cogollos. Al menos con los cigarros, la única vez que suben de precio es cuando el gobierno lo ordena.

Paranoia

"Puta madre, son las 10AM y los vecinos del departamento de al lado van a pensar que soy una degenerada si les toca esperar el elevador conmigo", piensas después de tomar la pésima decisión de echarte un toque mañanero entre semana. Tratas de convencerte de que sólo estás paranoica pero tus ojos rojos y el olor que despides no ayuda para nada. Sin embargo, apestar a cenicero en la mañana después de unos Camel clásicos es totalmente normal.

Todo esto es peor que el cáncer de pulmón.

Sigue a Manisha Krishnan y a Allison Elkin en Twitter.