El nacimiento de los ‘Vegan Bro’

A finales del año pasado, un video surgió en internet sobre una mujer que se llamaba a sí misma 'The Vegan Swearing Grandma' (La grosera abuela vegana). Resplandeciente con lentes de media luna y un permanente plateado, la presentadora en edad de retirarse declaró que ella misma hacia su seitán, porque no tenía "tiempo para mierdas débiles". Llamó a los carnívoros "meros imbéciles" y se refirió a su marinada como "las tetas".

Por supuesto, el video no fue subido por una anciana provocadora, sino como parte de una campaña navideña de PETA. La organización animó a los espectadores a compartir el mensaje con amigos y que "les hicieran saber que no hay nada gracioso acerca de comer malditos cadáveres".

No obstante, The Vegan Swearing Grandma se hizo viral en ciertos círculos veganos, lo cual es evidente en la retórica que se ha infiltrado recientemente en el movimiento: The frat bro (chicos de fraternidad).

Si bien el término "bro" (hermano) se refiere históricamente a los hombres afroamericanos, actualmente se relaciona más que nada a cierto tipo específico de hombres blancos. El tipo que usa short cargo, lleva vasos rojos a las fiestas y hace bromas pesadas sin ironía. NPR trazó eficazmente los cuatro principios básicos para reconocer a estos "bros" (son cool, bromistas, suelen drogarse y son prepotentes) y la retórica frat bro refleja estas características con personajes un tanto agresivos y matices de sexismo y homofobia. Usan "marica" como insulto y "loco" como aprobación. Son los chicos blancos que se llaman "homie" (una forma de llamar a los amigos). Daniel Maurer, el escritor de la obra magna sobre "bros": Brocabulary: A New Manifesto Of Dude Talk, analiza más a fondo este léxico.

Y parece que hasta el veganismo —alguna vez reino de Pentangle (la banda) y la gente que fuma con bongs hechos de manzanas— no está a salvo de los "bros". Existe el recetario Meat Is For Pussies, cuyo subtexto es que lo femenino es inherentemente vergonzoso y débil. Las parrilladas veganas exclusivas de hombres están teniendo gran éxito en Brooklyn, renombrando el veganismo como una experiencia masculina. Luego está el lenguaje rebuscado e incómodo de Thug Kitchen, un blog vegano escrito por blancos que se apropian de la jerga vernácula afroamericana para "abusar de ti verbalmente y convencerte de cambiar de dieta".

Le pregunté a Carol J. Adams, autora feminista de The Sexual Politics of Meat sobre este fenómeno. Ella afirma que la cultura de comer carne es intrínseca a la masculinidad hegemónica. ¿Qué opina Adams sobre el registro lingüístico hipermasculinizado de estos "bros" veganos?

"Por ejemplo las ensaladas: las mujeres comen ensalada pero si los hombres comen ensaladas es algo que está mal o debe ser una ensalada muy buena", comenta.

En vez de hacer que el veganismo sea más agradable a la sensibilidad masculina típica, Adams cree que deberíamos liberar la idea de masculinidad. Pero como la furia por los chokers para hombres de ASOS ilustran recientemente, la masculinidad es algo muy frágil. Cuando MUNCHIES investigó la ansiedad de los hombres sobre volverse veganos a finales del año pasado, descubrimos que sólo 3.2 por ciento de los veganos en EEUU son hombres. Prevalece la creencia de que el veganismo es algo femenino.

"Asegurar que te importan los animales es mostrar vulnerabilidad y el sistema masculino está basado en la agresión", añade Adams.

También hablé con John Joseph, autor de Meat Is For Pussies. Ha sido vegano desde los 80, cantante de la banda de hardcore Cro-Mags y competidor regular en Ironman, usa su plataforma para promover un consumo exclusivo de vegetales.

"Hemos sido engañados por tanta basura: la carne es masculina y toda esa mierda", dice Joseph. "¿Qué hay de masculino en tener senos [por exceso de grasa], necesitar pastillas para que se te pare, estar tan obeso que no puedes verte el pito? Bueno, eso te espera si no cambias".

Si bien Joseph está consciente de que Meat Is For Pussies va dirigido a hombres, no quiere que lo relacionen con la cultura frat bro, aunque admite que ha recibido represalias feministas por el libro.

"Ah, las mujeres también echaron mierda a Rory Freedman y Kim Barnouin quienes escribieron Skinny Bitch porque usaron palabras como 'flaca' y 'perra'. No me importan un carajo esas personas. No están cambiando nada", dice. "Cualquier cosa que ayude a los hombres –quienes durante años han sido los más fuertes— es algo bueno. Pero toda esta cultura bro tiene una connotación negativa, como si fuéramos estúpidos. No hay tal cosa como esa mierda de bros".

Simon Timony, vegano bro autoproclamado, ha estado siguiendo un estilo de vida basado en la alimentación vegana durante tres años. Lo encontré en Twitter y le mandé un correo electrónico para preguntar cómo siente que lo perciben siendo un hombre vegano. Reflejando las hipótesis de Adams, afirma que el veganismo es visto como inherentemente femenino, Timony cree que es visto como algo anómalo por ser un vegano.

"La mayoría de la gente piensa que los veganos son mujeres porque es una forma de ser más considerada. Si eres un hombre vegano asumen que tienes deficiencia de hierro y que eres un afeminado", escribe. "No es sorprendente, las mujeres están más dispuestas a escuchar, mientras que los hombres por lo regular preguntan: '¿De dónde sacas tu proteína?'. Y entonces les muestro mis bíceps".

any amateur can get wine wasted on a #Saturday night but professionals slow the sloppiness with Sundried Tomato Carbonara ??? SO ARE YOU AN AMATEUR OR A MOTHERFUCKIN PROFESSIONAL ⁉️ ⠀ ⠀ ? @chuckpepperjr ⠀ _________________⠀ ⠀ @thugkitchen #vegan sundried tomato carbonara with some fancy wine. Straight from the box. #whatveganseat #vegansofig #veganfoodshare #classyaf #tk101

A photo posted by Thug Kitchen (@thugkitchen) on Nov 12, 2016 at 3:17pm PST

Parece haber énfasis en la fuerza entre el movimiento de bros veganos, evidenciado por el número creciente de blogs como "Plant strong" y "Power vegan". Como Adams dice, el asunto se convierte en un problema en sí mismo, pero legitimizar una cultura dominante que facilita el sufrimiento de animales parece una forma deshonesta de resolverlo.

Me pregunto si el surgimiento de esta retórica es una forma de rechazar la extraña máscara del veganismo clasemediero en movimientos cada vez más desagradables como el "clean" eating (comer limpio). Adams lo considera más bien un medio para invisibilizar a las mujeres y las personas de color dentro del veganismo, mientras se privilegia a las voces de los hombres blancos como autoridad.

"Los medios convencionales silencian la multiplicidad del veganismo en favor de los blancos", dice. "Pero existen diversas narrativas".

La cultura frat bro está específicamente extendida en Estados Unidos, mientras que en Reino Unido quizá tenga una equivalencia en la cultura lad. Pero además de tener un creciente interés en la comida "chatarra" vegana estadounidense, los lads no parecen estar saltando al veganismo con tanto entusiasmo como sus primos bro.

Gareth David, cantante y letrista de Los Campesinos!, y nominado al título del vegano más sexy del año según PETA, no percibe una "broificación" del veganismo en Reino Unido, pero reconoce que es una señal de que existen problemas más graves dentro del veganismo.

"Los debates relacionados con los pensadores veganos más acérrimos por lo regular recaen en comparaciones innecesarias e insensibles entre los animales y la esclavitud humana, así como comparaciones con la desigualdad de razas o géneros", me cuenta. "El Heganismo es otro ejemplo de eso. Pero afortunadamente no creo que el heganismo haya llegado a Reino Unido en esta forma o hasta este nivel".

Para David, el surgimiento de los veganos bro perpetúa la idea de que nada se toma en serio hasta que sea aprobado por hombres alpha, blancos y heterosexuales.

"Desafortunadamente", concluye. "Probablemente eso es lo que haga falta para que la corriente dominante acepte el veganismo".

Si bien las mujeres veganas sobrepasan masivamente el número de hombres veganos, se siente como si nos estuvieran sacrificando en favor del movimiento, ya sea haciendo proselitismo por el veganismo para hacernos sentir vergüenza por nuestros cuerpos y gustos, o explotarnos y objetibizarnos para llamar atención hacia la causa.

"El meollo del problema", concluye Adams. "Es que matar animales es parte del patriarcado. Necesitamos liberarnos de eso".