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Los Juegos Olímpicos y su legado para los derechos humanos

No le podemos pedir al deporte, que nos salve de gobiernos gloriosos y pueblos devastados.
John David Mercer-USA TODAY Sports

Sucede cada tanto. Personas son desalojadas y desplazadas para crear espacio para las impresionantes instalaciones deportivas. Trabajadores son explotados durante la construcción de los grandes estadios que albergarán a nuestros atletas favoritos. La libertad de prensa se ve amenazada, activistas y defensores son reprimidos, y la verdadera situación social de los países anfitriones se exacerba, en el afán de mostrar nuestra mejor cara al mundo durante los Juegos Olímpicos.

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Sucedió en los Juegos de 1968 en México, cuando cientos de estudiantes fueron asesinados días antes de la ceremonia de apertura. O en Sochi, Rusia, en 2014, donde un gran número de trabajadores migrantes fueron explotados durante las construcciones olímpicas.

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Cada vez se vuelve más común relacionar dos tipos de violaciones de derechos humanos con grandes eventos deportivos: violaciones que se vinculan directamente con el alojamiento del evento, y violaciones ya existentes, pero que corren el riesgo de incrementar antes o durante el evento.

En Río de Janeiro, anfitrión actual de los juegos de verano, las fuerzas de seguridad del país han asesinado a más de 2 mil 600 personas desde 2009, cuando la ciudad fue designada sede por el Comité Olímpico Internacional (COI), informó Amnistía Internacional (AI) tres días antes de la ceremonia de apertura.

El índice de homicidios policiales, agregó AI en un comunicado, tuvo un aumento en junio de este año del 103 por ciento, respecto al mismo mes del año anterior. Según el Instituto de Seguridad Pública del estado de Río de Janeiro, la policía desplegada en la ciudad mató a 49 personas en junio, a 40 en mayo y a 35 en abril: más de una persona al día.

En entrevista con VICE Sports, AI Brasil aclaró que las muertes cometidas por la policía brasileña ya son una violación recurrente. Por ejemplo, agregó, el año pasado la policía de Río fue responsable por uno de cada cinco asesinatos que ocurrieron en la ciudad.

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"Pero estudios de Amnistía y otras organizaciones sobre violaciones de derechos humanos en el contexto de mega eventos deportivos muestran que la realización trae una tendencia de profundizar violaciones que ya ocurren. Esto pasó en Beijing (China), en Sochi (Rusia), ya pasa en Qatar por el mundial de futbol de 2018, y pasó en Brasil con la violencia y represión policial desde los Juegos Panamericanos de 2007, el Mundial de Futbol de 2014 y ahora los Juegos Olímpicos de 2016".

Foto por Mich Cardin para Broadly.

Uno de los compromisos que realizó Río de Janeiro cuando presentó su candidatura fue generar mejores condiciones de seguridad, prometiendo dejar una ciudad segura para todos. Un elemento clave para mejorar la seguridad pública fue el programa de pacificación de las favelas, que buscaba combatir la violencia en los barrios más pobres de la ciudad.

La pacificación de las favelas comenzó en 2008, como preparación para la Copa del Mundo de futbol en 2014, y los Juegos Olímpicos de este año. Sin embargo, la incursión de las fuerzas armadas, y la policía civil y militar ha originado fuertes enfrentamientos, dejando decenas de heridos y muertos.

El programa, asimismo, se ha visto fuertemente afectado por la recesión económica que sufre el país, lo cual obligó a legisladores a recortar en marzo de este año el presupuesto del Departamento de Seguridad Pública un 32 por ciento.

Además de agravar la situación existente, la preparación de los Juegos Olímpicos ha causado el despojo de miles de personas para crear espacio para las grandes construcciones olímpicas.

Más de 20 mil familias fueron removidas entre 2009 y 2015, según datos presentados por el Ayuntamiento de Río de Janeiro en julio de 2015. Según el reporte "Juegos de Exclusión", presentado por el Comité Popular de Río en octubre del año pasado, al menos 4,120 familias perdieron sus casas, y 2,486 permanecían bajo la amenaza de expulsión, como resultado de los preparativos.

Foto por Mich Cardin para Broadly.

Uno de los barrios más afectados fue Vila Autódromo, donde cientos de familias fueron desalojadas para la creación del Parque Olímpico. Según datos de la organización no gubernamental Terre des Hommes, analizados por el periódico The Guardian, la mayor parte de los desalojos fueron en cuatro áreas relacionadas con proyectos emblemáticos de los dos grandes eventos.AI Brasil comentó a VICE Sports sobre algunos encuentros de abogacía con el COI, para incluir salvaguardias de derechos humanos en los próximos contratos. Sports and Rights Alliance, una coalición de organizaciones no gubernamentales —como AI y Terre des Hommes— y deportivas, proponen algunas medidas como incluir sanciones, inclusive la terminación del contrato, en caso de incumplimiento de las obligaciones de respetar los derechos humanos y los estándares de la lucha contra la corrupción.

Esperemos que en 2018, cuando Corea del Sur reciba los Juegos de Invierno, los derechos de los trabajadores migrantes ganen, y la historia de los Juegos Olímpicos sólo incluya momentos gloriosos y derrotas devastadoras. Pero, por otro lado, no le podemos pedir al deporte, que nos salve de gobiernos gloriosos y pueblos devastados.