De universitarios a héroes en solo 20 segundos

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De universitarios a héroes en solo 20 segundos

La juventud mexicana demuestra su solidaridad en medio de la tragedia

Un pick up destartalado estaciona frente a un edificio que colapsó en la colonia Del Valle en la Ciudad de México. Unos 15 jóvenes bajan sin tapabocas, sin cascos, o chalecos, apenas con una camisa guinda que dice "ingeniería" de la Universidad Nacional Autónoma de México.

La Brigada Norte —como se hacen llamar— llega con nada más que sus manos para ayudar: estudiantes de entre 18 y 24 años. El olor a gas que despide un edificio de contadores que se derrumbó sobre la calle Torreón provoca que policías, brigadistas y estudiantes universitarios corran unas cuadras para alejarse del lugar y de una posible explosión.

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—¡Huele a gas, huele gas apaguen sus celulares, corran!—, gritan. Pero a pesar del olor que penetra rápido la ropa todos regresan. Hace unos momentos estos jóvenes que se convirtieron en brigadistas y acompañados de perros rescatistas, sacaron de los escombros a una jovencita de 20 años.

Jóvenes universitarios en labores de rescate

Es Alejandra Vicente la hija del conserje del edificio, de 20 años. A las 13 horas de la tarde cuando tembló, se cortaba el pelo en la pequeña estética del primer piso, donde estaba acompañada por su perro.

La jovencita que cursaba el primer año de la universidad no alcanzó a salir porque la llave de la puerta estaba atrancada con tres candados; recientemente los habían asaltado y por eso las puertas siempre estaban atrancadas. La inseguridad de la ciudad generó que ni la gente que estaba en el primer piso pudiera salir cuando tembló.

Un día después del terremoto su cuerpo fue encontrado entre las ruinas. Ella murió pero el pequeño perro salió con vida. A las siete de la mañana se escucharon los aplausos acompañados de lágrimas. La sacaron en una camilla color azul tapada con una sábana blanca.

Llega su padre, dice que no, que no es su hija. Llora, salé de la zona del derrumbe y a su paso provoca angustia, muchas lágrimas. Pero el temblor fue devastador y los jóvenes brigadistas tienen que seguir.

Alfredo rescató el cuerpo de Alejandra Vicente

Es hora de partir a otro lugar, y el pick up azul se retaca de estudiantes: la ruta a seguir es al sur de la ciudad, rumbo a Tlalpan, donde un multifamiliar se ha derrumbado. Pero el camino es largo y el tráfico de esta gran ciudad imposibilita llegar rápido.

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En el pick up los jóvenes van unos encima de otro. Toman la avenida Cuauhtémoc que conecta dos polos de la Ciudad de México. Atraviesan colonias con edificios derrumbados, la constante son los listones anaranjados que indican que ahí pasó algo.

Las calles que usualmente por la mañana están repletas de hombres y mujeres en trajes sastre, está abarrotada de jóvenes que faltaron a sus trabajos o a las escuelas para ayudar a reconstruir una ciudad que se derrumbó en menos de un minuto.

La camioneta avanza y pasa por los camellones que se han convertido en verdaderos hospitales callejeros, llenos de jóvenes en batas blancas, residentes de la carrera de medicina que abandonaron los hospitales.

El carro frena en un semáforo y se escuchan los gritos en una colonia de la ciudad: —¡apaguen los celulares hay fuga de gas!—, otro edificio colapsó y piden a los vehículos que tengan precaución.

Los estudiantes de la Brigada Norte andan arriba del pick up y llaman la atención de los vehículos que van a su lado. Una señora en un carro familiar les pide que paren en medio de la calle.

Ha gastado toda su quincena en cascos, tapabocas y guantes. Los jóvenes los toman gustosos, pues desde que empezaron a reconstruir la Ciudad de México lo hicieron sin ninguna protección.

Otra vez en marcha. Un kilómetro después una brigada de doctores en medio del camellón preguntan a donde van. —Al sur a Tlalpan— contesta Mariana Buitrón, estudiante de ingeniería de la UNAM.

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Los jóvenes doctores se acercan rápidamente —tienen que comer, por favor tomen— y les entregan una bolsa de tortas que prepararon para los damnificados. La solidaridad en cada semáforo es la constante este 20 de septiembre, un día después del temblor.

Tlalpan al sur de Ciudad de México sufrió daños graves

La brigada ha llegado a su destino: la Unidad Habitacional Tlalpan. Unas 300 personas se organizan en este lugar. La calle está llena de brigadistas y está cerrada a la circulación porque se ha convertido en centro de acopio.

Aquí un edificio con más de 60 años de antigüedad colapsó durante el temblor y no permitió que nadie saliera. Buscan entre los escombros a gente viva, aunque con el pasar de las horas las esperanzas se vuelven escazas.

En la unidad habitacional al menos tres edificios más, aunque no colapsaron, han sido evacuados y entre los damnificados se encuentran Cesar y Natalia, una joven pareja que alcanzó a salir corriendo con su perro Lucas.

Están instalados afuera de una iglesia en casas de campaña, y aún no saben si podrán regresar a su vivienda. Otra vez los jóvenes brigadistas se organizan y llevan comida caliente a Cesar y Natalia; consiguen croquetas para su perro Lucas.

Natalia y Cesar fueron desalojados y ahora duermen en una casa de campaña

Natalia cuenta que el día del temblor el edificio de frente a su casa colapsó en segundos, no terminaba de temblar cuando estaba hecho ruinas. Apenas alcanzaron a ver cuando su vecino Jorge brincó del segundo piso con su hija de 17 años. Fueron los únicos sobrevivientes del terremoto en ese lugar.

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Mientras hablamos los jovencitos de la UNAM junto con personal del Ejército Mexicano levantan los puños. Es la señal de silencio cuando una víctima está gritando o cuando creen que podrían sacar a una persona de los escombros.

Entonces se escuchan los aplausos, pero otra vez dan paso a las lágrimas. Dicen que dos niños han sido rescatados, pero están muertos.

Natalia cuenta que son los hijos de su vecina que fue a trabajar y no tenía con quien dejar a los niños, así que los encerró con llave por eso el día del temblor no pudieron salir.

Este 20 de septiembre, un día después del temblor, estos brigadistas, estos médicos, estos jóvenes mexicanos, se graduaron en 20 segundos, el tiempo que duró el temblor, cuando dejaron todo para sacar de los escombros a cientos de mexicanos.

Jóvenes brigadistas en la colonia Del Valle

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