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Cultură

Estados Unidos nos debe la paz

Salimos en caravana desde California y vamos a Nueva York.

Las historias de dolor y tragedia de los familiares de las víctimas del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad traspasaron la frontera mexicana buscando sembrar “una semilla” de consciencia entre la sociedad estadunidense sobre las consecuencias que tiene la guerra contra las drogas en ambos países. 

Desde 1987 miles de migrantes mexicanos y centroamericanos que van en busca del “sueño americano”, han recibido hospedaje y comida caliente en el Centro Scalabrini, ubicado en la populosa colonia Postal de Tijuana, Baja California.

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Pero la tarde de este sábado 11 de agosto, la también llamada Casa del Migrante albergó a un nutrido grupo de visitantes que van persiguiendo otro sueño, que no implica brincar bardas, tratar con coyotes ni escapar de la migra.

El sueño de estas personas, encabezadas por el poeta Javier Sicilia –quien perdió a su hijo Juan Francisco en un tiroteo afuera de un restaurante en Cuernavaca, Morelos en marzo de 2011– es encontrar paz para un México que sufre una sangría provocada por la guerra contra las drogas decretada al inicio del gobierno de Felipe Calderón.

Son los familiares de víctimas desaparecidas o asesinadas entre el fuego cruzado de los cárteles de la droga, quienes se agruparon con otros activistas para conformar el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD). Con esto buscan hacer un frente común que destruya la narrativa oficial que afirma que las cerca de 60 mil muertes de los últimos años son, en su mayoría, narcos y uno que otro “daño colateral”.

Estas personas cargan en sus manos las pancartas y fotos de sus víctimas, y llevan tatuados en el rostro y el corazón el rictus de dolor que provoca la pérdida inesperada de un hijo, una hermana, un padre o cualquier ser amado.

Al mismo tiempo, el encuentro con otros familiares de víctimas parece haberles dado la fuerza suficiente para protestar, marchar y exigir una nueva estrategia integral que permita lidiar con el problema de las drogas desde una “perspectiva humanitaria y no prohibicionista y bélica”, como explica una y otra vez el poeta Javier Sicilia.

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En el MPJD saben que el origen del problema está en Estados Unidos, porque aquí Richard Nixon declaró en 1971, una guerra contra las drogas que no ha impedido que los ciudadanos de este país consuman la mitad de las drogas que se producen en el planeta, y que ha alentado la venta indiscriminada de armas de alto poder y el tráfico ilegal de las mismas a México. Y finalmente, el armamento sirve como aditivo para que los “señores de la muerte” siembren el terror en numerosas regiones del territorio mexicano.

Ese es el motivo por el cual la Caravana por la Paz ha emprendido un largo viaje de cerca de 9,500 kilómetros, desde San Diego hasta Washington, DC., para que las historias de dolor que se expresarán ahí sean capaces de sembrar “semillas de paz” entre los ciudadanos conscientes de Estados Unidos, y rescatar la democracia que, según apunta Javier Sicilia, vive una crisis producto de una “guerra imbécil” contra las drogas.

“Entramos a territorio estadunidense y, semejantes a los colonizadores del siglo XIX, vamos en caravana; pero a diferencia suya, transitaremos por una ruta inversa, no del este hacia el oeste, sino del oeste al este, la tarea no es la colonización, sino el rescate de lo que esa colonización, en medio de sus dolores e injusticias pero también en medio de sus aciertos, trajo al continente americano: la democracia”, afirmó Javier Sicilia, bajo el sol del mediodía del domingo frente a la muralla de acero gris que divide a México y Estados Unidos.

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Tras el evento en la frontera, Sicilia y los caravaneros comenzaron a cosechar muestras de solidaridad y respaldo, primero, del Senado del Estado de California, y después de la Universidad de San Diego, que entregó al MPJD un reconocimiento por su labor a favor de la paz y la justicia.

El 14 de agosto, al arribar a Los Ángeles, cuna de la industria cinematográfica y con una gran población migrante, las adhesiones a la lucha de las víctimas mexicanas continuaron, cuando los directores Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu, los actores Kate del Castillo, Diego Luna, y el músico Sergio Arau estuvieron codo a codo con las víctimas en una conferencia de prensa en Casa Picos, justo en el corazón de la ciudad.

"Es imposible hablar con alguien que no conozca a un desaparecido o alguien que haya muerto, pero en la mayoría de los casos se sigue hablando de una guerra que ha afectado sólo a las fuerzas de seguridad y narcotraficantes y no es verdad", argumentó Guillermo del Toro en entrevista con medios.

Durante esta segunda jornada en territorio angelino, Sicilia y las víctimas de la violencia acudieron a una reunión ante el Concejales del Ayuntamiento de Los Ángeles, quienes escucharon los testimonios de los familiares en duelo y coincidieron en la necesidad de replantear la política sobre el uso de drogas, detener el tráfico ilegal de armas a México.

Mientras se desarrollaba la reunión, activistas del MPJD realizaron una marcha y un perfomance que “desapareció” simbólicamente el cuerpo de tres personas en las afueras de City Hall.

Al concluir su paso por California, la caravana avanzará rumbo a los estados de Arizona, Nuevo México y Texas, que en los últimos años han endurecido sus políticas contra la migración mientras flexibilizan su política de control y venta de armas.

Pese a ello, Javier Sicilia se nota tranquilo y tiene claro que el objetivo de la caravana depende del grado de consciencia que puedan generar entre la ciudadanía estadunidense sobre un problema que afecta a dos naciones vecinas.

“Venimos a Estados Unidos a cobrarles un cheque, nos deben esa paz; y tenemos que construir esa paz juntos, es el momento de los ciudadanos de hacerlo”.