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¿Cuál será la próxima payasada de nuestros políticos?

Rivera o Aguirre en la tele bailando chotis, cantando en inglés o debatiendo sobre tangas. Incluso un blog ('Carmona haciendo cosas') recopila las bufonadas del candidato socialista en Madrid.

El voto está caro. Más caro que nunca. La irrupción de Podemos y Ciudadanos como las dos grandes revelaciones políticas de 2014 tiene toda la pinta de amasar -según el último CIS- el 30% de los votos. Es decir, que van a arañar tres de cada diez votos de los partidos tradicionales y con representación parlamentaria -hablamos de PP, PSOE, IU, UPyD, CiU, PNV y compañía-. El panorama es tal que los candidatos -tanto nacionales como locales y autonómicos- han decidido hacer lo que sea por conservar los votos. Y cuando decimos lo que sea es… precisamente eso.

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, fue el primero en abrir fuego y romper esquemas llamando en directo al programa Sálvame. Sí, hombre; claro que lo recuerdan. Prefirió que su voz no sonara por los altavoces pero mantuvo una animada charla con Jorge Javier Vázquez al hilo del maltrato animal y El Toro de la Vega después de que el presentador de Telecinco dijera en público que iba a "dejar de votar al PSOE".

Después vinieron un rápel desde un molino de viento de Iberdrola y un 1 on 1 de basket en El hormiguero .

Como muchos pioneros, recibió críticas, especialmente desde el PP. Alfonso Alonso, por aquel entonces portavoz parlamentario, le afeó por "preocuparse más de salir en la tele que del apoyo que diputados del PSC dieron a la consulta soberanista".

Una semana más tarde los índices de popularidad del socialista subieron y sus enemigos tomaron nota. Tanto que por el mismo programa han pasado después Esperanza Aguirre (PP), Albert Rivera (Ciudadanos) y Cristina Cifuentes (PP). La una bailó un chotis junto a Pablo Motos, el segundo debatió sobre la conveniencia de llevar braga o tanga, y la tercera dio una clase práctica para hacerse una coleta para acabar señalando que la tiene más grande que Pablo Iglesias.

Aguirre conquistando con la mirada a Trancas y Barrancas

El Hormiguero vale para un sector concreto del electorado. Gente de 18 a 40 años, más o menos. ¿Pero qué pasa con la gente mayor? Llegar a esta audiencia no es fácil y hay que acudir a programas nicho como Qué tiempo tan feliz, de María Teresa Campos. ¿Pero acaso es eso un problema?

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Si hay que ir se va y Esperanza Aguirre no lo dudó e incluso se arrancó a bailar el "No estamos locos" de Ketama y a cantar el "Volare" de Domenico Modugno. Lo hizo antes de subirse y remar en una barca del Retiro o de dar una rueda de prensa desde un taxi –esta vez ella no conducía el coche, por si había surgido la duda-.

Exactamente lo mismo hizo el candidato socialista a la Alcaldía de Madrid, Antonio Miguel Carmona. Consciente de que los sondeos no sólo van en su contra, sino que parece que incluso se la tienen jurada, Carmona cantó en inglés ante la atónita mirada de los Gemeliers, que también estaban invitados al programa, y agarró de la cadera a la Campos para marcarse el chotis menos castizo que se recuerde. ¡Inolvidable!

El plan de Carmona es el de darse a conocer a todo el mundo. Una campaña 24x7 que le ha llevado en las últimas semanas a mimetizarse con todo su electorado como demuestra la web paródica Carmona haciendo cosas. En ella se puede ver al madrileño vistiéndose de bombero, calzándose el pantalón corto de futbolista, recorriendo las calles de Madrid en silla de ruedas para denunciar las barreras arquitectónicas, o echando mano de la azada para trabajar un huerto urbano.

La fiebre por empatizar con los votantes no es exclusiva de España. En el Reino Unido el recientemente reelegido primer ministro, David Cameron, ha roto con todos los pronósticos tras una campaña tan variada como populista. De hecho la caravana de prensa que le acompañó durante un mes tuvo la ocasión de inmortalizarlo leyendo un cuento a unos niños –tan rubios y perfectos que daba grima- en una guardería, cocinando un filete en un restaurante de Cardiff, dando un biberón al cordero de Norit en una granja de Chadlington, calzándose el traje de aparejador en la visita a unas obras públicas o enfundándose un turbante durante el festival sij de Gravesend, demostrando que nadie va a hacer más que él por el multiculturalismo y la integración de los inmigrantes.

The science of the lambs: understanding David Cameron's farmyard photos http://t.co/2phbqWuIEt
— ASA Animals&Society (@Animals_Society) April 10, 2015

Pero claro, hace falta algo más que buenas intenciones para dar el pego en tantos, y tan variados, escenarios. Si nadie más que Barack Obama se atreve a comerse una hamburguesa con las manos es porque sólo él puede hacerlo sin parecer el presentador de Crónicas carnívoras.

A pesar del salto a la pequeña pantalla de nuestros políticos, existe un formato que se les resiste. Se trata de los programas de humor. Mientras que Barack Obama no dudó en sentarse en el plató de Jimmy Kimmel y Sarah Palin hizo lo propio en el Saturday Night Live para enfrentarse al personaje que la parodia, en España apenas hay políticos dispuestos a compartir plano con Andreu Buenafuente o José Mota, por poner dos ejemplos.

Para eso hace falta mucho sentido del humor, saber reírse de sí mismo y mucha cintura para encajar los golpes y nadie se ha atrevido hasta el momento. Porque en un escenario así uno puede salir mal parado, y los políticos hasta ahora no se la han querido jugar ¿Lo veremos de aquí al 24M?