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Todos los sueños del mundo

Más que una pieza de resistencia a la esencia simple de los videojuegos de hoy, Iwata era una extensión del gamer promedio que logró cumplir el sueño de dedicarse a los videojuegos y estar al frente de Nintendo.

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Es difícil explicar por qué me gusta Nintendo. Lo intento al decir que así de constante soy, que esos son el tipo de juegos que me gustan, los que me dicen algo. Más que videojugador, digo, soy nintendero. Y a veces lo soy contra mi voluntad. Hace dos meses prendí mi Wii U y, como de vez en cuando quiero hacerlo, puse FIFA 13. Desactualizado, con pésimos controles, de mala calidad y, encima, el último juego de la entrega porque EA no se arriesga en hacer otra entrega para la consola casera de Nintendo. Por esas fechas también se lanzó el tráiler de Star Wars Battlefront V, otro juego que tampoco estará en mi estantería. En ese momento consideré retirarme, al menos, de los videojuegos caseros. Pero después compré Splatoon y un par de días más adelante, Nintendo anunció que venderían en su consola virtual Mother, ahora lanzado oficialmente después de veinticinco años bajo el atinado nombre de EarthBound Beginnings.

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Apenas un mes después, Shigesato Itoi, la mente maestra atrás de la trilogía de Mother, escribió este mensaje:

Cuando me despido de un amigo, sin importar las circunstancias, creo que es mejor decir "Nos vemos después. Nos volveremos a encontrar. Somos amigos, después de todo". Así es, nada inusual. Te veré después.

Te fuiste a un viaje lejos, muy lejos, pese a que estaba planeado para el futuro. Te pusiste tu mejor traje y dijiste "lamento la premura", aunque no en voz alta. Siempre te consideraste al final, después de haber ayudado a todos los demás. Eras un amigo tan generoso que este viaje podría ser tu primer acto egoísta.

Aún no logro entender qué sucedió. Siento como si en cualquier momento pudiera recibir un alegre email invitándome a comer —después de asegurarte que eso no cambiaría mi horario, por supuesto. Puedes invitarme siempre que quieras. Te invitaré, también. Por ahora hay que planear nuestro próximo encuentro. Puedes llamarme siempre que quieras y yo haré lo mismo. Aún tengo mucho por hablarte, y te avisaré si se me ocurre alguna idea particularmente buena.

Así que veámonos de nuevo. No —supongo que ya lo estamos haciendo. Justo aquí, justo ahora.

Itoi, el creador de los videojuegos que más he disfrutado en mi vida, se despedía así de Satoru Iwata, el presidente de Nintendo que falleció el fin de semana pasado a los cincuenta y cinco años.

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II

No es raro un mensaje así. Cuando Itoi decidió hacer la primera entrega de Mother se acercó a las dos cabezas actuales de Nintendo: Shigeru Miyamoto y Satoru Iwata. Si Miyamoto es el genio artístico, Iwata era un trabajador de a pie cuya visión lo llevó a convertirse en el cuarto presidente en toda la historia de la compañía, el primero que no estaba ligado a la familia fundadora y el primero, también, que no tenía un bagaje de mercado, sino de programador, de la codificación cruda.

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Desde 1989, año en que nació, Nintendo pasó de ser una compañía que buscó el entretenimiento desde diferentes trincheras. Primero como manufacturera de naipes, después como una empresa sin rumbo que intentó colocarse en el mercado de los taxis, hoteles para parejas, juguetes y comida rápida (no al mismo tiempo, por fortuna, y tampoco en ese orden). El destino llegó a finales de los setentas con el nacimiento de Donkey Kong. Quiero decir que lo demás es historia, pero no: son niveles.

Es fácil perder de vista el significado de Iwata. Él, después de todo, no es el creador de videojuegos emblemáticos. Es, sin embargo, el gamer que pasó de hacer programación para dichos títulos ( Balloon Fight , Super Smash Bros, Kirby, Mother, Pokémon) y se convirtió en la cabeza de la compañía más emblemática, a tiempos controversial, de la industria del entretenimiento electrónico. Todos los sueños gamers contenidos en una persona. Algunas de las historias que han salido a la luz recuerdan a esa anécdota que sostiene que Juan José Arreola prácticamente dictó Bestiario. Algunos botones: Iwata programó casi de cero todo Mother 2 después de arreglar los problemas del equipo de Itoi, implantó la región de Kanto en Pokémon Gold/Silver, gracias a eso la duración del juego se extendió considerablemente y en tres semanas corrigió todos los bugs de Super Smash Bros Melee.

Desde su nombramiento como presidente, Iwata tuvo que ser el capitán de un barco que por momentos parece que se está hundiendo (hace unos meses se cortó el salario a la mitad en vez de despedir a la empresa, su argumento fue que no se pueden hacer juegos memorables si la moral de los trabajadores está por los suelos). Microsoft y Sony, con el primer Xbox y el PlayStation 2, destruyeron en ventas al Game Cube, y, al final, no sólo se llevaron las ganancias, sino parte de las compañías desarrolladoras de juegos no exclusivas (EA, Ubisoft, Capcom, Konami, Sega, Rockstar, Rare), ellas mismas dueñas de varias joyas gamers y un público bastante amplio. El panorama era desconsolador. ¿Cómo salvar una compañía que aún daba productos buenos pero que se encontraba al borde del naufragio? New challenger approaching. Entra Iwata.

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Como presidente, Iwata estuvo a cargo de dos generaciones de videojuegos. La primera sumamente exitosa con el Wii y el DS; la segunda llena de baches con el Wii U y el 3DS. Pienso que el fallo está en el éxito inicial: al crear un aparato accesible a toda la familia (de ahí el nombre que honra a la experiencia colectiva y nostálgica de principios de los noventa, wii/we), Nintendo se adueñó del público casual que no tenía la necesidad ni la inquietud de comprar una consola nueva. Bien me lo recuerda mi mamá cada que compro un "nientiendo" nuevo.

Recuerdo que algunos comentarios en foros de internet y en charlas con compañeros eran burlas de la doble pantalla del DS y del control del Wii. Pero las consolas de Nintendo nunca fueron sobre verse bien ni de competir por los gráficos, sino de la experimentación con el control y con las formas de jugar. Es la misma razón por la que EarthBound es mi videojuego favorito: más allá de ser una compañía de videojuegos, Nintendo se cuestionó los límites del medio, la relación entre programación, diseñador, creativo, control, videojugador. La innovación, que en la primera década de la compañía fue una forma de sobrevivir a los tiempos, se convirtió en el sello distintivo de la empresa. Ya habían encontrado el nicho. Ahora tocaba experimentar con el cómo. No cabe duda que sin Iwata, un gamer puro, Nintendo habría seguido las líneas de sus competidores.

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Foto vía Nintendo, del video del E3 2014.

III

Hay veces que me preguntan por qué soy videojugador. No es mi trabajo, mucho menos algo por lo que gane dinero, pero de vez en cuando escribo sobre algunos videojuegos que me han atrapado por su narrativa y que crean un vínculo conmigo. Siempre termino diciendo lo mismo: los videojuegos son un medio que, desde la infancia, me presentaron el camino de la ficción y definieron mi gusto por la narrativa y, después, el camino profesional que decidí tomar (estudié literatura inglesa, lo que hubiera sido imposible sin antes haber aprendido inglés gracias a que quería entender Pokémon). Trato de responder y por fin lo entiendo.

Me enteré del fallecimiento de Iwata después de un viaje. No supe por qué me quedé tan quieto en el baño de la terminal de autobuses. Me vi en el espejo y traté de explicarme por qué sentía nostalgia por alguien a quien ni conocí. Si en este momento me anunciaran que falleció el CEO. de, por ejemplo, Coca-Cola, no sabría ni qué decir —ni siquiera sé si tienen uno. Quizá esa fue la reacción de alguien más que leyó la noticia de Iwata en cualquier medio nacional. Un riquillo japonés falleció. En México se escapó, de nuevo, el Chapo Guzmán. Hay prioridades. Una, como mexicano, está llena de vergüenza; la otra, como gamer, está llena de nostalgia. No nostalgia por Iwata, sino por mí, de los días en que jugaba Mario Kart y me movía con el control siempre que había una vuelta o de cuando alzaba el Game Boy y apretaba más fuerte el botón A para atrapar más fácil un pokémon.

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Iwata pudo no ser el genio y Nintendo puede no ser la compañía multimillonaria en esta época donde videojuegos abruman los videojuegos que pretenden maravillar visualmente —Nintendo es sencillo, pero no simple. La respuesta a por qué me gustan los videojuegos yace en la sencillez y la nostalgia ocasionada por Iwata. Lo vi en Twitter y en todas las noticias y tributos que la comunidad gamer le hizo, muchos fan art que pueden significar nada para la mayoría, dibujos de personajes de Nintendo llorando a causa de la muerte de alguien que no es su creador. Pero era algo más.

Lo dijo él mismo: "En mi tarjeta de presentación, soy presidente corporativo; en mi mente, soy desarrollador de videojuegos; pero en mi corazón, soy gamer".

Más que una pieza de resistencia a la esencia simple de los videojuegos de hoy, Iwata era una extensión del gamer promedio que logró cumplir el sueño de dedicarse a los videojuegos y estar al frente de Nintendo. Es inevitable pensar en los primeros versos de la Tabaquería de Pessoa.

Iwata no fue el genio.

Pero tuvo en él todos los sueños del mundo.

@joaguimar