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Mario trata de ir de dos a tres veces por mes a algún burdel del otro lado de la Línea Maginot. "Voy cada tres semanas a la Villa Venezia y cada 15 días a FKK Paradise. Los servicios que ofrecen son diferentes".
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Según Mario, muchos jóvenes que viven en Francia hacen lo mismo que él. "80 por ciento de los clientes son franceses. Platiqué con los gerentes del burdel. Las cifras están comprobadas".
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"Las prostitutas de FKK Paradise se ven cómodas, se pasean con los senos al aire y ríen mucho con los clientes", dijo Mario. "A veces terminan con hombres mucho mayores. Pero lo hacen con gusto pensando en el dinero que van a ganar. Cuando ven que llega un joven, se ven más a gusto. Es lógico".Hace unos años, Mario quería abrir su propio burdel. "Me puse de acuerdo con unas amigas de Polonia que querían trabajar", señaló. "Pero cuando vi las condenas que recibían los padrotes, preferí no arriesgarme. Por desgracia, la prostitución no es legal en Francia. Así sería más seguro tanto para las prostitutas como para los clientes. Además, las prostitutas se hacen un chequeo médico cada tres meses".Mario es cliente frecuente en FKK Paradise. Hace unos meses fue a la celebración de aniversario. El ambiente no tiene nada que ver con el de Villa Venezia. Hay un salón muy grande donde las chicas esperan en sillones. Su objetivo es conquistar a los clientes para acostarse con ellos. Todos los clientes tienen derecho a ofrecerle un trago a las chicas. Parece una cura termal, sólo que con chicas desnudas", confesó el francés. "Pagas 50 pesos para entrar, tienes buffet de comida y bebidas sin alcohol y acceso libre a los saunas y a los baños turcos".
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