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VICE News

Deportados al call-center

Las oportunidades de trabajo en Tijuana se reducen para estos deportados, excepto en un sector que disfruta de un relativo auge en México: el telemercadeo.

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Tijuana es un limbo para los deportados desde Estados Unidos. La gente sigue llegando a la ciudad mientras las políticas migratorias en Washington se endurecen. De hecho, las deportaciones de mexicanos en EU se duplicaron de 122,058 en 2002 a 306,870 en 2012, según las últimas cifras disponibles del Departamento de Seguridad Interna. Se estima que ni la mitad de las deportaciones tienen carácter criminal, y muchas de las que sí son consideradas como criminales, son faltas administrativas o infracciones "no violentas".

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En algunos casos, los deportados llegan a un país en el que nacieron pero que no conocen. Ellos hablan nulo o poco español, y sus tatuajes —de un estilo y simbología particularmente ajeno a los mexicanos— los identifica como parias. Las oportunidades de trabajo en Tijuana se reducen para estos deportados, excepto en un sector que disfruta de un relativo auge en México: el telemercadeo.

Los call-centers ofrecen a estos deportados una oportunidad de obtener un ingreso estable en un mercado laboral deprimido. Y las ventajas del sector de telemercadeo son obtener una fuerza laboral de angloparlantes —que utilizan el inglés como primera lengua—, pero a costos mexicanos. VICE News viajó hacia Tijuana para encontrarse con algunos de estos miles de deportados que crecieron en Estados Unidos y que ahora forman nuevas vidas al regresa a México gracias a un trabajo estable en un call-center estadunidense.