“Matar a una mujer es muy fácil": hablamos con una jueza española experta en violencia de género

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“Matar a una mujer es muy fácil": hablamos con una jueza española experta en violencia de género

Hablamos con Purificación Pujol, jurista y doctora en Derecho, sobre las carencias de la Ley de Violencia de Género.

Arriba: Estatua de la Justicia en el Tribunal Supremo de España, vía

En lo que llevamos de año se han desbordado los casos de violencia de género en España, y nos encontramos con la peor cifra de asesinatos de mujeres desde 2008 pese a la cantidad de campañas destinadas a frenar esta tendencia. El Día de la Mujer es un buen momento para reflexionar sobre por qué se ha incrementado el número de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas, y analizar esta situación desde un punto de vista jurídico. ¿Qué castigo recibe un maltratador? ¿Es suficiente? ¿Está protegiendo la justicia a las víctimas, mujeres y niños, o sigue pasando de puntillas por el problema? ¿Qué ocurre con las denuncias falsas?
La jueza Purificación Pujol (Barcelona, 1961) es una de las voces de referencia en España en materia de violencia de género desde que en 2012 publicó 'Un divorcio elegante. Evitar conflictos antes, durante y después de la ruptura', una apuesta por la educación emocional desde la infancia tras vivir casos terribles de violencia familiar durante sus años como magistrada. Pujol aplaude la Ley de Violencia de Género, pero también denuncia los malos usos que a veces las mujeres (y los abogados) hacen de ella y el prejuicio que esto representa para la sociedad. Y concluye, apesadumbrada: "Matar es muy fácil".

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VICE: Tenemos prácticamente una mujer asesinada cada día.
Purificación Pujol: Es horroroso, sí. Este principio de año está superando a todos los anteriores. ¿Cómo se explica?
Además de los factores educacionales, que son muy importantes, ante una frustración, un imprevisto… enseñamos poco a los niños a aceptar el no, un desagravio, una frustración. Crecen sin herramientas en este aspecto y reaccionan de forma violenta. La educación influye bastante. E influyen factores como drogas, alcohol, paro, crisis…. Alguien que es capaz de hacer algo así, matar a su pareja, a su hijo, no suele ser un criminal, es un asesino en un momento puntual y la mayoría dice que no se acuerda de lo que hizo. Es un arrebato, se desencadena por un cúmulo de factores, pierdes el norte. He celebrado muchos juicios de violencia de género y el 90% estaban relacionados con el alcohol o con las drogas. Dices que no es un criminal porque no va matando a diestro y siniestro, pero muchos llevan años de maltrato.
Sí, son unos maltratadores, esto está claro. Lo que pasa es que hay mucho maltrato psicológico que no sale a la luz. Recuerdo, viviendo en Murcia, que una amiga de muy alto nivel socioeconómico me dijo que su marido la había violado dos veces esa noche, un señor muy respetable de Murcia. Quizás si esta señora un día pide el divorcio, ese señor que es un maltratador psicológico quizás pase a físico.

Es un arrebato, se desencadena por un cúmulo de factores, pierdes el norte. He celebrado muchos juicios de violencia de género y el 90% estaban relacionados con el alcohol o con las drogas

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¿Qué te parece la Ley de Violencia de Género?
Estaría muy bien si todo el mundo fuera bueno y actuara de buena fe y no hubiera ingenierías maquiavélicas para aprovecharse, porque es una ley que protege a la mujer. El problema es que en alguna ocasión se usa para sacar provecho de otro tipo. Es tan sencillo que se pongan en acción los protocolos que implican una mera denuncia en el 016 diciendo "mi marido me ha insultado y me ha dicho ya verás". Eso hace que la Policía actúe y el marido acabe en el calabozo. Cuando eso es verdad y esa persona ha recibido esa amenaza, por supuesto que sí. El problema es cuando no es verdad. ¿Es frecuente? 
A lo largo de mis 18 años de jueza he visto tres o cuatro veces denuncias falsas. Eso hace un daño enorme a las otras mujeres, ya que una sola denuncia falsa causa un perjuicio tan grande como si hubiera 300. Y en realidad hay muy pocas… El mal uso es lo que tiene de malo esta ley.
 
¿Cómo se puede acabar con la violencia de género? Porque la Ley no basta, ahí están las cifras
Sí, es un problema en el que deben de intervenir diversos agentes sociales. Es a largo plazo, además, pues a corto plazo solo se puede hacer medidas preventivas como las pulseras, el teléfono de asistencia… La verdadera labor para acabar con ella es la implicación de toda la sociedad, desde el profesor al tendero… Que la ciudadanía se involucrara en la igualdad y en el respeto a los demás. Aunque es verdad que en países con una educación muy civilizada también hay violencia de género, es un tema complicado.

A lo largo de mis 18 años de jueza he visto tres o cuatro veces denuncias falsas. Eso hace un daño enorme a las otras mujeres, ya que una sola denuncia falsa causa un perjuicio tan grande como si hubiera 300. Y en realidad hay muy pocas

Pero las mujeres maltratadas tienen la impresión de que las medidas no son reales, eso dicen las que están en huelga de hambre en Sol…
Es que es casi imposible evitar un asesinato. Es tan fácil matar, si alguien se empeña en hacerlo, haya las medidas que haya. Si el hombre quiere matarla lo va a hacer, si la gente supiera lo fácil que es matar… Es fácil y sale barato en cuanto a penas. 
Sí, eso es verdad. Los maltratadores, ¿se lo pensarían dos veces si hubiera mayores penas?
Es que hay muchos que están dispuestos a matar y a morir porque se dan cuenta en el momento en que matan que se han destrozado su vida. Podrían endurecerse las penas pero no creo que fuera una forma de evitarlo. Hay mucho problema de drogas y alcohol, como te dije, no he celebrado casi ningún juicio de violencia de género en el que no hubiera alcohol o drogas de por medio. Es lo que les da valentía.

Es que hay muchos que están dispuestos a matar y a morir porque se dan cuenta en el momento en que matan que se han destrozado su vida

¿Qué te llevó a escribir el libro sobre la importancia de saber divorciarse?
Fue la experiencia que viví como jueza, el levantar el cadáver de tres niños asesinados por su padre. Una niña de 8 años, uno de cinco y otra de tres años. La primera con un tiro en la sien en un derecho de visitas que tenía el padre y luego los otros dos, hermanos, acuchillados en la cuna. El padre luego se intentó tirar por la ventana, pero solo se rompió una costilla.  Y alguna que otra vivencia, como el celebrar un juicio en el que el hombre le había dado una paliza tan grande a la mujer que pensó que la había matado, y en realidad la había dejado tetrapléjica. Celebrar el juicio con ese hombre, que era un animal, que seguía insultándola… Le tuve que llamar al orden varias veces. Y verla a ella en silla de ruedas. A ella le pregunté si quería un biombo para que no la viese y ella dijo que no, que quería que viese cómo la había dejado, pero a él le daba igual. Pensé que había un problema de fondo, que la sociedad estaba enferma. Un problema de educación, de principios, de respeto, de saber valorar una relación… Y pensé que explicarlo en un libro era una buena manera de poner el problema encima de la mesa.