MIRA:
“Cuando llegué, ardía un área del tamaño de esta mesa”, dijo señalando la mesa de la cocina. “Pero al cabo de unas horas, el fuego se había extendido varios metros”.Tuvieron que pasar el resto del día tratando de contener el incendio. Una vez conseguido, el capitán posó una manaza sobre el hombro de David y le dijo, “Bien hecho”, un reconocimiento que David siempre había anhelado pero nunca había recibido. En ese momento, David supo que haría lo que fuera con tal de volver a sentirse valorado.Durante mucho tiempo estuve obsesionado por las razones que empujan a alguien a provocar incendios. Empecé a preocuparme por la cuestión en febrero de 2009, a raíz de una serie de incendios provocados un sábado de febrero de 2009 en la zona de Victoria; el fuego calcinó gran parte de mi propiedad y mató a 173 personas. Poco después, la policía arrestó a Brendan Sokaluk bajo sospecha de provocar uno de los mayores incendios de ese día. Sokaluk fue condenado a 17 años de prisión por 10 delitos de incendio premeditado, uno por cada una de las personas que perdieron la vida en él.
Yo conozco a varias personas que lograron salvar la vida. Entre ellas los padres de mi amigo, que sobrevivieron metiéndose en el embalse de una granja justo antes de que las llamas arrasaran su casa. Recuerdo que me contaban que, mientras estaban en el embalse, con el agua hasta el cuello, vieron cómo un tanque de gas licuado de petróleo explotaba debido al calor y los fragmentos perforaban el tejado de la casa.Después de aquello, la familia de mi amigo se mudó a Perth. Como a tantos otros afectados, les resultaba demasiado doloroso quedarse en Victoria.Desde entonces, he desarrollado un creciente interés por la piromanía. Resulta incomprensible que alguien pueda provocar un incendio intencionadamente, marcharse y dejar que el fuego se extienda y acabe matando a decenas de personas. A raíz de este suceso, pasé años buscando sin mucho éxito historias que me ayudaran a comprender la mentalidad de un pirómano.La mayoría de las noticias de los periódicos se limitaban a informar sobre la ubicación del incendio y a dar una somera descripción. Si se hacía mención a algún detenido al que hubieran interrogado, su nombre nunca se hacía público. Por otro lado, los pirómanos casi nunca hablan con los medios de comunicación, y las pocas veces que lo han hecho, ha sido para negar los delitos que se les imputaban. Por tanto, mi pregunta ⎯¿quién provoca incendios?⎯ seguía sin respuesta.“Tenía una caja de cerillas y gasté la mitad encendiéndolas y tirándolas por la zona. Esperé hasta cerciorarme de que había llamas y luego cogí el coche y me fui”
En Australia se encuentran los paisajes más inflamables de todo el mundo, seguidos de cerca por los cañones de California, en los que abundan los arbustos. El árbol predominante en nuestros bosques es el eucalipto, cuya germinación depende de los incendios naturales, razón por la cual sus hojas desprenden aceites volátiles. Obviamente, la sociedad moderna dedica muchos recursos a sofocar estos incendios, pero la ecología de Australia no ha cambiado. Nuestros veranos siguen siendo calurosos y secos; la flora continúa siendo altamente inflamable, factores que facilitan la labor a cualquiera que tenga tendencias destructivas."Los pirómanos suelen ser hombres con una media de edad de 26 años, y que un sorprendente número de ellos colabora como voluntarios en los cuerpos de bomberos del país. Asimismo, no acostumbran a tener mucho contacto con familiares y amigos y sufren depresión o enfermedades mentales"
“Me di cuenta de que, si provocaba los incendios, siempre sería el primero en estar preparado en el parque de bomberos, el primero en tenerlo todo listo para cuando llegaran los demás. Además, siempre sabía dónde teníamos que dirigirnos. Era mi pequeño secreto y me hacía sentir poderoso”
“De repente sentí que pertenecía a una comunidad”, dijo. “Ayudaba a recaudar dinero”, recuerda.Al igual que a muchos otros de los chicos, la parte del trabajo que más le gustaba era la de apagar fuegos, que se producían muy raramente. Hasta que a David se le ocurrió una idea. En una sesión de planificación de quemas controladas, mientras observaba a su capitán señalar las zonas del mapa que era preciso quemar para reducir el riesgo, David pensó en qué pasaría si llegaba él primero. Si esas zonas se iban a quemar de todas formas, pensaba, no habría inconveniente en que lo hiciera él. Así luego él y sus compañeros podrían pasar una tarde entretenida sofocando el fuego."Su modus operandi era siempre el mismo: cogía el coche de su madre, se dirigía a un parque nacional cercano y soltaba varias velas encendidas por la zona. Tras asegurarse de que el sotobosque había prendido, se dirigía a toda prisa al parque de bomberos"
Su modus operandi era siempre el mismo: cogía el coche de su madre, se dirigía a un parque nacional cercano y soltaba varias velas encendidas por la zona. Tras asegurarse de que el sotobosque había prendido, se dirigía a toda prisa al parque de bomberos."Para David, todo terminó cuando el capitán se presentó en su casa y le anunció que lo habían descubierto. Aquello le dolió, pero no tanto como saber que ya no formaba parte del cuerpo de bomberos"
David, que entonces contaba con 17 años, empezó diciendo que no tenía noticias de la ola de incendios que afectaba a la ciudad. Uno de los agentes respondió golpeándole la cabeza con un listín telefónico y David al fin confesó. Fue sometido a una serie de evaluaciones psicológicas y los expertos concluyeron que no era recomendable que ingresara en prisión. Probablemente por esa razón el juez lo condenó a 250 horas de servicios comunitarios y a un año de asistencia psicológica obligatoria.Si hubieran pillado a David provocando incendios en 2019, habría ido directo a prisión. Sin embargo, en 1988 la palabra “pirómano” era un término mucho menos conocido y todavía no existía esa necesidad política de hacer cumplir penas de prisión. El tribunal optó por la vía de la rehabilitación y David hubo de asistir a sesiones de terapia en las que tuvo la oportunidad de hablar de la agresión sexual de la que fue víctima.“Me alegro de que me pillaran”, dijo. “Estaba sumido en una dinámica destructiva y, de no haber sido descubierto, me da miedo pensar qué podría haber ocurrido”.“Me alegro de que me pillaran. Estaba sumido en una dinámica destructiva y, de no haber sido descubierto, me da miedo pensar qué podría haber ocurrido”
“Hay que dar con el pirómano antes de que lo sea”, me dijo. “La gente que ha sufrido algún trauma siente que no tiene a nadie con quien hablar. Si sus amigos y familiares se preocupan más a menudo de él, podría diagnosticarse la enfermedad mental antes. En mi caso, hicieron falta siete años, pero podrían haber sido meses o solo semanas”.Anochecía cuando nos dimos la mano en la puerta de su casa. Durante el camino de vuelta, me sentí un poco decepcionado. Ya tenía una respuesta a mi pregunta de por qué hay gente que provoca incendios. Era una respuesta obvia, y si hubiera tenido que adivinarla, seguramente habría contestado eso, pero nunca habría pronosticado que la historia de David sirviera para poner de manifiesto la prevalencia de la miseria en este país.“Creo que hay mucha gente traumatizada”, sugirió antes de mi partida. “A lo mejor por eso hay tantos incendios”.Sigue a Julian Morgans en Twitter.Este artículo se publicó originalmente en VICE Australia.“Creo que hay mucha gente traumatizada. A lo mejor por eso hay tantos incendios”