De cómo los aficionados se convirtieron en la oposición más efectiva al Partido Nacional Escocés
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De cómo los aficionados se convirtieron en la oposición más efectiva al Partido Nacional Escocés

El fútbol escocés espera poder autogobernarse con las nuevas regulaciones introducidas por la liga de fútbol profesional escocesa.

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La víspera de Año Nuevo se enfrentaron Celtic y Rangers en un partido en el que no faltaron los elementos habituales: consignas desabridas, fuerte presencia policial, placajes y abucheos adornados con insultos y, cómo no, una buena dosis de sectarismo.

Este último aspecto, no obstante, es difícil de definir. En 2012, el gobierno de Escocia ha intentado combatir este fenómeno con la aprobación de la Ley sobre las conductas ofensivas en el fútbol (OFBA, por su acrónimo en inglés). Cinco años después, la medida ha pasado a considerarse una de las más controvertidas que ha aprobado el gobierno delegado y se ha empezado a trabajar en su derogación.

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La OFBA se creó con la intención de penalizar las conductas amenazantes y ofensivas -entre las que se incluye el comportamiento sectario- en el ámbito del fútbol, pero no tardó en ser objeto de las críticas por parte de clubes, hinchas y políticos, especialmente el miembro conservador del parlamento escocés Murdo Fraser. "Esta ley es mala", ha declarado Fraser. "Ha conseguido la oposición unánime de aficionados al fútbol, comentaristas, abogados y jueces. Es inviable y genera tensión entre la afición y la policía". Por su parte, el parlamentario laborista James Kelly señala que la medida no solo ha "minado la confianza entre los aficionados y la policía, sino que no ha logrado erradicar el sectarismo y la intolerancia".

El Secretario de Justicia, Michael Mathieson, instó a los miembros del parlamento a que aceptaran la ley; sin embargo, el pasado noviembre se llevó a cabo una votación en el parlamento en la que los partidos de la oposición manifestaron unánimemente su rechazo a la OFBA con un resultado de 64 votos en contra y 63 a favor. No se trataba de una votación vinculante, pero sí representó una derrota significativa para el Partido Nacional Escocés (SPN), promotor y defensor de la polémica ley. De hecho, el resultado de la votación trascendió al fútbol.

Actualmente, gran parte del poder en Escocia está en manos del SPN y, pese a que perdió la mayoría en las elecciones del año pasado, el partido sigue manteniendo la mitad de los escaños de un parlamento formado mediante un sistema diseñado para evitar el monopartidismo. Derrotas como la que presenciamos con el referéndum para la independencia en 2014 son muy poco frecuentes desde que el partido se instaló en el poder, allá por 2007.

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Pero ahora se suma otra; no una gran pérdida, desde luego, pero una derrota, al fin y al cabo. De forma inesperada, el fútbol ha presentado la oposición al SPN que Holyrood ha estado intentando reunir últimamente.

Aficionados de los Celtic y los Rangers en el reciente derbi de la Old Firm // PA Images

"No creo que le haya costado mucho al SPN en términos de votos", afirma Alex Massie, editor en Escocia de The Spectator y autor de gran cantidad de artículos sobre la OFBA y los que a su juicio son sus principales defectos. "Simplemente ha servido para reafirmar la opinión de muchos miembros de la oposición de que el SPN realiza un gobierno de control, antiliberal y centralizado que no parece prestar tiempo ni respeto a las libertades individuales de la ciudadanía. Pero los que opinan así del SPN ya lo hacían antes de la entrada en vigor de la OFBA. Esto no ha hecho más que marcar la distancia y unir a los miembros de la oposición".

En un gesto que podría calificarse con razón de oportunista, tories, laboristas, liberaldemócratas y verdes han unido fuerzas con un empeño que pocas otras veces se ha visto en temas de mayor calado. Y quizá, más significativo que la derrota en sí misma sea lo que esta simboliza para el SPN, ya que sienta precedente.

El movimiento que ha llevado el asunto a la cámara del parlamento ha sido, en gran medida, el de los propios aficionados. Pero no perdamos el norte: un colectivo de aficionados al fútbol no iba a derrocar un gobierno, por mucha retórica y protesta de la que hagan gala. Pese a todo, tampoco hay que desdeñar el poder de oposición que han presentado al SPN.

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Respecto a la ley, su futuro es incierto. Parte del problema es la forma en que está definida. Nadie duda de que el sectarismo es un problema importante que debe abordar la sociedad escocesa; un problema que tiene su mayor manifestación en los campos de fútbol del país. Pero aquí surge la incógnita. ¿Qué debe considerarse sectarismo? ¿Tiene el público general una comprensión adecuada de este término?

"Los ministros del gobierno siempre dicen que es muy popular, y quizá tengan razón", explica Massie. "Pero es una opinión basada en la pregunta. '¿Cree usted que el sectarismo es malo?'. Obviamente, la gente va a contestar que sí. 'Pues mire, con esta ley se pretende combatir el sectarismo. ¿La apoya usted?' '¡Claro que sí, por supuesto!'. Como ves, en ese aspecto el juego está amañado".

Efectivamente, existen diversos estudios que confirman que el público general apoya la ley, si bien el grupo Fans Against Criminalisation (FAC) -cuya presión ha sido fundamental en el proceso de derogación de la OFBA- pone sobre la mesa cifras muy distintas.

Aficionados al fútbol protestan contra la OFBA en 2012 // PA Images

"Creemos que, después de la consulta que demostró que más del 71 por ciento de los participantes apoyan la derogación de la OFBA y de que el parlamento votara a favor de una moción a tal efecto, va siendo hora de que el SNP deje de oponerse a la derogación", declara Paul Quigley, de FAC.

"No puede demostrarse de modo alguno que la ley haya contribuido a reducir el sectarismo, lo cual tampoco resulta sorprendente", añade Massie. "El que es fanático y radical lo es por su forma de pensar, y una ley del gobierno no va a hacerle cambiar de opinión. Es una medida equivocada y la gente lo reconoce. Mi principal objeción es que se trata de una ley antiliberal y que limita la libertad de expresión. Para mí, ese es el aspecto más grave".

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Entre 2014 y 2015 (últimos datos disponibles), el 48 por ciento de las personas enjuiciadas por la OFBA fueron declaradas no culpables. Si bien esta ley ha dado más manga ancha a la policía para efectuar arrestos según sus criterios de lo que constituye comportamiento ofensivo en un partido de fútbol, esto no está en línea con lo que los tribunales consideran ilegal. En ese aspecto, existe un vacío importante entre ambos.

Incorporada tras el llamado 'partido de la vergüenza' entre los Celtic y los Rangers, que acabó con 34 detenciones, la OFBA ahora se considera una acción visceral tomada por el entonces primer ministro, Alex Salmond, y el gobierno del SNP. Está claro que hay que luchar contra el sectarismo, pero si aplicamos el método de la imposición a la fuerza a un tema complejo no obtendremos ningún resultado.

Desde FAC sostienen que "todas las leyes deberían aplicarse de forma universal, y crear una ley que solo se aplica a un grupo dentro de la sociedad es por definición una discriminación. También creemos que el intento de prohibir algo tan subjetivo como inofensivo representa un serio peligro para la libertad de expresión".

Para muchos, aquí está la clave del debate. "Llegó un punto en el que casi íbamos a tener una lista de canciones prohibidas en partidos de fútbol… venga ya", dice Massie. "Si las cantabas en un pub mientras no había partido no pasaba nada, pero con un partido de por medio se convertían en un delito. No tiene ningún tipo de lógica ni coherencia."

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Pero, ¿qué pasaría si se retirara la OFBA? ¿Crearían otra ley para substituirla? "No creemos que la solución sea sustituir una ley que es deficiente, sino simplemente acabar con ella", dice Quigley.

El fútbol escocés espera poder autogobernarse con las nuevas regulaciones introducidas por la liga de fútbol profesional escocesa (SPFL) el 1 de enero 2017, que deja las responsabilidades y sanciones para los fans en manos de los clubs. Únicamente si esos clubs no pueden demostrar que se han tomado las medidas que ahora están obligados a tomar, intervendrá la SPFL.

Mientras, el SNP está estudiando su próximo paso en el futuro de la OFBA. Aunque puede que ahora esté hacia el final de la lista de sus prioridades, pues está claro que la atención principal del primer ministro, Nicola Sturgeon, estará en el Brexit y toda la mierda que ha salido de él. Sin embargo, el SNP también tiene su propio problema que resolver.

Sigue al autor en Twitter @grahamruthven