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Cultură

Nashira: paz y prosperidad en el pueblo matriarcal de Colombia

¿Qué puede aprender un país paralizado por la violencia de un liderazgo matriarcal, de un nuevo acercamiento a la erradicación de pobreza por medio de la donación de tierras, y de un deseo profundo de emprendimiento y autosuficiencia?

Este artículo fue publicado originalmente en Broadly, nuestra plataforma dedicada a las mujeres.

Cuando la hija de Margarita —que sólo tenía nueve años—, quedó atrapada en el fuego cruzado de los carteles y recibió un tiro en la cabeza, se vio forzada a dejar Palmira. Sus opciones eran limitadas, pero para su fortuna se enteró de la existencia de Nashira, un refugio de emprendimiento femenino, a sólo unos kilómetros de la ciudad.

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Nashira es una aldea matriarcal que fue fundada en 2003 por Ángela Cuevas de Dolmetsch para proveer alojamiento a mujeres vulnerables. La comunidad alberga a más de 80 familias, incluyendo a niños y hombres. Las mujeres son las cabezas del hogar: sólo ellas pueden aplicar para vivir allá, participar en la junta comunitaria y tomar las decisiones importantes. Se trata de un experimento audaz en un país dominado por el machismo, y donde la violencia doméstica y el feminicidio son problemas arraigados.

El sueño de Dolmetsch era crear una comunidad autónoma, en la que la pobreza pudiera ser erradicada y en donde las mujeres pudieran ganarse la vida con sus propios negocios. El éxito que ha tenido se evidencia en el crecimiento del Grupo de Reciclaje de Nashira, que hoy da empleo a mucha gente.

Ángela sostiene que las mujeres de la aldea se están casando por amor y no por buscar estabilidad financiera, y que los embarazos adolescentes han sido completamente erradicados de la comunidad.

El modelo de Nashira está empezando a ser reconocido como uno que podría ser replicado en otras partes del país. De aprobarse la paz, se necesitaría la reintegración y alojamiento para muchas guerrilleras, que jamás han tenido experiencia en los negocios.

Visitamos la aldea en la víspera del plebiscito por la paz, y escuchamos a las mujeres discutir su postura frente a los acuerdos.

Así que, ¿qué puede aprender un país paralizado por la violencia de un liderazgo matriarcal, de un nuevo acercamiento a la erradicación de pobreza por medio de la donación de tierras, y de un deseo profundo de emprendimiento y autosuficiencia?

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