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Cultură

Acabamos con los recursos que el planeta tenía disponibles para todo el año

Se trata del Día del Sobregiro de la Tierra. De acuerdo con la Red Global de la Huella Ecológica, en esta ocasión se produjo el 8 de agosto.

Imagina que tienes un presupuesto asignado para todo el año. Un cálculo rápido de lo que ganas con tu trabajo y tus ahorros te sugiere que no debes tener más gastos. Si lo haces, estás jodido: vas a tener que pedir préstamos, apretar tu estilo de vida, sacrificar los derroches que te llevaron a esa situación; aguantar. Vas a tener que ser el doble de cuidadoso para compensar tu irresponsabilidad. Ahora imagina que te quedaste sin presupuesto cuando apenas empezaba agosto. Quedan casi cinco meses para que termine el año y ya te gastaste todo.

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Bueno, eso está pasando.

No con tu bolsillo, claro, porque quizás cuidas con recelo tus finanzas. Estamos hablando del planeta. El 8 de agosto fue el Día del Sobregiro de la Tierra.

En los años 70, la Red Global de la Huella Ecológica (Global Footprint Network) empezó a calcular, cada año, el día en que agotamos los recursos que el planeta tenía presupuestados. En 1971, fue el 24 de diciembre; en 1981, cayó el 13 de noviembre; en 1991, el 12 de octubre; en 2001, el 26 de septiembre. Y la fecha se sigue acortando, cada vez más, hasta llegar a agosto.

¿Suena extraño eso de que la Tierra tenga reservas? Las causas son varias: le hemos enviado más dióxido de carbono a la atmósfera de lo que nuestros océanos y bosques pueden absorber, y hemos acabado con sitios de pesca y talado bosques más rápidamente de lo que pueden reproducirse y volver a crecer. Todas nuestras actividades producen, directa o indirectamente, emisiones de carbono. Esas emisiones tienen una medida llamada huella ecológica, que calcula la cantidad de tierra y mar biológicamente productivos que un individuo, una región o toda la humanidad requieren para producir los recursos que consumen y absorber los desechos que generan.


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Para que el planeta pueda regenerar los recursos, la huella ecológica no debería superar 1.6 hectáreas por cabeza. Sin embargo, países como Australia, Estados Unidos, Canadá, Rusia o Japón están muy arriba: 9.3, 8.2, 8.2, 5.7 y 5, respectivamente.

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El problema de las emisiones de carbono tiene por lo menos dos caras: el consumo por individuo, basado sobre todo en los (malos) hábitos, y los modelos globales de producción.

Para el primer punto, desde hace un tiempo se han creado herramientas para calcular la huella ecológica propia. ¿Cuánta carne comemos?, ¿qué medios de transporte usamos?, ¿cada cuánto reemplazamos nuestros electrodomésticos?, ¿qué tanta luz, agua o gas consumimos en nuestras casas? Puedes contestar alguna de los numerosos tests que existen en internet, y darte cuenta de que, muy probablemente, tu estilo de vida está chupando más recursos de los que el planeta es capaz de renovar.

La segunda cara, sin embargo, es quizás más compleja. Depende de la voluntad política. La minería, la quema de desechos, el transporte público, la ganadería extensiva, los monocultivos, la tala indiscriminada y la pesca irresponsable están presionando cada vez más las capacidades de la Tierra.

Mathis Wackernagel, cofundador de la Red Global de la Huella Ecológica, dijo que en medio de todo hay una buena noticia: "gracias a la tecnología actual y la conveniencia financiera es posible pensar una nueva forma de vivir. Esto estimulará sectores emergentes como el de la energía renovable, a la vez que reducirá los riesgos y costos asociados con el impacto del cambio climático. El único recurso que seguimos necesitando es voluntad política".

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Esa voluntad coquetea con indicios como el gran acuerdo por el cambio climático que se negoció en diciembre pasado en París. Un total de 195 países se comprometieron a cambiar algunas prácticas para que, entre otras cosas, en 2050 la huella de carbono esté en cero. Uno de los efectos de esa reducción sería que la temperatura del planeta no aumentara tanto como lo ha hecho en los último años: al principio pactaron que el límite sería 1.5 grados centígrados máximo, pero luego lo ampliaron a 2 grados. En esa cumbre, las grandes potencias se comprometieron a reducir sus emisiones de carbono y a apoyar económicamente para que los países más pobres también lo hagan.

Otra buena noticia es que, a diferencia de décadas anteriores, cuando el Día de Sobregiro se adelantaba un promedio de tres días por año, durante el último lustro el promedio ha sido de un día. La mala noticia es que, así sea a pasos más lentos, el estilo de vida a nivel global sigue siendo insostenible y hay que cambiar cosas para frenarlo.