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Las predicciones del ministro de Hacienda son igual de certeras a las de un horóscopo

¿Hasta qué punto las proyecciones, con toda su matemática, son puro esoterismo?

Aunque no lo admita abiertamente, el economista es uno de los seres más supersticiosos del mundo. Las proyecciones son el pan de cada día de esta profesión: desde el practicante de un centro de investigación hasta el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, todos se han enfrentado al reto de tratar de predecir diferentes variables económicas como el dólar, la inflación, el PIB o incluso el incremento del salario mínimo. Y aunque las estimaciones se defienden desde las matemáticas, pueden llegar a ser igual de oscuras y de certeras que una lectura de cartas o que el horóscopo.

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Solo hace falta tomar como ejemplo el dólar. En Colombia ningún analista predijo que la tasa de cambio pasaría de los $2.000 a los $3.000 en 12 meses. Y, por supuesto, el Gobierno colombiano, con todos sus recursos, tampoco le pegó: tan solo en 2015 hizo tres ajustes a sus estimaciones de petróleo y de la moneda americana, y este año ya van dos revisiones. El cambio más reciente se dio hace una semana cuando Cárdenas le dio la razón al Fondo Monetario Internacional y bajó su pronóstico de crecimiento económico para 2016 de 3% a 2,5%.


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Pero aunque variables como el dólar destrozaron una tras otra las predicciones de los mejores centros de estudio del país, la fidelidad de sus seguidores nunca mermó, incluso aumentó. ¿Les suena familiar? Las críticas que se le hacen usualmente a las prácticas esotéricas son del siguiente orden: por medio de generalidades, y con un poco de misterio, mantienen enganchados a los fieles. Un ejemplo: "los cambios te han dado un poco de respeto siempre a pesar de que te gusten, pero ahora, sabes que tienes que cambiar algunas cosas, por tu bien". Esta es una muestra de lo que la página Horóscopo Negro le depara a este Mal Economista de signo Acuario.

Los mismos tipos de generalidades engancharon a los fieles de la economía colombiana en el primer semestre de 2015, un momento en el que todavía tenían la esperanza de que la crisis de los precios del petróleo fuera un efecto de corto plazo y que no durara otro año y medio… Tal como pasó. El ministro dijo esto exactamente el 11 de marzo de 2015: "la inflación en Colombia está bien anclada. El país sabe que tiene un banco central independiente que busca ese objetivo. Los colombianos sabemos que esa meta de inflación de 3% se ha logrado sistemáticamente y que la podemos mantener y lograr. En eso le debemos dar toda la tranquilidad a los colombianos".

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El mundo ahora sabe que el ministro de Hacienda se equivocó: entre marzo y agosto de 2015, el dólar en Colombia subió $500 pasando de $2.600 a $3.100. Como resultado de esto, el país vivió un fuerte choque inflacionario que hizo imposible que se cumpliera la meta de incremento de precios 3% de la que se habló Cárdenas en el primer semestre del año pasado. Y el descache fue por mucho, pues la inflación cerró el 2015 en 6,77%.


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A raíz del gran descache en las proyecciones de inflación, el Banco de la República tuvo que empezar a subir su tasa de interés desde septiembre de 2015. De hecho, hizo 11 incrementos consecutivos, terminó hasta hace un mes. Una estrategia que encareció todos los créditos de la economía, hasta los de vivienda. De esta manera los devotos que le creyeron al ministro de Hacienda y adquirieron un crédito hipotecario con tasas variables, en el primer semestre del año pasado, recibieron una fuerte penitencia: sus cuotas mensuales se encarecieron en más de 8%.

De manera que hace un año y medio los que consultaron la decisión de comprar casa con una pitonisa pudieron haber tenido mejor suerte que los que le creyeron a la bola de cristal del Gobierno. ¿Hasta qué punto las proyecciones, con toda su matemática, son esoterismos? Tal como pasa con las cartas, los resultados son ambiguos y no tienen garantía. Pero de la misma manera sus seguidores lo saben, y siguen consultando su consejo.

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Adivinen: Cárdenas sacó una nueva profecía: "Lo peor de la inflación terminó". El mensaje para los fieles es que los créditos se dejaran de encarecer, y que sería viable adquirir una deuda sin mucho riesgo. Seguramente habrá quienes optarán por acatar con su consejo, y, por supuesto, hay respaldo técnico que respalde esta idea. Pero también lo había hace un año y medio, y las consecuencias se pueden consultar en la actualidad.

De manera que en un mundo en el que las proyecciones económicas se pueden equivocar en más del 100%, y en que las matemáticas no son suficientes, no hay mucha diferencia entre consultar el Gobierno que a una lectura de cartas a la hora de comprar vivienda.