FYI.

This story is over 5 years old.

Los 43 que faltan

Además de los normalistas, son mucho más de 43 los desaparecidos en Guerrero y los militares podrían estar involucrados

En Guerrero hay más de 43 familias buscando a sus hijos y Félix Pita es uno de ellos. Su hijo desapareció el 1 de marzo de 2010 en el municipio de Iguala. "Me han dicho que los secuestran, que los ponen a trabajar o que los venden a los sicarios".
Fotos por Hans-Maximo Musielik

En Guerrero hay más de 43 familias buscando a sus hijos y Félix Pita es uno de ellos.

Su hijo Lenin Vladimir Pita, de 17 años, desapareció el 1 de marzo de 2010 también en el municipio de Iguala, el mismo donde fueron atacados los 43 normalistas de la Escuela Rural de Ayotzinapa la noche del pasado 26 de septiembre.

"Hablar de mi hijo me parte el corazón" dice el señor Félix a VICE News, quien ha querido contar su historia pues cree que elementos del 27 batallón de Infantería en Iguala podrían también estar relacionados con la desaparición de los normalistas.

Publicidad

"Si se llevaron a mi hijo pueden llevarse a más, me han dicho que los secuestran, que los ponen a trabajar o que los venden a los sicarios", cuenta el señor, un hombre fornido, de 1.80 metros de altura, con cabello cano y voz grave.

Vladimir es uno de los tres hijos que tuvieron Félix y la señora Guadalupe Orozco.

"Era un muchacho que daba abrazos, trabajador y le gustaba la escuela. Me decía que quería seguir mis pasos, pero superarme. Quería ser arquitecto", dice su padre.

Lenin Vladimir fue contratado la última semana de febrero de 2010 por los encargados de la discoteca Cherrys para que colocara equipo de sonido en el lugar. La noche del 1 de marzo, antes de las 11 de la noche, tres camionetas escoltadas por una pick-up del ejército se detuvieron en el establecimiento de donde secuestraron a Lenin y a otros cinco jóvenes más que trabajaban en el lugar.

Los vehículos se dirigieron al 27 batallón de Infantería de Iguala, donde después se vieron las camionetas sin logotipos que utilizaron los militares para levantar a los jóvenes, de acuerdo a las evidencias entregadas por los familiares a Human Rights Watch (HRW), quien informó en 2011 que en los hechos "existieron evidencias que sugieren fuertemente que miembros de las fuerzas de seguridad tuvieron participación".

Además de Lenin Vladimir, los elementos del ejército —entre 15 y 20 según los testigos— también levantaron a Antonio Orduña Vázquez, de 21 años, Sergio Menes Landa y Zózimo Chacón Jiménez ambos de 22, Alejandro García Orozco, de 32 años y Olimpo Hernández, de 34.

Publicidad

El señor Félix y los familiares de los jóvenes desaparecidos en 2010 recibieron videos de las cámaras de seguridad municipal de esa noche donde pudieron apreciar y constatar el momento del secuestro por parte de los militares. Esas pruebas sirvieron para la organización internacional HRW, quien reconoció el atropello de las autoridades mexicanas y generó la recomendación de la CNDH para examinar el caso.

Todo ha sido en vano. El hijo de Félix Pita continúa desaparecido.

Las otras estrategias de búsqueda

Los padres de los estudiantes normalistas iniciaron el jueves pasado una serie de caravanas informativas por diferentes entidades del país para que se conozcan los rostros de sus hijos "por si alguien los ve" , dice Epifanio Álvarez, padre de Jorge, quien irá hacia el norte del país hasta Chihuahua en un viaje de seis días.

La segunda caravana irá hacia el sur y tiene como destino el estado de Chiapas, otra de las entidades que junto a Guerrero, comparten situaciones de pobreza similares. Una tercera caravana recorrerá el estado de Guerrero durante cuatro días para sumar apoyo de otros municipios.

El próximo 20 de noviembre, el día que se conmemora el día de la Revolución Mexicana, las tres caravanas y el resto de los padres de familia se concentrarán en la Ciudad de México, donde todos los años se realiza un desfile.

Desde que Felipe Calderón asumió la presidencia en 2006 y hasta julio de 2014, se han reportado un total de 22,322 personas desaparecidas en México, de acuerdo con cifras oficiales. Los números fluctuaron este año, sin embargo, los principales defensores de derechos humanos creen que la cifra real podría ser mucho mayor.

Publicidad

En 2011, el poeta Javier Sicilia, encabezó una caravana por todo el país, similar a la que realizan los padres de los normalistas estos días. A esa caravana se unió Félix Pita, el padre de Lenin Vladimir, quien en su oportunidad le reclamó al entonces presidente Felipe Calderón por la desaparición de su hijo, quien hoy tiene 24 años.

"Yo le pregunté al presidente: '¿le puedo decir algo y no tengo represalias?' 'A ver dime' contestó, 'Cómo quisiera que de los seis que desaparecieron, uno de esos muchachos fuera su hijo'".

El papá de Jorge Álvarez, Epifanio, piensa algo similar ahora. "No sé si Peña Nieto no quiere a sus hijos o qué, pero si tiene corazón, si es padre, entendería y ya hubiese encontrado a nuestros hijos, ya nos los hubiese entregado, porque él los tiene".

Vivir sin mi hijo que se llevó el ejército…

Desde que el hijo de Felix y Guadalupe fue llevado por el ejército sin razón alguna, la pareja ha acudido a todas las instancias legales para denunciar el secuestro de su hijo y el de otros cinco jóvenes por parte de elementos del ejército mexicano.

"He ido a todas las instancias: a gobernación, con el entonces Secretario de la Defensa Galván, al Ministerio Público, con el gobernador, pero todos han sido irónicos, se burlan de mi", dice el señor Félix.

Al termino del sexenio del ex presidente Felipe Calderón, personal de la Secretaría de Gobernación cedió el expediente de su caso a la nueva administración (diciembre 2011). La familia Pita recibió a personas de esa dependencia hasta hace apenas un mes para iniciar una nueva averiguación del caso, pues su expediente está como "no localizado".

Publicidad

"De verdad esto duele. Por cosas como éstas —la perdida del expediente— ha habido momentos en que he pensado hacer un paréntesis y no pensar en el dolor, pero no puedo apartarme ni un segundo. Veo la ropa de mi hijo, veo su cama y sólo eso me da fuerzas. Si mi hijo tiene deudas pendientes con la autoridad, que se le juzgue, pero es muy distinto que no lo pueda ver a que se lo hayan llevado", dice el papá de Lenin Vladimir.

"Mis chamacas se quedaron en casa a pesar de todo. Mi hija está haciendo su maestría y la otra muchacha esta estudiando derecho. Los fines de semana estudia idiomas, quieren superarse. Eso es lo que me da ánimos para seguir buscando a mi hijo y he de ir a donde sea posible, a donde me llamen, por eso entiendo la desesperación de los padres de los normalistas. Haríamos lo que fuera por ellos, hasta tomar armas".

Los militares la noche del 26 de septiembre

Uno de los primeros testimonios recabados por VICE News dejó en evidencia la inacción del ejercito mexicano la noche de los atentados en contra de normalistas en Iguala.

Javier viajaba en uno de los tres autobuses, pero permaneció debajo de su asiento durante el primer ataque, mientras la policía rafagueaba las unidades y a desconocimiento de que sus compañeros eran llevados en camionetas a un lugar desconocido. Cuando cesó el fuego, Javier se levantó del piso del autobús, desde donde ya había pedido auxilio a otros compañeros de la escuela normal.

Publicidad

"En cuanto bajé fui a ver a un amigo que estaba herido. Tenía el labio destruido y no podía levantarse cuando comenzó la segunda balacera, pensé que eran cuetes, pero eran balas de nuevo que rosaban el piso", contó Javier.

Con ayuda de tres de sus compañeros cargaron a Edgar Andrés Vargas, a quien le apodan El Oaxaco, hasta una clínica de salud que se ubica a tres cuadras de donde sucedió el ataque. Corrieron sobre la avenida hasta una de las esquinas, doblaron la calle cuesta arriba y lograron entrar pero no fueron recibidos por el médico.

"No había doctor y el que estaba nos dijo que no podía hacerlo, subimos hasta el tercer piso donde había enfermeras que se echaron a correr, creo que pensaron que éramos sicarios, pero ahí nos quedamos mientras se escuchaba la balacera".

Dos víctimas del ataque en Iguala. Foto por Lenin Ocampo.

Javier permaneció en la clínica esperando atención médica para El Oaxaco, quien se desangraba por una herida de bala en la boca. Javier escuchó entonces la llegada de un vehículo que se estacionó en la puerta de la clínica, cuando se asomó desde el tercer piso donde él y sus compañeros cuidaban a El Oaxaco se percató que siete militares bajaban del vehículo y entraban al centro de salud.

Después de escuchar los impactos de bala, el joven y el resto de los estudiantes que permanecieron en el hospital, fueron detenidos por elementos del ejercito y forzados a salir del inmueble.

Publicidad

Los 15 normalistas, de acuerdo con el testimonio de Javier a VICE News, fueron obligados a colocarse en hilera viendo hacia la pared a la entrada de la clínica que se ubica a siete cuadras del cuartel del 27 batallón de Infantería. Sólo cuatro de los jóvenes, incluido Javier, fueron interrogados por el comandante del que no recuerda haberse identificado.

Los jóvenes le contaron que habían sido atacados por policías y que ahora sólo querían ayudar a su amigo, quien se encontraba herido en el tercer piso sin recibir atención médica. Los elementos confiscaron sus celulares y algunas mochilas y en reiteradas ocasiones, les dijeron que no se anduvieran metiendo en problemas.

"Después de un rato de tenernos frente a la pared, nos revisaron las mochilas, yo traía un tubo de galletas María y lo azotó contra el suelo. Nos quitaron los celulares, creo que los revisaron, pero estábamos contra la pared y luego nos preguntaron otra vez que hacíamos ahí y si estábamos robando. Luego se fueron y nos dijeron que no nos metiéramos en esas cosas.

Nos tenían revisando porque veían que en la clínica había sangre y pensaban que éramos de los malos, nos gritaban cosas, mientras nos pegaban a la pared, pero le decíamos que nuestro compañero estaba arriba y no lo ayudaron, se fueron y nos dijeron que iba a venir la ambulancia.

Nuestro compañero herido se quedó dentro de la clínica con otro estudiante, los militares no sabían que el otro compañero se quedó a cuidarlo, pero en cuanto nos soltaron nos echamos a correr y nos metimos por diferentes lugares para que no nos siguieran porque luego dieron rondines", dijo Javier en una segunda entrevista a VICE News sobre los hechos de esa noche.

El batallón de infantería de Iguala se compone de 564 militares. VICE News solicitó una entrevista con el comandante encargado del 27 batallón de Infantería, Antonio Reyes Rivera en Iguala, pero éste rechazó la solicitud; mientras que la oficina de prensa de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) no dio respuesta a la solicitud.

El escrutinio hacia los militares en México ha crecido desde que soldados en el Estado de México fueron acusados y enfrentan cargos por llevar a cabo una masacre extrajudicial en el municipio de Tlatlaya, que dejó a 22 muertos. Tres soldados enfrentan cargos por homicidio en cortes civiles por este incidente.

Sobre los hechos ocurridos en Iguala el secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, ofreció una versión a los diputados que integran la comisión del caso Ayotzinapa en la Cámara de diputados y aseguró que ningún elemento de ese batallón —el 27 de infantería de Iguala— participó en los hechos. Afirmó que solo había 21 elementos en la base aquella noche.

Cienfuegos dijo a los diputados que esa noche los elementos del batallón se comunicaron al C-4 y a la Policía Municipal, entonces a cargo de Felipe Flores —quien hoy es buscado por las autoridades por su presunta participación en los hechos— y éste fue quien informó al batallón que todo estaba bien.