Este artículo se publicó originalmente en 2015.Mientras veía la transmisión televisada de los estragos de la avalancha de Salgar en Antioquia, Justo Pastor Velásquez recordó las imágenes de las que había sido testigo en Armero, hace ya 30 años. La noche de la tragedia, Justo había viajado desde Bogotá para buscar a su cuñado y 40 familiares más que desaparecieron bajo la avalancha de lodo y escombros que borró a Armero del mapa. Aunque asegura haber sido el primer fotógrafo en llegar al lugar, nunca se atrevió a publicar las fotografías. Apenas si fue capaz de revelar los rollos ASA 400 para que no se velaran, guardó los negativos en un sobre y los reservó al olvido durante 30 años. Hostigado de tantos muertos que vio, viró su carrera como fotógrafo de crónica roja hacia lugares menos hostiles.
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Hace dos meses llegó hasta la oficina de VICE con un sobre lleno de fotos nunca antes vistas de aquel noviembre negro de Armero. Finalmente, había encontrado el valor para enfrentarse a la ampliadora y revivir aquellos instantes en que ayudó a rescatar a más de 10 heridos y miró a la cara a todos los muertos que se cruzó esperando descubrir, infructuosamente, algún rasgo familiar. Hace poco nos sentamos con él a revisar sus fotos y a escuchar de viva voz la historia de una tragedia anunciada que, como él suele decir, no debería repetirse en Colombia.