De cómo Chile fue campeón de América: una crónica en frío de un triunfo brillante
Imagen vía Reuters

FYI.

This story is over 5 years old.

el gran triunfo de 'la roja'

De cómo Chile fue campeón de América: una crónica en frío de un triunfo brillante

La selección nacional de Chile venció la Copa América por primera vez gracias a su particular 'Generación Dorada'. Detrás del la recompensa, sin embargo, se esconde un camino arduo.

"No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista", reza el dicho popular… y es muy adecuado para el caso de Chile, puesto que después de exactamente 99 años (la primera Copa América data de 1916), la selección nacional del país consiguió por fin su primera estrella continental y su primer título oficial de la FIFA.

Más fútbol: El partido que dio el nombre a River Plate

Chile, un país extenso pero estrecho de unos 18 millones de habitantes, vive encajonado entre las cumbres de los Andes y las olas del Pacífico: junto con Ecuador y Venezuela, era una de las únicas tres naciones que nunca habían ganado una Copa América. Se trata de la competición más antigua del mundo a nivel de selecciones, aunque a veces tiene singularidades muy peculiares.

Publicidad

De hecho, una buena muestra de la excentricidad que a veces se apodera de la Copa América, producto sobre todo del dinero y de dirigentes poco sensatos, fue la participación de Japón en la edición de 1999: ¿alguien se imagina a China jugando la Eurocopa? ¿Cómo se explicaría que gane la Copa un seleccionado no sudamericano? Bueno, cosas de la CONMEBOL.

Pero volvamos a Chile. Si la historia todavía no le había hecho un lugar en lo más alto del podio, ¿cómo logró el equipo que dirige el argentino Jorge Sampaoli soportar la presión de jugar en casa y tener que ganar sin haberlo logrado jamás antes?

Organizar la Copa en Chile representaba una enorme responsabilidad. La selección chilena la afrontó con valentía y logró la victoria sin perder ningún partido y con un fútbol muy ofensivo: los chilenos no esperaron la gloria, sino que fueron desacomplejadamente en su búsqueda gracias a un plantel rico en estrellas denominado 'la Generación Dorada'. Desde VICE Sports, ahora que han pasado unos meses, queremos repasar cómo logró 'la Roja' —no, España no: la primera 'Roja'— este gran triunfo.

Un grande, pero modesto

Chile es, después de Argentina, la federación más antigua de Sudamérica: su fútbol se organizó de forma oficial ya en 1895. El país es además la cuna de grandes jugadores, desde Guillermo Saavedra —apodado 'el Monumento' en el Mundial de 1930— hasta Alexis Sánchez, pasando por Sergio Livingstone, Elías Figueroa, Carlos Caszely, Patricio Yañez y la famosa dupla Za-Sa (Iván Zamorano - Marcelo Salas).

Cabe buscar los orígenes del éxito actual en los últimos años de la década de los 90. Después de 16 largos años, y de la mano del entrenador uruguayo Nelson Acosta, Chile logró clasificarse para el Mundial de Francia'98 gracias sobre todo a su carácter. Años después, el gran Marcelo Bielsa recogería el testigo y construiría un equipo con una personalidad y una vocación ofensiva únicas.

Publicidad

'El Loco' dejó su recuerdo para siempre. Su participación en el Mundial 2010 fue mágica a pesar de caer en los octavos frente a Brasil. Cuando Bielsa se marchó, dejó impuesta una escuela que 'la Roja' no pensaba abandonar. La llegada del Claudio Borghi en 2010 no alteró el rumbo del equipo: 'el Bichi' tenía claro que se había sembrado bien y que en un corto plazo de tiempo llegarían los frutos.

La mirada del maestro: Jorge Sampaoli hablando para la prensa en la rueda de prensa inmediatamente anterior al inicio de la Copa América 2015. Foto de Iván Alvarado, Reuters.

Mientras Chile conquistaba el corazón de los futboleros del mundo, Jorge Sampaoli desembarcaba en el club de la Universidad de Chile. En apenas dos años, el argentino demostró por qué era el adecuado para sustituir a Bielsa: ganó dos torneos de Apertura y uno de Clausura en la Primera División chilena de manera consecutiva y añadió una Copa Sudamericana al palmarés de 'la U'.

A pesar de disponer de las herramientas necesarias, Borghi no logró llevar a Chile al éxito esperado, así que a finales del 2012 Sampaoli le sucedió en el cargo de seleccionador. Con mucho esfuerzo, los chilenos lograron clasificarse para la Copa del Mundo de 2014, donde vencieron y eliminaron al campeón vigente, España. Sin embargo, el verde y el amarillo de Brasil volvieron a cruzarse en el camino de 'la Roja' y apearon a los chilenos en octavos de final, igual que en el Mundial anterior.

¡Llegó la hora!

Un año después, en 2015, llegó la mejor ocasión para sumar por fin el ansiado título. Con la mente puesta en salir campeón, Jorge Sampaoli tuvo que sortear diferencias con algunos jugadores para armar la mejor plantilla de cara a la Copa América. Algunos se debieron a problemas de conducta; a otros, que ya parecían descartados para siempre, se les convenció para que volvieran.

Chile llegó a la Copa América con un plantel veterano (28,3 años, la media más alta del torneo) y bajito (1,76 metros de media; junto con México, los equipos de menor altura), pero de una calidad y experiencia incuestionables. No en vano la mayoría de sus mejores jugadores eran estrellas de grandes conjuntos europeos, como el capitán Claudio Bravo (FC Barcelona), el centrocampista Arturo Vidal (Juventus FC) y el delantero Alexis Sánchez (Arsenal FC).

Publicidad

Precisamente el extenso calendario europeo, sin embargo, hizo mermar el rendimiento de la mayoría de los equipos de la Copa América; cabe tener en cuenta, por ejemplo, que la final de la Champions League entre (¡casualmente!) el Barcelona y la Juventus fue jugada apenas cinco días antes del comienzo de la Copa América.

El primer rival de Chile fue Ecuador, en el partido inaugural del torneo. Los chilenos empezaron el partido con incertidumbre; los ecuatorianos llegaban con muchas bajas, pero aún así fueron capaces de imponer su calidad con el balón durante muchos minutos. Un penalti de Miller Bolaños sobre Arturo Vidal se saldó con gol de Alexis Sánchez, pero no fue hasta que Eduardo Vargas anotó el 2-0 que el Estadio de Santiago pudo respirar tranquilo.

La victoria desató la algarabía en la capital chilena. El equipo no había jugado un buen partido: Sampaoli reconoció que su escuadra por momentos estuvo desordenada y que los goles habían llegado en el momento justo. La alegría fue tal, que hasta la Presidenta socialista Michelle Bachelet fue hasta el vestuario del mítico Estadio Nacional (que bajo la dictadura de Augusto Pinochet fue una cárcel, conviene no olvidarlo jamás), para poder festejar con los jugadores.

"¡Estoy tó fibraaaao!", dice Alexis Sánchez. Foto de Marcos Brindicci.

El siguiente partido con México fue de lo mejor de toda la Copa: un 3 a 3 electrizante que terminó con un punto por cabeza. A Chile le anularon dos goles en posición dudosa; el conjunto azteca, sin la mayoría de sus titulares, aprovechó las enormes ventajas ofrecidas por la retaguardia local.

Publicidad

Para el futbolero neutral, el 3-3 fue un gran espectáculo: entre el público chileno, sin embargo, provocó una cascada de dudas sobre el potencial competitivo del equipo.

Antes del partido con Bolivia sucedió un hecho inesperado que a punto estuvo de marcar el campeonato entero: Arturo Vidal, una de las grandes cabezas visibles del equipo, chocó con su Ferrari camino al hotel de concentración mientras volvía de tomar unas copas con su esposa en un casino cercano. No hubo consecuencias físicas, pero la duda se instaló en Pinto Durán, el 'búnker' chileno: ¿debía seguir Vidal en la Copa tras este desacato?

El debate se instaló en todo el país. Jorge Sampaoli, sin embargo, decidió dar soporte a su estrella; Vidal pidió disculpas a sus compañeros y la afición. Estaba claro que Chile estaba dispuesto a pagar cualquier precio por obtener la Copa.

Frente a Bolivia, el murmullo en el Estadio Nacional era constante. Los aficionados esperaban con expectación la vuelta de Arturo Vidal al campo. Sin embargo, la goleada que 'la Roja' endosó a Bolivia hizo pasar la vuelta de Vidal a un plano secundario; el público apenas se enteró de la entrada de Arturo al verde en la media parte.

Al día siguiente se supo que el rival de Chile en cuartos de final sería el defensor del título: Uruguay. Los 'charrúas' históricamente habían representado un duro escollo para los chilenos: la última vez en la que 'la Roja' había llegado a una final, en la Copa América de Argentina'87, los uruguayos se habían encargado de dejarles sin el título.

Publicidad

Antes del partido, Sampaoli rememoró un amistoso jugado en noviembre contra el equipo de Oscar Washington Tabárez —que terminó en derrota— y comentó lo siguiente:

Sabemos qué partido vamos a jugar, qué debemos hacer colectivamente y que el rival intentará neutralizar esa característica. Jugamos con Uruguay hace poco en Santiago y vimos que, pese a dominarlo completamente, terminamos perdiendo el partido.

Todo Chile sintió el partido como una final adelantada. Los asistentes, además, se disponían a presenciar el choque de dos estilos muy diferentes: la voluntad ofensiva de Chile contra el férreo orden de Uruguay. Los chilenos tomaron especial precaución sobre todo en el juego aéreo, una de las claves del éxito del equipo 'charrúa', y se hicieron con el dominio del balón: sus datos de posesión se fueron hasta el 77%, los más altos del torneo. 'La Roja' dio 547 pases en total contra sólo 81 de los celestes.

El gol de Mauricio Isla tras un genial pase de Jorge Valdivia (se lució en el torneo) a diez minutos del final sentenció una dura batalla en la que el árbitro Sandro Ricci tuvo una actuación deplorable. El partido terminó con dos expulsados y hasta nueve tarjetas amarillas: casi podría decirse que fue digno de otros tiempos, donde el fútbol era poco menos que una batalla abierta.

Un logro de equipo en todos los sentidos. Foto de Marcos Brindicci, Reuters.

Una vez superado Uruguay, a Chile le quedaba un último paso antes de alcanzar la final: su vecino en la Cordillera, Perú, un equipo modesto sobre el papel que sin embargo había sabido colarse en las semis del torneo. Los peruanos, además, venían mejorando su juego partido a partido.

Publicidad

Ahí estaba, sin embargo, Eduardo 'Turboman' Vargas para poner las cosas en su sitio. Con dos goles —el segundo, un espectacular zapatazo de fuera del área—, el actual jugador del Hoffenheim alemán selló el pasaje a la final. No obstante, no todo era felicidad: Sampaoli, preocupado, aseguró tras el partido que creía que frente a Perú los chilenos habían jugado "el partido más desordenado" del torneo. Y eso que Perú jugó con uno menos durante 70 minutos.

Mientras tanto, la otra semifinal, jugada entre Argentina y Paraguay —un equipo teóricamente humilde que sin embargo logró eliminar a un Brasil que sin Neymar fue una sombra—, terminó con un lapidario 6-1 albiceleste. Argentina parecía abrir la puerta del gol que se le venía negando en los encuentros anteriores y se transformaba así en el letal favorito que todos esperaban.

La ansiada final

En la tarde del 4 de julio se encontraron en el Estadio Nacional de Santiago de Chile los que sin dudas eran los dos mejores equipos de la Copa América. Se trataba de una final con gran expectativa e innumerables alicientes: era un choque de países vecinos en el que Chile iba a luchar por conseguir su primer trofeo y Argentina por romper una racha de 22 años sin títulos oficiales con la selección mayor (exceptuando los Juegos Olímpicos).

Leo Messi, número uno indiscutible en el Barcelona, quería por fin consagrarse con la albiceleste después de perder la final del Mundial en Brasil 2014 y la final de la Copa América en 2007. La condena del pueblo argentino podría ser cruel con su capitán ante una nueva decepción.

Publicidad

En ambas selecciones los días previos se vivieron de manera diferente. Argentina repitió su equipo y apostó a su idea, un rasgo muy distintivo de su técnico Gerardo 'Tata' Martino; Chile prefirió adaptarse al rival. Sampaoli centró su planteamiento en dos ejes: evitar las buenas recepciones de Messi y Ángel Di María y controlar al 'crack' azulgrana cuando le llegaba la pelota.

Defender a Messi dependía del sector por el que entraba. Lo marcamos zonalmente según si venía por derecha o izquierda. La idea era interceptarle antes de que pudiera conducir la pelota. Se nos puso de frente una vez y casi nos marca gol en el 90': Messi no te permite un solo error.

Para conseguir sus objetivos, Sampaoli hizo múltiples cambios y presentó un once que hasta ese momento no había alineado aún en el torneo. Por delante del portero Claudio Bravo, el técnico de 'la Roja' ubicó tres defensores: Francisco Silva —que todavía no había jugado en la Copa—, Marcelo Díaz —que siempre había jugado en el centro del campo— y Gary Medel.

Un capitán de altura: el portero Claudio Bravo levanta la Copa América tras la consecución del título. Imponerse a Argentina en la final no fue nada fácil. Foto de Marcos Brindicci, Reuters.

Más adelante, Sampaoli superpobló el centro del campo: Mauricio Isla, Charles Aranguiz, Arturo Vidal, Jean Beausejour y Jorge Valdivia se repartieron la media. Alexis Sánchez y Eduardo Vargas ocuparon la punta del equipo.

El equipo chileno aguantó. Sin generar un gran torrente de ocasiones, Chile empezó con gran intensidad y ahogó a Argentina, que no pudo salir a la contra como cabría esperar. Los noventa minutos terminaron con el empate a cero en el marcador: el desgaste físico hizo mella en la propuesta chilena, pero los argentinos no supieron aprovecharlo con sus contras. El éxito de la propuesta chilena puede resumirse en un dato: Messi tiró una sola vez a puerta… y encima, a balón parado.

Publicidad

Entiendo que propusimos más que Argentina y ellos apostaron por defender y contragolpear. No sufrimos su velocidad ni su habilidad. Sus transiciones siempre acabaron en nuestro pie. Fuimos mejores en el dominio posicional. Ellos sólo esperaban nuestro fallo.

Tras la prórroga, con los pulmones ya vacíos de oxígeno y las piernas pesantes como plomos, llegaron los penaltis. Como es tan difícil relatar un momento a cara o cruz, con tanta tensión y emoción, hemos decidido dejaros las imágenes para que los recordéis vosotros mismos. Aviso: a los fans de Gonzalo Higuaín no les hará ninguna gracia rememorar el momento.

Cuando Alexis Sánchez ya festejaba con el público tras una exquisita definición en el penalti definitivo, Jorge Sampaoli dijo, emocionado: "Sabiendo que un equipo chileno tuvo la valentía de jugar como jugó la final, me tengo que quitar el sombrero".

De ahora en adelante a este seleccionado campeón podría llamárselo tranquilamente como la 'generación de la Copa'. La historia del fútbol chileno se lo agradece para siempre.

Sigue a Pablo Aguirre en Twitter: @bloovier