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Cultură

El ataque de los drones: El curioso ascenso de General Atomics (Parte 2)

Obtener cualquier información sobre General Atomics es una tarea difícil.

LA VERDADERA CARGA

General Atomics no cotiza en Wall Street, así que obtener cualquier información específica sobre sus cuentas es una tarea difícil. Casi me siento mal por la encargada de relaciones públicas que respondió a mis preguntas. Supongo que tiene que dar estas respuestas ambiguas todo el día: “Como compañía privada, nuestros ejecutivos son muy cuidadosos con las preguntas de los medios que deciden responder. Asumo que tendrán que declinar su petición, pero de todas formas la enviaré a revisión”. Tenía razón; unos días después recibí un rechazo formal.

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Pero aunque no podamos echar un vistazo a los libros de General Atomics, podemos examinar sus contribuciones políticas. Un análisis de sus gastos en Capitol Hill rápidamente revela que el éxito de la compañía después del 11 de septiembre no se debió sólo a que tenía el producto adecuado en el momento adecuado. La compañía comenzó a su acercamiento a los políticos a principios de los noventa, gastando más de un millón de dólares a través de su comité de acción política, mucho tiempo antes de que el término Guerra contra el Terror se convirtiera en parte de nuestro léxico cultural.

De 2000 a 2005, General Atomics se enfocó en los miembros del congreso, gastando unos 660 mil dólares en 86 viajes para legisladores, asistentes y sus esposas. Conforme los drones Predator de los Blue ganaron popularidad en la guerra contra el terror de la administración Bush, General Atomics aumentó sus contribuciones políticas.

La compañía también comenzó a trabajar con los asistentes, no sólo con los políticos, para construir una conexión sólida con los hombres y mujeres que supervisan las acciones de los tomadores de decisiones y les proporcionan información legislativa relevante. “Nos acercamos a ellos”, admitió Gary Hopper, Vicepresidente de General Atomics en Washington, en 2006. Como se dice en un reporte del Centro para la Integridad Pública:

El reciente éxito de General Atomics parece estar ligado a su habilidad para influenciar a miembros clave del Congreso, incluyendo aquellos cuyos asistentes viajan al extranjero con la compañía. La compañía ha tendido a patrocinar viajes para los asistentes más allegados a los legisladores que laboran en los paneles afines a sus intereses, en lugar de [patrocinar] a los tomadores de decisiones en sí.

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El reporte del CIP cita a Dennis Thompson, profesor de política pública en Harvard y director fundador del Centro para la Ética de la universidad, quien llama a este arreglo una “corrupción del sistema”. Existen “razones legítimas para que los miembros del Congreso y sus asistentes viajen”, explica Thompson. “Pero me parece casi imposible justificar la participación de los asistentes en juntas de negocios”.

Es verdad, General Atomics tiene unos cuatro mil empleados en el mundo, un equipo insignificante cuando se le compara con algunos gigantes de la industria de defensa como Boeing, quien tiene unos 150 mil empleados. Pero es la disposición de General Atomics a gastar dinero lo que le ha permitido codearse con los grandes nombres. Su catálogo de cortejo político es largo, pero estos son algunos de los datos más sobresalientes:

• De 2002 a 2006, General Atomics llevó a Nancy Lifset, ex directora legislativa para Randy “Duke” Cunningham, por el mundo. Cunningham es quizá uno de los congresistas más corruptos en la historia de Estados Unidos. Actualmente se encuentra en prisión en el Campo Penitenciario de Tucson, Arizona, tras declararse culpable de conspiración, fraude postal, fraude electrónico y evasión de impuestos. Cuando Donald Rumsfeld se presentó ante el subcomité de Defensa en 2001, Cunningham cuestionó al entonces Secretario de Defensa sobre el Predator B, recomendando a Rumsfeld que el ejército aumentara el gasto en la aeronave. ¿Por qué? General Atomics gastó unos 36 mil dólares en viajes para Lifset, un precio relativamente pequeño a pagar por establecer una conexión con un hombre conocido por organizar contratos con el Pentágono a través de engaños y sobornos.

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Según los registros de viajes del congreso, Lifset pasó 10 días en Italia visitando las instalaciones de la OTAN y reuniéndose con contratistas de la defensa; 10 días en Alemania visitando las instalaciones de General Atomics; ocho días en Turquía (con una parada en Roma) para discutir asuntos de defensa con los representantes locales; y una visita a Australia en la que cargó a la compañía otros 38.35 dólares en “artículos diversos, periódicos, etcétera”. Lifset huyó del Capitolio justo después de que los múltiples escándalos de Cunningham lo acabaran legalmente. Se tomó unas vacaciones en Sudáfrica donde escribió un libro sobre la vida silvestre. “Fue el máximo escape del infierno que era mi trabajo”, explicó tiempo después. “Cuando me fui del Capitolio, estaba exhausta, física y emocionalmente, y no quería más que descomprimirme y tener una sensación de normalidad diaria otra vez”.

• Jerry Lewis, el representante estadunidense por el distrito 41 de California, ex director de la Comisión de Asignación de la Cámara de Representantes, involucrado en toda una serie de escándalos por cabildeo con la industria de la defensa, recibió 65 mil dólares de PAC de General Atomics. Más tarde dijo ser responsable de asignar más de 100 mil dólares en fondos por el Predator.

• Duncan D. Hunter (representante de California), quien heredó el distrito de su padre, además de una inquebrantable alianza con General Atomics, solicitó inmediatamente la asignación de 26 millones de dólares para el principal aportador a su campaña. Entre 1989 y 2008, su padre recibió 70,400 dólares de la compañía. General Atomics contrató a Frank C. Collins (y a su compañía de cabildeo, Northpoint Strategies), ex jefe de distrito del primer Representante Hunter y antiguo jefe de personal de un tal Duke Cunningham.

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• General Atomics tiene sus oficinas centrales en el distrito del representante Brian Bilbray, quien alguna vez declaró que los drones eran tan populares que uno podría resultar presidente, sin importar su partido. El ímpetu detrás del entusiasmo de Bilbray por los drones se puede rastrear fácilmente, ya que es uno de los miembros del Congreso que más se ha beneficiado de las contribuciones de General Atomics. Desde 1998, Bilbray ha recibido casi 60 mil dólares de la compañía.

El representante Howard Phillip “Buck” McKeon, copresidente del Comité de Sistemas no tripulados, a la derecha, platica con miembros de la Asociación Internacional de Vehículos No Tripulados, el principal grupo de cabildeo de la industria. (Unmanned Systems Caucus)

Cada uno de estos políticos, sin contar al ahora preso Cunningham, es miembro del Comité de Sistemas No Tripulados, una facción política establecida en 2009 por el republicano Buck Mckeon (beneficiado con 29 mil dólares en el último ciclo de General Atomics) para “educar” al Congreso sobre las sorprendentes habilidades de los drones. Desde 2005, General Atomics ha donado 1.6 millones de dólares a miembros del Comité de Sistemas No Tripulados, y a cambio ha recibido 248 millones de dólares en pedidos de drones, sólo del Departamento de Seguridad Nacional.

Aunque hay algunos demócratas en el Comité, entre ellos el codirector Henry Cuellar, el grupo está compuesto principalmente por conservadores de extrema derecha. Además de Bilbray, Hunter y Lewis, el grupo también es representado por Daniel Issa, quien convocó a una audiencia en el congreso sólo para evitar que una mujer solitaria testificara; Rob Bishop, quien piensa que las compañías petroleras deberían pagar menos impuestos y apoya un plan para quitar todos los fondos al Acta de Conservación de los Humedales de Norteamérica; y Joe Wilson, quien en una ocasión señaló al Presidente y le gritó “¡Usted miente!” durante una sesión conjunta en el Congreso sobre el sistema de salud.

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Joe Wilson detesta el sistema de salud (y a los mentirosos), pero le encantan los drones.

Éste es un arreglo económico reminiscente de esa terrible palabra noventera, triangulación. Mientras que una porción considerable de las bases de estos políticos todavía cree que el presidente de Estados Unidos falsificó su certificado de nacimiento y que el “Obamacare” es una conspiración diseñada para aumentar los impuestos, el amorío de la administración con los vehículos no tripulados no hace más que seguirlos financiando.

Varios de los participantes en el Comité también apoyan una política draconiana de control fronterizo, como la indignante SB 1070 en Arizona, y han pedido el uso de más drones para controlar la inmigración. Aunque la inmigración desde México alcanzó niveles históricamente bajos, los legisladores han hecho un llamado para que los Predators sean utilizados para buscar inmigrantes ilegales, lo cual inmediatamente lleva a cuestiones económicas.

Según el informe de auditoría obtenido por Los Angeles Times, cuesta unos mil dólares por hora tener un avión teledirigido en el aire, y necesitan de una hora de mantenimiento por cada hora de vuelo. Además, el Departamento de Seguridad Nacional cuenta ya con más drones de los que necesita, esto a pesar de que los aviones tripulados más viejos, los cuales a estas alturas son 30 por ciento más baratos de utilizar, tienen un mucho mejor historial de vuelo.

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Al menos sobre las regiones tribales en la frontera entre Afganistán y Pakistán, los aviones tripulados son mejores que sus primos no tripulados, en particular mejores que los modelos Predator y Reaper de General Atomics, lo cuales parecen sufrir del síndrome del dron que cae.

"NO SÓLO NECESARIO, SINO MORALMENTE JUSTIFICABLE"

La satisfacción mutua derivada del actual acuerdo tiene sus raíces en la campaña presidencial de 2008, cuando la mayoría de los defensores de Obama veían al senador de Illinois como una buena alternativa a las bélicas decisiones en materia de política exterior de la administración Bush. McCain, decían, sólo representa la continuación del desastre.

Una notable excepción era el fallecido Christopher Hitchens. En un ensayo para Slate, explicó el porqué de su apoyo a la candidatura de Obama, en particular su posición sobre aplastar a la amenaza terrorista en Medio Oriente:

El Senador Barack Obama ha sido el más efusivo de los candidatos presidenciales al momento de hablar del peligro que enfrentamos y la necesidad de actuar sin demasiado sentimentalismo contra nuestro supuesto aliado en Islamabad… los liberales estadunidenses no pueden hacer frente al hecho de que, si su hombre gana en noviembre, y si algo de lo que ha dicho es cierto, habrá más guerra, y una más amarga y prolongada.

Las palabras de Hitchens resultaron proféticas. Los ataques con drones en Pakistán comenzaron con la administración Bush en 2004 (el primer ataque mató al líder militar pastún, Nek Muhammad Wazir, y a dos niños) pero, según un análisis de los periódicos por la New America Foundation, sólo hubo ocho ataques en el transcurso de los siguientes tres años. Sin embargo, en 2008 el número se disparó a 33, y en el primer año de Obama, hubo más ataques que en todos los años de Bush: Pakistán, 53 ataques en 2009 que mataron entre 369 y 725 personas.

Al final del año el presidente Obama recibió el Premio Novel de la Paz. En su discurso de aceptación, dijo: “Debemos comenzar aceptando una dura verdad, que no viviremos para ver erradicados los conflictos violentos. Habrá tiempos en los que las naciones, actuando solas o en conjunto, descubrirán que la fuerza no es sólo necesaria sino moralmente justificable”. En 2010, la administración Obama realizó 118 ataques con drones en Pakistán.

Anteriormente: El Ataque de los Drones, parte 1