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A pesar de la oposición de la CBI, los países tienen total libertad para auto otorgarse permisos para la caza de ballenas con fines científicos, y no están obligados a modificar su investigación con base en las recomendaciones de la CBI.Japón se ha aprovechado de ese vacío legal desde 1987. Pero en 2010, y más tarde en 2012, los gobiernos de Australia y Nueva Zelanda presentaron demandas ante el Tribunal Internacional de Justicia, argumentando que las justificaciones de Japón para la caza de ballenas en aguas internacionales no eran válidas y violaban la prohibición de 1986.En marzo de 2014, el Tribunal acordó poner fin a gran parte de las operaciones de caza de ballenas de Japón en la Antártida. Pero en septiembre, Japón presentó un nuevo plan a la CBI sobre la caza de ballenas, alegando que sí cumplía con las recomendaciones del Tribunal.Recibirán muchas críticas ya que se calificará esta ciencia como contraproducente e innecesaria. Pero realmente no necesitan un permiso
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