El arte de rendir homenaje a los muertos

Después de Halloween, del atracón de golosinas y de la cruda de muerte que nos cargamos todos, aún tenemos ánimos de seguir festejando, al menos en México.

En años recientes, el 31 de octubre es también llamado "Víspera de Día de Muertos", tanto en Estados Unidos como en México (ambos países hemos adoptado poco a poco las tradiciones del otro). Y eso significa que de pronto, recordamos que hay que honrar a nuestros muertos a través de la ofrenda (o "altar de muertos"). La ofrenda no es algo que se compra, es algo que se hace de principio a fin, es un do-it-yourself-at-home, pero ¿cómo?

En México y en muchas comunidades mexicanas en Estados Unidos, el Día de Muertos es visto como un momento para celebrar y honrar a los seres queridos fallecidos. La gente, tal vez inevitablemente porque las fechas entre Halloween y Día de Muertos son tan cercanas, ha fusionado algunas prácticas de ambas celebraciones. Eso sucede en ambos países.

Pero al final del día, Día de Muertos, que ocurre el 1 y 2 de noviembre, siempre será un espacio de reflexión sobre la vida y la muerte. Es una celebración un poco más seria que los disfraces de enfermera sexy o del Guasón. Lo más importante de este festejo es el altar de muertos, que tiene la función de evocar la muerte de los seres queridos, pero no en un sentido mórbido, sino con un aire de honor, respeto y afecto. Sin la ofrenda, no hay fiesta de la qué hablar.

Tampoco es complicado montar una ofrenda de muertos, puedes hacerlo fácilmente siguiendo estos básicos pasos. Mira, no todos vivimos en un pintoresco pueblo mexicano en Oaxaca, pero todos tenemos un mercado cercano donde comprar lo necesario. Si no eres de México, puedes incluso hacer tus propias calaveritas de azúcar y chocolate. ¡Vamos, manos a la obra!

Escoge un buen lugar para el altar, puede ser un espacio central en tu casa, como el comedor, el pasillo principal, el rincón junto a la ventana. Evita las habitaciones privadas y los armarios, los muertos aman ver y ser vistos. Considera que el altar debe tener dos o tres niveles, de preferencia. Usa algunas viejas cajas y una tabla de madera para crear distintas alturas en el altar.

Cubre tu altar con un chal o rebozo mexicano. Una tela negra funciona muy bien también, aunque antes de decidir debes ver si tu mercado vende papel picado, que es un papel de decoración tradicional del Día de Muertos en todo México. Si te sientes habilidoso y astuto, puedes intentar hacer el papel picado tú mismo, al fin que sólo necesitas papel china de colores, tijeras y mucho ingenio. Hoy estamos en ánimo artístico, así que elegimos una hoja blanca como fondo de nuestro altar.

En México, esas hermosas y brillantes florecitas anaranjadas se conocen como cempasúchil y son típicas de la temporada otoñal, además de estar históricamente relacionadas con el Día de Muertos. Están presentes, por su puesto, en todos los altares que se respeten y decoran las tumbas el 2 de noviembre. Algunos artistas hacen complejos diseños con estas flores, a veces forman retratos de personajes mexicanos, otras, frases sobre la muerte. Pero claro, no tienes que complicarte tanto la vida, solo colocar una maceta o un florero con ellas. Recomiendo especialmente que despalilles las flores y las coloques en una fila al frente del altar.

Un tipo de pan de dulce mexicano hecho especialmente para celebrar Día de Muertos, aunque es tan popular que las panaderías lo hacen desde octubre y hasta diciembre. Hay muchas recetas y tipos de pan de muerto, tantas como panaderías en México —aunque ahora lo venden en todos lados, hasta en las gasolineras—. El pan es esponjoso, con un especial sabor a naranja y azahar y se cubre con azúcar y miel. Compra unos cuantos, come algunos y ofrece los demás a tus muertos.

Tus queridos muertos necesitan luz para guiarse en la obscuridad de la noche hasta la ofrenda.

Éstas, por su puesto, son esenciales. Es mejor cuando las fotos son viejas, en sepia o blanco y negro, y tiene aspecto desgastado (procura poner una foto de tu abuela cuando era joven y no la última que se tomó en vida), aunque claro que en esta era de la tecnología, el alma del difunto no se enfadará si te robas una foto del Facebook y la imprimes en papel bond. Eso sí, trata de conseguirle un marco bonito.

Ya sabes, esos bonitos cráneos comestibles y decorados con virutas de colores que venden los artesanos de alfeñique en México. También puedes hacerlos en casa, es muy fácil, sólo consíguete un molde en forma de cráneo. Decora el altar con ellas como tú quieras. (Las de chocolate son maravillosas porque puedes comerlas inmediatamente después de la noche de muertos, cuando ellos ya no te están viendo).

Las frutas son excelentes ofrendas para el altar. En la Ciudad de México usamos mandarinas, guayabas, peras, cañas, manzanas, porque son las frutas que están en su apogeo. De pronto también incluímos semillas, sobre todo cacahuates, que resultan una bomba de energía para ellos —aunque teóricamente ellos ya no necesitan energía, están muertos—.

Los humanos no debemos fumar, pero los muertos no incurren en ningún riesgo de salud al inhalar un poco de humo de tabaco durante algunas horas (la noche del 1 al 2 de noviembre). Si a tus seres queridos les gustaba fumar, déjales un set de cigarrillos —con todo y encendedor o cerillos— en su ofrenda. Nada mejor que recordar los vicios de la vida.

Aquí es donde la cosa se pone seria. Los muertos durante su día están en ánimo festivo (según la creencia, es el único día del año en el que pueden "regresar" a este mundo para disfrutar de lo que tanto amaban en vida). La otra vida no puede ser todo pesimismo y añoranza, ¿verdad? Las ánimas quieren fiestar, sentirse cálidas de nuevo, y el tequila hará el efecto. Coloca un caballito de tequila en tu altar. Enciende las velas, recuerda los buenos momentos que compartiste con tus seres queridos y deja que los buenos recuerdos trasciendan la imaginaria frontera entre la vida y la muerte.