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Mujer

Iratxe García: "He recibido numerosas muestras de apoyo de hombres y mujeres polacos"

La eurodiputada socialista que se enfrentó al polaco Korwen-Mikke, quien argumentó que las mujeres "son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes", agradece las muestras de apoyo recibidas pero lamenta que el machismo sigue siendo una lacra.

La eurodiputada del PSOE Iratxe García, que se ha convertido en una figura mediática tras su altercado con el polaco Janusz Korwin-Mikke en el Parlamento Europeo, ha sabido sacar la parte positiva de un rifirrafe que nos ha trasladado de un plumazo al siglo XV y que ha dado la vuelta al mundo en un vídeo viral. "He recibido numerosos mensajes de apoyo por parte de la ciudadanía, especialmente de hombres y mujeres polacos que se avergüenzan de estas declaraciones. Tienen miedo de que el mundo crea que todos los polacos piensan así", afirma García.

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De hecho, no es la primera vez que García tiene que soportar los exabruptos de Korwin-Mikke, quien no dudó en afirmar que las mujeres "han de ganar menos que los hombres porque son más débiles, más pequeñas y menos inteligentes", a una pregunta de García sobre la brecha salarial. La respuesta de la parlamentaria socialista no se hizo esperar: "Sé que le duele y le preocupa que hoy las mujeres podamos estar representando a los ciudadanos en igualdad de condiciones. Yo aquí vengo para defender a las mujeres europeas de hombres como usted".

VICE: ¿Qué tal sienta a alguien como usted, que se proclama feminista, escuchar unas declaraciones de ese calibre en un lugar, la Eurocámara, que en teoría nos representa a todos?
Iratxe García: Me sentí indignada, no me esperaba para nada que se atreviese a decir algo así, pese a que ya nos tiene acostumbrados a sus salidas de tono.

¿Se imagina que estas mismas declaraciones las hubiese hecho sobre otra raza o religión? ¿Está la sociedad más preparada para luchar contra la discriminación racial que contra la de género?
Pues aunque en principio tendemos a pensar que sí, que sería impensable hablar así de alguien de otra raza, lo cierto es que Korwin-Mikke ha hecho declaraciones de este estilo contra los inmigrantes y los refugiados, y ha sido sancionado por ello.

No parecen importarle mucho las sanciones si tenemos en cuenta que se rio cuando usted le respondió, enfurecida.
Bueno, al final la Eurocámara puede establecer una sanción económica o administrativa, pero su dimisión solo depende de él. Al acta de diputado solo puede renunciar por decisión propia.

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No podemos echarle, quiere decir. 
Podemos exigir su dimisión y salir a la calle. De hecho, ha habido una gran movilización y me he sentido muy respaldada. Pero no, no se le puede obligar, legalmente hablando, a colgar el acta de diputado.

El altercado se produjo cuando usted defendía la igualdad salarial entre hombres y mujeres en una sesión del Parlamento Europeo. ¿Qué hacemos para conseguirla?
Legislar. Más allá de la educación, es importante que exista una legislación europea común en materia de igualdad, y todavía no existe. No puede ser que cada país europeo tenga una definición de lo que es la violencia de género y, por lo tanto, una tipificación del delito. Tiene que haber también una legislación común en materia de permiso de paternidad, que debe ser independiente e intransferible, por poner otro ejemplo. Y en materia de salarios debemos establecer objetivos cuantificables: la brecha salarial tiene que reducirse un 2% cada año. Si esto no se legisla acabaremos teniendo igualdad salarial, según los cálculos, en el 2086. Un poco tarde, ¿no?

¿La cualificación tiene algo que ver en la desigualdad salarial?
Para nada, aunque socialmente se tienda a pensar lo contrario. Hay estudios que demuestran que en los puestos de responsabilidad también se da este desequilibrio de salarios. Incluso más.

¿Estamos todos los países europeos al mismo nivel en tema de derechos de la mujer?
En absoluto, aunque en algunos aspectos deberíamos quitarnos el chip de menospreciar a los países del sur. España, sin ir más lejos, es un país pionero en la aprobación de una Ley de Violencia de Género, aunque los países del norte de Europa son un ejemplo en materia de conciliación, simplemente porque tienen unos estados del bienestar más consistentes que garantizan la igualdad no solo en materia de género, sino a todos los niveles.

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¿Qué diría usted a los que se oponen a la política de cuotas y prefieren hablar de meritocracia?
Que desgraciadamente hoy por hoy son necesarias las cuotas, y que estamos trabajando para crear un mundo en que no lo sean. Las mujeres tenemos un techo de cristal que nos impide llegar a los espacios de representación. Sinceramente, me niego a pensar que por méritos no haya representación femenina en muchas organizaciones. ¿Quién puede creer algo así?

¿Ser mujer le ha cerrado puertas?
Por supuesto, como a todas. Muchas menos que a las mujeres de la generación anterior, que fueron las que lucharon para allanar el camino. Pero nuestra sociedad no es igualitaria y eso me afecta como mujer, claro.

Póngame un ejemplo.
El problema fundamental es que en ocasiones los ejemplos no son tangibles, no son obvios. Eso es lo preocupante. ¿Sabes cuándo se toman muchas decisiones importantes en política? En reuniones al final de una cena. Por motivos relacionados con la conciliación, en líneas generales a esas horas siempre han quedado pocas mujeres decidiendo.

¿Es el PSOE un partido feminista?
Hemos avanzado mucho en materia de igualdad, pero, como en todas partes, se siguen dando comportamientos machistas.

¿Cree que lo mejor que puede pasarnos a las mujeres españolas es una alianza entre el PSOE y Podemos para poder avanzar en materia de igualdad?
Creo que lo mejor que puede pasarnos a las mujeres es que nos juntemos todas las mujeres en el ámbito político para exigir nuestros derechos.  ¿Lo hacen?
Sí, en la Eurocámara bastante. Lástima que en algunos temas, como el aborto, nos separan nuestras ideologías.

¿Qué papel deben desempeñar los hombres en la lucha por la igualdad?
Para empezar, deben dejar de creer que feminismo es lo contrario de machismo. Debemos hacer pedagogía, hacerles entender que esta lucha es compartida y que solo juntos podremos conseguir la igualdad.