En México la verdad puede costar la vida

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En México la verdad puede costar la vida

Como muestra de solidaridad a los periodistas mexicanos, y por el derecho a la libertad de información, nos unimos al paro #NiUnoMas. El día de hoy —martes 16 de mayo— sólo estaremos publicando contenido sobre libertad de prensa.

Javier Valdez dedicó Narcoperiodismo, su último libro, "a los periodistas mexicanos valientes y dignos, exiliados, escondidos, desaparecidos, asesinados, golpeados, atemorizados y pariendo historias, a pesar de la censura y los cañones oscuros". Este 15 de mayo Javier fue asesinado en Culiacán, Sinaloa, a dos cuadras de las oficinas Ríodoce, semanario del cual es fundador. Es el quinto asesinato a periodistas en lo que va del año —sin contar el de Filiberto Álvarez, periodista asesinado en Morelos— y el 105 desde el año 2000, según Artículo 19.

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Vivimos en un país donde la libertad de prensa tiene sus excepciones. La información incómoda y vigilante viene acompañada de agresiones, intimidaciones e incluso la muerte. Por ello, hoy en VICE, dedicamos una columna a documentar las agresiones hacia periodistas en nuestro país porque no dejaremos que los asesinatos, las amenazas, el maltrato físico o detenciones arbitrarias se normalicen.

Vivimos en un país donde la impunidad y la corrupción ya no resuena; donde el 99 por ciento de los casos de agresiones contra periodistas no se resuelven y ocupar el tercer lugar en la lista de países más mortíferos para periodistas no dice nada más que una estadística.

El derecho de estar informados como sociedad es fundamental, es la única manera de fortalecer el debate público y construir una democracia sana. Necesitamos una prensa libre, plural e independiente.

En esta columna documentaremos la crisis de violencia que estamos viviendo en México, porque cuando callan a un periodista no violentan sólo su derecho, sino perdemos todos como sociedad. Perdemos la oportunidad a la verdad.

Hoy nos preguntamos qué tan comprometido se encuentra el gobierno en la protección y defensa de la labor periodística. En un entorno donde la espiral de violencia ha alcanzado cifras abrumadoras y creado un escenario desolador para ejercer nuestra profesión. Sobre todo, cuando en nuestro país no se investiga, ni se sanciona a los responsables y la señal que se envía a la sociedad es que este tipo de delitos no trae consecuencias y favorece su recurrencia. Por ello, con el inicio de esta columna queremos aportar a la conversación y, sobre todo, visibilizar los casos para que no queden en el olvido.

@Woldenberg