FYI.

This story is over 5 years old.

Los demócratas recuperaron Cámara de Representantes

Los demócratas recibieron buenas noticias el martes por la noche, pero aun así no hay mucho que puedan hacer.
LC
traducido por Laura Castro
Nancy Pelosi en el escenario.
La líder de la Cámara demócrata Nancy Pelosi en un evento el día de las elecciones. Foto dey Yuri Gripas/Bloomberg vía Getty.

Artículo publicado originalmente por VICE Estados Unidos.

Cuando los demócratas reclamaron más de dos docenas de escaños en la Cámara de Representantes el martes, recuperando así el control de la cámara baja del Congreso, obtuvieron una gran victoria en muchos sentidos. Para empezar, fue indicativo de la amarga oposición del país a Donald Trump y sugirió que los mensajes xenófobos y racistas con los que él y su Partido Republicano cerraron la campaña no atrajeron a suficientes votantes, al menos en los suburbios. Tener el control de la Cámara significa para los demócratas poder supervisar realmente al poder ejecutivo a través de investigaciones, citatorios y audiencias; incluso antes de su victoria, se esperaba que los líderes demócratas investigaran los lazos de Trump con Rusia, así como sus impuestos, y también a su secretario del Interior, Ryan Zinke, quien es extremadamente amigable con los grupos de presión, entre otros personajes turbios.

Publicidad

Ese rol de supervisión no debe ser subestimado: que haya más investigación podría conducir a más renuncias en el gabinete de Trump o, como mínimo, ayudaría a esclarecer puntualmente la procedencia del capital de la Organización Trump. Pero la Cámara de Representantes en sí misma es una especie de premio de consolación. Las elecciones intermedias, por publicitadas que hayan sido, no determinan el control del gobierno federal hasta el punto de marcar el rumbo que Estados Unidos podría tomar para las futuras elecciones. Las elecciones intermedias, por supuesto, determinaron el control de muchos gobiernos estatales y que varias iniciativas de votación a nivel estatal sobre temas clave como el derecho al voto de los criminales y la expansión de la asistencia médica fueran aprobadas. Pero la imagen a nivel nacional nos dio como resultado un panorama mucho más oscuro. Que los demócratas sean mayoría en la mitad del Congreso significa que podrán bloquear las prioridades del Partido Republicano, convirtiendo así al poder legislativo en un atolladero donde se hará muy poco incluso cuando aprueben sus propios proyectos de ley, simbólicos en su mayoría.

Mientras tanto, los republicanos se han vuelto muy buenos en no hacer nada por sí mismos.

Dado que el control unificado del Partido Republicano sobre el gobierno federal se está desvaneciendo en el ocaso, es un buen momento para hacer un balance de lo que los conservadores lograron cuando se les presentó la oportunidad excepcional de implementar su agenda sin tener que comprometerse en absoluto. La administración de Trump revirtió regulaciones, diezmó a agencias enteras y reprimió a los inmigrantes indocumentados. Los republicanos en el Congreso aprobaron a una gran cantidad de candidatos a jueces —a algunos como parte de un acuerdo reciente con los demócratas que les permitió hacer campaña en las elecciones intermedias—, sobre todo a un par de jueces de la Suprema Corte que son las piezas más valiosas en el tablero político. Donald Trump, por supuesto, ha tenido la libertad de adoptar su política exterior con respecto a la guerra, la diplomacia y el comercio. Los republicanos lograron aprobar solo una pieza legislativa importante: el proyecto de ley de reducción de impuestos que aprobaron de manera apresurada a finales del año pasado, el cual benefició de manera desproporcionada a sus ricos donantes.

Publicidad

Pero la mayoría de estos logros fueron obra del poder ejecutivo. Trump podía hacer (e hizo) mucho con tan solo revertir las órdenes ejecutivas de Barack Obama y retirarse de los tratados. El nombramiento de los jueces conservadores sin duda tendrá un gran impacto en el país durante décadas, pero las decisiones refrendadas por la Sociedad Federalista de Trump no requirieron de mucha capacidad. Más allá de los recortes de impuestos, el Partido Republicano falló en lograr sus prioridades, no logro el consenso en torno al plan de derogación de la Ley del Cuidado de la Salud a Bajo Precio (ACA) y continuó con la larga racha bipartidista de no hacer nada en particular en relación con la reforma migratoria.

Pasar legislaciones transformadoras es difícil, por supuesto. Incluso cuando un partido controla la Cámara de Representantes y el Senado, tradicionalmente tiene que lidiar con un umbral de 60 votos en la cámara alta, una restricción que llevó a los demócratas liberales a comprometerse con el ala central de su propio partido en 2010 cuando aprobaron la ley de salud original. Pero a pesar de todas las críticas de la izquierda a la ley ACA, los demócratas por lo menos lograron que se aprobara, cumpliendo así una promesa de campaña central para reformar el sistema de salud estadounidense. Los republicanos utilizaron algunas maniobras de procedimiento para sortear el requisito de los 60 votos, y ni así pudieron obtener 50 votos para derogar la ley.

Publicidad

Si los republicanos hubieran conservado la mayoría en la Cámara de Representantes, ¿qué habrían hecho? Probablemente no otro proyecto de ley de atención médica, dado lo drásticamente impopular que fue el ultimo que hicieron. ¿Otro proyecto de ley contra la inmigración? Es difícil imaginar cómo podrían lograr su aprobación en el Senado sin los 60 votos del Partido Republicano en la cámara alta. No es que ganar la Cámara de Representantes le proporcione a los demócratas una manera de bloquear a los jueces conservadores, lo cual pareciera ser lo que mejor hacen los legisladores republicanos. Por lo tanto, ganar la Cámara de Representantes fue una victoria para los demócratas, pero no implica que tengan mucho poder.

Esta más que una historia de incompetencia legislativa es una historia de deliberación del Congreso cuando se trata de trazar el rumbo del país. La presidencia se ha diseminado entre los republicanos y los demócratas para contener una increíble variedad de poderes. En estos días, los cambios importantes en la vida de los estadounidenses suelen ser resultado de acciones ejecutivas o de una decisión de la Suprema Corte. El Congreso no tiene voz, por ejemplo, en la legalización del matrimonio gay, en la protección de las personas indocumentadas que llegaron al país cuando eran pequeñas, o incluso en la decisión de a dónde son enviadas las tropas estadounidenses. Un Congreso dividido puede quedar irremediablemente atrapado en sí mismo como un ouroboros formado por hombres viejos y blancos usando trajes; sin embargo, un Congreso unificado no tiene el poder que tiene el presidente o el poder judicial.

Al parecer DC se convertirá en una repetición del final de la era de Obama. En ese entonces, los republicanos de la Cámara de Representantes aprobaron repetidamente proyectos de ley relacionados con la ley ACA, ninguno de los cuales tenía la posibilidad real de convertirse en ley. Los demócratas darán sus votos igualmente simbólicos, tal vez, para aumentar el salario mínimo. Los republicanos también iniciaron numerosas investigaciones, principalmente la famosa e interminable investigación sobre lo ocurrido en Bengasi, y los demócratas seguirán ese ejemplo, aunque probablemente tengan más material para trabajar del que tuvieron los republicanos. Una Cámara demócrata cambiará el tono en Washington, que es probable que se vuelva aún más combativo, si es que eso es posible.

Pero para realmente poder hacer cosas, los demócratas tendrán que esperar hasta 2020.

Sigue a Harry Cheadle en Twitter.