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VICE World News

Berlín impone un tope a los alquileres mientras las ciudades más atractivas se blindan

Los controles de alquiler están destinados a proteger a los residentes de toda la vida que no se pueden permitir pagar lo mismo que los hipsters que beben cerveza en Tiergarten.
Christian Marquardt/GETTY

Berlín ha instituido este mes nuevos controles sobre la renta diseñados para proteger a los residentes de toda la vida. A fin de cuentas, estos no pueden pagar los mismos alquileres que los hipsters que saborean sus cervezas en Tiergarten, y tocan la guitarra por los canales de Kreuzberg.

Si bien los controles podrían ayudar a unas cuantas familias de la capital alemana, los expertos creen que ello no repercutirá en la tendencia global de reventar los alquileres de la clase media. Esta es la tendencia que se está imponiendo en las ciudades del mundo que están más de moda.

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"Esto lleva pasando aquí desde hace décadas. Pero durante la última la cosa se ha disparado" afirma Ingrid Gould Ellen, directora ejecutiva del centro Furman en Propiedad Inmobiliaria y Política Urbana de la Universidad de Nueva York. "Mientras los alquileres y los precios de las casas siguen subiendo, los salarios están estancados".

Berlín está limitando el aumento de los alquileres a un 10 por ciento de promedio, en aquellos barrios donde hay escasez de viviendas. A menudo los propietarios encarecen los alquileres hasta un 40 por ciento para aprovecharse de los forradísimos recién llegados. Según Reiner Wild, director de la asociación de arrendatarios de Berlín, los flamantes ciudadanos desembarcan en tropel desde todos los rincones del planeta.

"El techo de la renta es muy importante en Berlín porque la diferencia entre los alquileres antiguos y los nuevos contratos es súper alta", relató Will a The Guardian.

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La renta media subió un 9 por ciento entre 2013 y el año pasado en la capital alemana, hasta situarse en los 9 dólares por metro cuadrado; o en, alrededor de 1 dólar por pie cuadrado, según la inmobiliaria Jones Lang LaSalle.

Para los norteamericanos no es tan cara. Pero el alquiler es relativo. Las estadísticas demuestran que el aumento de los costes de la vivienda en las ciudades de moda de Estados Unidos amenaza con convertirlas en destinos que estén fuera del alcance de todo el mundo, excepto de los ricos.

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El alquiler medio en San Francisco es ahora de 4.225 dólares al mes, según indica la empresa Zillow, una base de datos inmobiliaria. Ello supone un incremento del 16% respecto al año pasado. Con tales precios los inquilinos se están dejando 50.700 dólares al año por tener un techo en el centro, junto a la bahía, o lo que es lo mismo: algunos miles de dólares menos que la media de ingresos de las familias norteamericanas.

Según revela un estudio reciente del centro Furman para la Propiedad Inmobiliaria y la Política Urbana, el caso de San Francisco no es excepcional. El informe contiene noticias extremadamente descorazonadoras para los soñadores que buscan consumar sus fantasías urbanas.

En Los Ángeles los alquileres subieron alrededor del 11 por ciento mientras los ingresos caían un 4 por ciento, según señalaba el informe. En Nueva York los alquileres subieron un 12 por ciento, mientras los ingresos seguían estancados. En Filadelfia — cada vez más vista como una alternativa barata y salvaje a la Gran Manzana —, la población de inquilinos ascendió un 28 por ciento, mientras que el número de viviendas en alquiler ascendió un 15 por ciento.

Las leyes de la oferta y la demanda están dirigiendo el cambio — cada vez hay más gente compitiendo por apartamentos mientras los constructores apenas están ofertando nuevos bloques de apartamentos, afirmaba Rolf Pendall, director de Viviendas Metropolitanas y del centro de Políticas Comunitarias en el Instituto Urbano.

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Los constructores no son los culpables necesariamente. Es duro hacer dinero construyendo propiedades de alquiler sin subsidios ni ayudas del gobierno, comentaba Pendall. En cambio, construir y vender condominios de lujo en el centro de las ciudades y casas unifamiliares en los suburbios es una forma segura de conseguir beneficios.

"Es duro y complicado financiar y construir viviendas multifamiliares", dijo. "En ciudades como Nueva York, San Francisco y Washington es duro y caro conseguir solares y es complicado conseguir los permisos para construir en esos solares".

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Pendall señaló a la reacción negativa ante las llamadas "pop-ups" (empresas emergentes) en Washington DC — o a añadir nuevas plantas en áticos de hileras de casas ya construidas —, para advertir de lo difícil que es lo mucho que cuesta expandirse en ciudades deseadas. Si bien originalmente las pop-ups fueron vistas como una manera de añadir casas dentro del apretado mercado inmobiliario, el público se está quejando de que las pop-up son feas y que añaden una congestión nada deseable a sus barrios.

El ejemplo de las pop-ups muestra cómo la diferencia de salarios entre los ricos y los pobres es solo una parte del rompecabezas que está convirtiendo ciudades como Berlín, San Francisco y todas las demás, en mucho más caras para su población ordinaria, expuso Pendall. Incluso aún cuando el control de alquileres protege a los berlineses de ingresos bajos, los funcionarios de la ciudad necesitarán incorporar más apartamentos si desean solucionar sus problemas de vivienda.

"El estancamiento del poder adquisitivo de la clase media y el declive de los ingresos de la gente que está en la parte baja de la pirámide, constituye gran parte del problema de accesabilidad en Estados Unidos. Necesitamos una recuperación lo suficientemente fuerte como para subir los sueldos", dijo. "Sin embargo, aunque los ingresos se dispararan, tendremos menos viviendas en las que la gente quiera vivir".

Sigue a John Dyer en Twitter: @johnjdyerjr