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Disciplina, resistencia y una eterna sonrisa: las claves de la candidatura de Keiko Fujimori

La hija del controvertido expresidente ha recorrido cada rincón de la desafiante geografía peruana en busca del voto para la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que se celebran este domingo. Tiene el apoyo de uno de cada tres votantes.
Fotos de Facebook de la campaña de Keiko Fujimori
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Con la sonrisa siempre lista, la resistencia de un burro y la disciplina de apegarse al guión sin importar lo que pase, Keiko Fujimori ha pasado años visitando cada rincón de la desafiante geografía de Perú, preparando silenciosamente las bases de su apuesta por la presidencia.

Ahora, con solo tres días restantes para la primera ronda de votos del domingo, el arduo trabajo parece haber dado dividendos. La ex congresista conservadora de 40 años cuenta con el firme apoyo de más o menos uno de cada tres votantes y una ventaja de dos dígitos sobre sus contendientes más cercanos.

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Sin embargo, su gran cualidad política — y responsabilidad — es su famoso apellido. Sin él, es probable que ni siquiera estuviese en la contienda.

Venerado por muchos, detestado por otros, su padre, Alberto Fujimori, fue presidente de 1990 a 2000. En aquel turbulento período se vivió una guerra civil, un colapso económico, graves abusos contra los derechos humanos, un golpe de estado contra las cortes y el congreso, y la instauración de lo que muchos consideran la peor cleptocracia de Perú.

'He sufrido y cargado una gran mochila llena de errores de terceros y otras personas'.

A pesar de ello, muchos peruanos, en especial los pobres, consideran a Fujimori un salvador por controlar la inflación de más del 12.000 por ciento y por ejecutar al grupo marxista Sendero Luminoso, que había asesinado a 31.000 personas.

En 2009, luego de huir a Japón y después de ser extraditado de Chile, Fujimori, de edad avanzada, fue sentenciado por una corte de Lima a 25 años de cárcel por secuestrar y ordenar los asesinatos extrajudiciales de sospechosos de terrorismo. Una de las víctimas fue un niño de ocho años.

En un juicio posterior, le fue dada una sentencia simultánea por utilizar fondos públicos para pagar sistemáticamente a periodistas sin escrúpulos para atacar a sus oponentes.

"He sufrido y cargado una gran mochila llena de errores de terceros y otras personas, y nunca dejaré que mis hijas carguen lo que he acarreado durante muchos años", declaró recientemente Keiko — en Perú es conocida por todos por su primer nombre — sobre el legado divisivo de su padre.

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La respuesta de Gustavo Gorriti, el periodista de investigación más importante en Perú, es mordaz. "No es una mochila, es un buque de carga", dijo a VICE News. Gorriti lo sabe mejor que nadie. Su secuestro en 1992 por parte del ejército peruano provocó la condena hacia el ex presidente.

Tal vez, para el asombro de muchos, el periodista se refiere a Keiko de forma amable. El expresidente Fujimori convirtió a su hija en la primera dama cuando solo tenía 19 años, debido a un desastroso divorcio con su madre Susana Higuchi. Posteriormente, Higuchi declaró que el presidente dispuso de agentes del servicio secreto para torturarla, generando críticas hacia Keiko por apoyar a su padre.

"He escuchado de buenas fuentes que Higuchi le dijo a Keiko que respaldara a su padre públicamente", dice Gorriti. "Esto no suele salir a la luz. La vida le barajó una serie de cartas complicadas. Debió ser muy difícil, al ser la hija adolescente, lidiar con esa situación".

'Hay una corriente incondicional que definitivamente quiere un puño de hierro'.

Gorriti destacó también cómo Keiko se quedó en Perú cuando su padre se exilió en Tokio en medio del escándalo por fraude de votos en 2000. Dice que le cree cuando la candidata asegura que hizo todo lo que pudo para distanciar a su padre de su poderoso y maquiavélico consejero de seguridad nacional Vladimiro Montesinos.

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Montesinos cumple con una larga condena en la cárcel por cargos múltiples que incluyen el despliegue de brigadas de muerte y tráfico de armas para los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). También se encuentra actualmente bajo juicio por el secuestro de Gorriti.

La empatía de Gorriti por Keiko hace que sus críticas sean mucho más llamativas.

Si Keiko gana la segunda votación del 5 de junio, como lo indican las encuestas, ¿su gobierno podría repetir los abusos de su padre? "Nadie sabe", contesta Gorriti, quien fue obligado a huir del Perú de Fujimori, antes de regresar en el 2000. "Hay una corriente incondicional que definitivamente quiere un puño de hierro, les gustaría ver a periodistas de suma importancia en las cortes, clausurar ONGs extranjeras y criminalizar las protestas", comenta.

"Es posible que veamos una versión más dócil del Fujimorismo una vez en el poder. Está dentro del alcance de las posibilidades, pero creo que es improbable".

Keiko Fujimori baila durante un acto de campaña. Esta imagen fue tomada de su muro oficial de campaña, en Facebook.

Madre de dos hijas, Keiko está casada con el empresario de Nueva Jersey, Mark Villanella, a quien conoció cuando ambos eran estudiantes de maestría en administración de empresas en la Universidad de Columbia. Su único trabajo conocido es el período que desempeñó como congresista de 2006 a 2011.

Ella mantiene a su familia fuera de los reflectores; no ha dado entrevistas a periodistas extranjeros durante su campaña y ha estado trabajando arduamente para moderar la imagen de su partido Fuerza Popular.

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El domingo durante un debate por televisión, reiteró sus declaraciones de que su padre había cometido "errores" en lugar de crímenes, y evitó mencionar si lo perdonaría, como la mayoría de los peruanos espera, si es elegida.

'Ha viajado por todo el país, conoce las necesidades de las personas'.

Además, Keiko firmó un documento de compromiso para respetar los derechos humanos y el orden democrático. "Nunca más un 5 de abril", dijo, refiriéndose al "auto-golpe de estado" de 1992 cuando su padre, desde el palacio presidencial, clausuró el congreso y las cortes; una flagrante violación de la constitución.

También ha arrastrado a su partido de la extrema derecha al centro-derecha, incluyendo la aprobación de las uniones civiles del mismo sexo y casos de aborto donde la vida de la madre está en riesgo.

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En su campaña promete incluir un "shock" en el gasto de la infraestructura para reavivar la economía, la cual se ha visto afectada debido a que el precio de sus exportaciones minerales ha decaído; asimismo ha hablado de incentivos fiscales para los negocios.

Pero también ha mantenido su fe con el principio central del Fujimorismo: el puño de hierro para combatir al crimen.

Esto incluye un programa de nuevas prisiones para criminales peligrosos que se construirían a 4 mil metros en los Andes — fuera del rango de los teléfonos celulares para evitar que los capos orquesten intentos de extorsión y asesinato desde sus celdas — y utilizar al ejército para resguardar los edificios gubernamentales y, por ende, liberar a miles de policías para patrullar las calles.

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Keiko también tuvo una confrontación pública con su padre cuando decidió remover de la lista del partido, para candidatos al congreso, a tres de los legisladores más extremos y longevos en el cargo de Fuerza Popular. Desde su celda, el ex presidente entregó una carta vía Facebook exigiendo que les fuera permitido quedarse, al insistir que los votantes son los que deciden "sus méritos y definen su continuidad".

'Su apellido no tiene que ver. Por eso la gente le dice 'Keiko'. Lo que sucedió 20 años atrás no es su responsabilidad'.

La confrontación fue ampliamente interpretada en Perú como la reafirmación de la autoridad de Keiko sobre su padre, al mismo tiempo que demostró ser una política moderna y democrática alejada de la retórica reaccionaria y severa de los partidarios de Fujimori.

Algunos, incluyendo a Gorriti, creen que todo pudo haber sido actuado.

Una de los legisladoras salientes, Luisa María Cuculiza, negó que la pelea pública entre padre e hija haya sido una treta. "Fue una iniciativa que provino directamente del presidente", dijo Cuculiza a VICE News. "No sabía de ello y no necesito armar ese tipo de trucos".

Cuculiza, quien fungió como ministra gubernamental bajo el mandato de Alberto Fujimori, admite abiertamente su desilusión por su inminente salida del congreso, de 130 miembros. Pero también dice que estaría disponible para servir en el gabinete de Keiko: "Si me llaman, estoy disponible".

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Hablando desde su oficina en el congreso, Cuculiza, cuyas formas se parecen a las de Margaret Thatcher, responde que combatiría al crimen "¡con puño de hierro! Se necesita restablecer el principio de autoridad, y cortar al crimen desde la raíz para que nunca más pueda crecer". Su tono sugiere que ella misma blandiría el machete felizmente.

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Sin embargo, Cuculiza se niega a romper lazos o criticar a Keiko de cualquier forma. "Está lista [para ser presidente]", insiste la congresista. "Ha viajado por todo el país, conoce las necesidades de las personas y posee en beneficio de haber estudiado en los Estados Unidos", dice.

"Su apellido no tiene que ver. Por eso la gente le dice 'Keiko'. Lo que sucedió 20 años atrás no es su responsabilidad. Culpar a los hijos por las acciones de los padres nos regresaría a la edad de piedra".

El problema con Keiko es que la corrupción y la conducta antidemocrática que estropeó la administración de su padre, sigue asomándose en el partido Fuerza Popular.

'Si Keiko gana, Perú se convertirá en un narcoestado'.

Su jefe de campaña, Pier Figari, fue captado en vídeo agrediendo con su frente a un camarógrafo mientras grababa a manifestantes anti-Keiko. Otro fujimorista prominente calificó a los ruidosos, pero pacíficos manifestantes como "terroristas".

Además, numerosos escándalos que involucran a funcionarios de Fuerza Popular incluyen una investigación por lavado de dinero del secretario general del partido Joaquín Ramírez.

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Cuando los Papeles de Panamá, mencionaron a Jorge Yoshiyama Sasaki, un donante importante fujimorista, entre los clientes de los especialistas en finanzas Mossack Fonseca, la mayoría de los peruanos ni se inmutaron.

La revelación fue solo la última de su tipo en torno a las turbias finanzas de campaña de Fuerza Popular que incluyen pagos vía las Islas Caimán y Delaware, estado famoso por su indulgente legislación financiera.

De hecho, la evasión de impuestos puede que sea lo menos preocupante. Jaime Antezana, destacado analista independiente del tráfico de cocaína a la alza en Perú, dice que sus investigaciones muestran que 17 de los candidatos de Fuerza Popular al congreso, principalmente en las provincias, son "narcocandidatos".

En algunos casos, sus campañas son financiadas por traficantes de drogas locales. En otros, dice, los candidatos son líderes de clanes de cocaína. "Si Keiko gana, Perú se convertirá en un narcoestado", advierte Antezana. "Por supuesto, ella sabe de dónde proviene el dinero para su campaña".

VICE News intentó entrevistar a Keiko y a su candidato a la vicepresidencia, José Chlimper, pero ninguno estuvo disponible. Chlimper mandó un mensaje de texto donde dijo poder hablar después de las elecciones.

Para muchos peruanos, el regreso del Fujimorismo al poder por medio de las urnas representaría una ignominia nacional. Keiko parece estar segura de ganar la primera ronda de este domingo 10 de abril.

Con un cuarto de los votantes aún por decidir — la votación es obligatoria —, su mayor obstáculo en la segunda ronda es muy posible que no sea su oponente, sino el controversial legado de su padre.

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