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ESPAÑA

Elecciones en Cataluña: los argumentos de los que defienden independizarse de España

Políticos y expertos hablan con VICE News sobre las consecuencias de una hipotética independencia de Cataluña. La permanencia en la UE, la estabilidad financiera y la posible desobediencia civil centran el debate.
Imagen vía Flickr
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Elecciones en Cataluña: los argumentos de los partidarios de la unidad de España. Leer más aquí.

Cataluña celebra el próximo domingo 27 de septiembre unas elecciones autonómicas que los partidos políticos secesionistas plantean como un plebiscito sobre la independencia respecto de España.

Unos comicios que llegan tras una polarizada campaña electoral y la masiva manifestación del Día Nacional de Cataluña, celebrada el pasado 11 de septiembre y que congregó a centenares de miles de personas clamando a favor de la independencia.

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Los hechos acontecidos en los últimos años han conducido la situación hacia una irreversible colisión entre los partidos constitucionalistas — defensores del statu quo actual — y los partidarios de la independencia de Cataluña.

El gobierno español insiste en su rechazo a cualquier interpretación plebiscitaria de los comicios porque la independencia no cabe, sostiene, en la Constitución. Y considera que los catalanes no pueden decidir sobre algo que afecta a todos los españoles. Además, alerta sobre una eventual salida de la Unión Europea si la independencia se consumase y las consecuencias económicas que ello conllevaría.

En la misma dirección se han expresado la patronal, algunos de los principales bancos y empresas españoles, y personalidades como Barack Obama o el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.

Por su parte, el ejecutivo catalán espera que Junts pel sí [la candidatura unitaria por la independencia integrada por Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), el partido de corte conservador del presidente catalán, Artur Mas; por la socialdemócrata Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), y diversas organizaciones de la sociedad civil] obtenga la mayoría absoluta. Las encuestas sitúan a la coalición muy cerca de este objetivo.

Una victoria en número de escaños, afirman, sería suficiente para activar la hoja de ruta hacia la independencia, algo que, de salir victoriosos, consideran innegociable. La baza de su discurso: la fuerza de un pueblo y el derecho democrático a determinar su futuro después de que Cataluña viera recortadas sus aspiraciones para ganar autogobierno con la suspensión de algunos artículos del nuevo Estatuto catalán y que el Estado se haya negado a la celebración de un referéndum vinculante.

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En VICE News analizamos los argumentos a favor de la independencia de Cataluña, así como los contrarios a la secesión en un escenario de extremos que arrincona a los partidos que abogan por una tercera vía basada en diferentes fórmulas para conseguir un mayor autogobierno.

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Los argumentos del sí: derechos democráticos y pragmatismo diplomático

"La reivindicación de un estado independiente no surge por generación espontánea. El independentismo es el río en el que han confluido las distintas corrientes catalanistas al sortear los obstáculos del camino", asegura a VICE News Toni Comín, número 11 de la lista soberanista Junts Pel Sí.

Estos obstáculos se refieren, explica a VICE News el politólogo Roger Buch, profesor en la Universidad Ramon Llull y autor de 100 motivos para ser independentista, a "la negativa por parte del Estado español de dar respuesta a las propuestas de Cataluña en relación a su encaje en España".

Primero, afirma este experto, fue el recorte del texto del Estatuto de autonomía catalán en 2010, un intento de aumentar las competencias autonómicas que se saldó con un duro varapalo a las pretensiones de declarar preferente la lengua catalana y ampliar las competencias fiscales y judiciales de la región.

Después, desgrana, "la negativa del gobierno español a pactar un concierto económico" que permitiera una solidaridad interterritorial limitada que no frenara el desarrollo económico de Cataluña.

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A ello hay que añadir las sentencias judiciales, relata, que se consideran una intromisión estatal al modelo catalán de inmersión lingüística en las escuelas y la declaración de inconstitucionalidad de la consulta soberanista convocada a finales de 2014 por el presidente catalán, Artur Mas, e impugnada por el gobierno español.

Estos capítulos han convertido, de acuerdo con Comín, ex diputado del constitucionalista Partido Socialista de Cataluña (PSC) y ahora independentista convencido, la separación en la única vía posible para defender las aspiraciones del catalanismo, que reclama "un mayor autogobierno y la protección de la realidad cultural y lingüística propia".

"Uno de los argumentos del independentismo es que durante muchos años Cataluña ha redistribuido al resto del Estado una cantidad de dinero más elevada de lo que sería justo según el principio de ordinalidad", afirma a VICE News Gerard Padró, catedrático de Economía en la London School of Economics y miembro del Colectivo Wilson, cuya misión es contribuir al debate sobre la autodeterminación.

Este principio defiende limitar el fondo de solidaridad interregional para evitar que las comunidades más ricas y que más aportan no pierdan puestos en financiación per cápita o en recursos en relación a las que son receptoras de estas ayudas.

Una realidad que se suma, sostiene este economista, a las decisiones estratégicas de los distintos gobiernos españoles que siguen una lógica "centralista" favoreciendo, por ejemplo, "una red de infraestructuras radial con el epicentro en Madrid" en detrimento de otras como el eje mediterráneo, el corredor ferroviario de mercancías que conecta los territorios costeros que representan un 60% de las exportaciones del conjunto de España.

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Un país donde una urna no sea una amenaza

"Queremos un país donde una urna no sea una amenaza", declara a VICE News Gabriel Rufián, miembro de la asociación civil pro independentista Súmate, que agrupa a catalanes castellanoparlantes.

Para este nuevo militante de las filas secesionistas, independizarse es, ante la falta de alternativas, el camino natural de aquellos que defienden el derecho a decidir por razones democráticas. "El independentismo es un medio, un instrumento para que Cataluña sea lo que quiere ser", sentencia.

Pero más allá del debate sobre la legitimidad de los postulados independentistas, si el voto separatista gana por mayoría absoluta en Cataluña, todos los actores deberán utilizar sus mejores cartas en la partida que empezará el día después de las elecciones, cuando el ejecutivo catalán emprenda la elaboración de un proyecto constitucional y la ardua tarea de crear las estructuras necesarias para poner en marcha un nuevo Estado catalán.

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La DUI y un pulso de consecuencias inciertas

De no llegar a ningún pacto con la contraparte, las fuerzas soberanistas advierten que este proceso culminaría con una proclamación de independencia y un pulso de consecuencias inciertas con el gobierno español.

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En este escenario, "el poder que tiene el independentismo es la determinación de la gente convencida", considera Buch. Algo que coincide con la visión de Ferran Requejo, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Pompeu Fabra, para quien ante este supuesto, el contencioso entre el gobierno de Madrid y el catalán es una carrera de fondo que depende de la perseverancia y resistencia de ambas partes.

'Queremos un país donde una urna no sea una amenaza'.

Para la CUP, la formación de izquierda que junto con Junts Pel Sí aboga por la independencia y que podría ser determinante para sumar una mayoría soberanista, esta obstinada lucha implica "la desobediencia del gobierno y de la sociedad catalanes".

Requejo y Buch señalan que la desobediencia civil es un supuesto probable de consecuencias también imprevisibles que podría traducirse en la participación de los ciudadanos en huelgas o en la determinación de las empresas de pagar impuestos [como el IVA o las retenciones de sus empleados] a la Agencia Tributaria catalana en vez de a la Hacienda estatal. Una lucha siempre circunscrita, insisten, a la voluntad pacífica del pueblo catalán.

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Permanencia o salida de la UE

En este punto, existen posturas contrapuestas. Junts Pel Sí defiende la permanencia de Cataluña en la Unión Europea y el Euro como moneda. Por el contrario, la CUP aboga por negociar con Bruselas las condiciones económicas impuestas por la troika y, en caso de no llegar a ningún acuerdo, abandonar la Unión Europea.

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En lo que se refiere al reconocimiento internacional del nuevo estado y a su permanencia o salida de la Unión Europea, Requejo señala que la diplomacia es "practica" y "empírica" y que, pese a las declaraciones de los líderes europeos a favor de la legalidad y defendiendo la unidad de España, si Cataluña consigue llevar el proceso hacia delante e imponerse, "los actores internacionales se recolocarán" y Cataluña no tendría porque perder su membresía en la UE.

"Una Cataluña fuera de Europa no le interesa a nadie, sería muy incómodo para la UE y, sobre todo, dañino en términos de prestigio", asegura este experto en ciencias políticas. Desde una perspectiva económica, el argumento de Padró confluye con el de Requejo: "sentaría un mal precedente y se perdería la confianza en los mercados de deuda, pues aquellos que la compran lo hacen con la garantía implícita de que el país europeo que la emite nunca se irá de la UE".

Con todo, Padró indica que si la salida fuera pactada, Cataluña también podría mantener un estatus como el de Suiza o Noruega con la suscripción de tratados o convenios económicos y comerciales con la UE.

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¿Diálogo post 27S?

Marta Ribas, número 9 de la lista Catalunya Sí que es Pot, la coalición progresista que apuesta por un referéndum pactado, considera que la vía de la independencia unilateral es "un callejón sin salida" y defiende que las elecciones estatales previstas para diciembre podrían abrir la puerta a una salida negociada. Se refiere a la irrupción de Podemos, partido que forma parte de la suma de fuerzas de la propia Catalunya Sí que es Pot, y que participará por primera vez en los comicios generales.

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Precisamente, aseguran los dos politólogos consultados, la línea roja del diálogo para los partidos secesionistas es la celebración de una consulta vinculante. Pero, de acuerdo con la opinión de Requejo y teniendo en cuenta la fuerte polarización de las posturas de los ejecutivos catalán y español ello sólo sería posible, asegura, "con la intervención de un tercer actor de la comunidad internacional, como la propia UE".

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La deuda como elemento de presión

Un extremo que no parece disparatado a juzgar por la crispada y peligrosa batalla sobre las consecuencias económicas de la independencia unilateral de Cataluña que desde finales de la semana pasada domina el debate político y empresarial.

Así, a las advertencias de la banca sobre su posible marcha de Cataluña en caso de secesión, se sumaron las declaraciones del gobernador del Banco de España, Luis María Linde, sobre el riesgo de un corralito debido a la salida inmediata de la UE que, a su juicio, implicaría la independencia.

La respuesta de Mas, cuarto en la lista de Junts Pel Sí, fue contundente y tan desafiante como la afirmación de Linde. El actual presidente catalán, que no contaría con el apoyo de la CUP para ser envestido de nuevo en el cargo, interpretó las palabras del gobernador del Banco de España como una amenaza de intervención del Estado en Catalunya, y le replicó con el fantasma de la deuda pública asegurando que el ejecutivo catalán no asumiría la parte que le corresponde del total español y que supone entorno a unos 180.000 millones de euros.

El elemento de la presión de la deuda, concluye Buch, es y será "clave para presionar al Estado y encontrar apoyo en Europa".

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Sigue a Maria Altimira y a Quique Badia en Twitter: @mariaaltimira y @qbadiamasoni