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ESPAÑA

Este es el padre que destapó el gran escándalo de abusos sexuales en las aulas de Barcelona

Manuel Barbero es padre de Toni, víctima de agresión sexual por parte de un exprofesor de una escuela barcelonesa. Su historia provocó que diversos casos salieran a la luz. Manuel aboga por un registro de pederastas y también por darles atención.
Imagen por Maria Altimira

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La historia de Toni, el hijo de Manuel Barbero, pasó de ser un secreto terrorífico a una doloroso relato público capaz de desenterrar el sufrimiento de decenas de personas que, como él, padecieron en silencio abusos y agresiones sexuales durante su infancia o adolescencia.

La lucha de Manuel por desvelar otros casos ocurridos en la escuela barcelonesa de los Maristas de Sants-Les Corts donde estudiaba su hijo y la valentía de Toni, quien decidió a principios de 2016 contar ante la policía como su exprofesor de gimnasia lo agredió repetidamente, desencadenaron una serie de denuncias policiales, judiciales y realizadas en los medios de comunicación por parte de decenas de víctimas.

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Primero trascendieron los casos ocurridos en la misma escuela, así como en colegios que dependían de la Fundación Champagnat, entidad titular del centro de Toni. Luego, episodios ocurridos en otras escuelas catalanas y, finalmente, abusos y agresiones que tuvieron lugar en el ámbito familiar.

Hoy el caso de Toni, cuyo agresor llegó a reconocer su culpa en una entrevista publicada en El Periódico, está en los tribunales, como otros tres del mismo centro. Con todo, existen 13 denuncias de exalumnos de Maristas Sants-Les Corts que fueron archivadas por prescripción. Así ha sucedido también con el escándalo Romanones, en Granada, donde solo uno de los 12 acusados [10 sacerdotes y dos seglares] por abusos a menores tendrá recorrido judicial.

Manuel asegura que ha recibido e-mails y llamadas de un centenar de víctimas, la mayoría de casos ocurridos en centros educativos y casi todos prescritos. Por eso, el entrevistado aboga por incrementar las penas de este tipo de delitos y conseguir así ampliar el período hábil para interponer una denuncia por este tipo de delitos.

La semana pasada viajó a Europa para pedir a los parlamentarios la creación de un registro único de pederastas; hoy, durante la entrevista con VICE News insiste en la necesidad de que las administraciones aborden la problemática con la misma atención y medios que lo han hecho en la lucha contra la violencia de género. Para mañana, afirma, deberá abordarse la necesidad de dar una atención adecuada a los pederastas.

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VICE News:¿Cómo descubriste que tu hijo había sufrido agresiones sexuales?
Manuel Barbero: Mi hijo se pasó un año encerrado en casa. Dejó su trabajo en una peluquería y ni siquiera quería ver a los amigos. A sus 19 años, la situación era insostenible y, tras una discusión, su madre le dijo que, o bien nos contaba lo que le pasaba, o lo echábamos de casa. Esa misma noche, Toni le mandó un whatsapp a mi mujer y se lo contó. Ella se levantó de la cama y se fue a su habitación. Estuvieron toda la noche hablando y llorando. Por la mañana, cuando yo me desperté me lo explicaron todo. Empezamos a entender muchas cosas, como el hecho de que cuando Toni aún estaba en la escuela siempre se pusiera enfermo los lunes, cuando tenía la clase de educación física.

¿Fuiste a la escuela?
No, porque llamé y me dijeron que, como eran vacaciones de Navidad, no había nadie de dirección. Mandé un e-mail y al cabo de una semana, el día 30 de diciembre de 2013, me reuní con la directora del centro. Me dijo que el profesor de gimnasia que había agredido mi hijo ya no trabajaba allí, que lo habían echado a raíz de otro caso. Hablaba como si fueran episodios aislados, me aseguró que la otra víctima no quería hablar y no me contó nada sobre otros posibles afectados.

Más de dos años después, en 2016, tu hijo se decide a ir a declarar a la policía y lo hacéis público…
Sí, fue un proceso largo. A principios de 2013, cuando mi hijo nos lo cuenta, aún no estaba preparado para denunciarlo. Entones, buscamos ayuda psicológica y psiquiátrica porque seguía encerrándose en casa durante largas temporadas, también tuvo un problema con la marihuana… Pero en 2016, empieza a mejorar, retoma algunas amistades y decide declarar lo ocurrido ante la policía.

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'Tengo constancia de unos 100 casos, de historias sucedidas en otras muchas escuelas. El problema es que la mayoría han prescrito.'

Y poco después trasciende que los supuestos casos aislados ascienden a 20 denuncias en la escuela de Toni y 43 en todos los centros de los Maristas, ¿por qué crees que los afectados se decidieron a hablar?
Creo que todo empezó cuando colgué unos carteles fuera de la escuela explicando que mi hijo había sido víctima de agresiones sexuales por parte del exprofesor de gimnasia y donde pedía que si alguien había pasado por lo mismo se pusieran en contacto conmigo.

Rompiste el silencio…
Sí, y al romper el silencio se hizo visible algo que existía y estaba acallado. Hablar de ello ayudó a las personas a que hicieran lo mismo porque se sentían acompañadas y empezaron a contactarme. Ahora, tengo constancia de unos 100 casos, de historias sucedidas en otras muchas escuelas, no solo en los Maristas. El problema es que la mayoría han prescrito.

Tratar la pedofilia, el origen de los casos de pederastia que han reavivado la alarma social. Leer más aquí.

¿En todos los casos se trata de abusos ocurridos en el ámbito escolar?
Sí, la mayoría de estos abusos o agresiones tuvieron lugar en el ámbito escolar, aunque también los hay que sucedieron en el entorno familiar. Hace tan solo unos días, hablé con una mujer que me explicó que sufrió agresiones sexuales, también por parte de un profesor de gimnasia, cuando era una niña. También es un caso prescrito y, de momento, no quiere hablar con los medios de comunicación y hacerlo público. Lo mismo les sucede al resto de las víctimas.

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Entonces, la prescripción acaba jugando a favor de los agresores y de los abusadores en la mayoría de los casos…
Sí, es un gran problema. En el caso de los Maristas de Sants-Les Corts, por ejemplo, 13 de las denuncias ya han prescrito y el juez ha decidido archivarlas. La pregunta es si nos podemos permitir que estas personas estén en la calle. No podemos dar la espalda a esta realidad, hay que empezar a trabajar en eso.

¿Cómo?
En relación a la prescripción, la única manera de retrasarla es aumentando la pena, cuanto mayor es la pena, más tarda en prescribir un delito. Además, es necesario contar con un registro europeo único de pederastas y así lo solicité la semana pasada cuando me reuní con representantes españoles de todos los partidos del parlamento europeo.

¿Y qué hacemos para evitar que los pederastas, tanto los que no han sido juzgados como los que salen de la cárcel o aquellos que nunca han delinquido antes, abusen de los menores?
Yo siempre digo que ahora estamos trabajando para las víctimas pero que debemos abordar el problema social de los pederastas. Es uno de los objetivos de la asociación Mans Petites (Manos Pequeñas, en catalán) que he creado junto con dos abogados y una psicóloga y de la que ya forman parte 27 víctimas. La administración debería crear un área de atención al pederasta. Eso significa un teléfono donde puedan llamar y una atención psicológica adecuada y continuada para evitar que estos abusos se produzcan. Sino, todas estas historias van a volverse a repetir. Los pederastas también necesitan atención.

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¿Cuáles son los objetivos principales de Mans Petites?
Asesorar psicológica y jurídicamente a las víctimas, formar a padres y alumnos para ayudar a detectar las agresiones y los abusos, visibilizar los canales que ya existen para denunciar esta realidad y que, a menudo, no son fáciles de encontrar. Esa es una de las peticiones que realicé a la consejería de Educación del gobierno catalán. Creo que una campaña de comunicación potente ayudaría a las víctimas a dar el paso y a denunciar su historia y, además, serviría para visibilizar los recursos que la administración pone a su disposición.

¿Y qué te dijeron?
Para ellos es una arma de doble filo. Todas las administraciones con las que he hablado, desde el Ayuntamiento de Barcelona, el Parlamento de Catalunya y la propia consejería me han reconocido que las cosas se han hecho mal. Me consta que el gobierno catalán ya trabaja para mejorar los protocolos contra el abuso sexual en los centros educativos. Pero la consejería sabe que si hacen una campaña de comunicación ahora, van a salir muchos más casos y denuncias y eso provocaría un gran escándalo. Por eso te dicen que sí, pero parece que la campaña nunca llega.

¿Y el gobierno español?
Otra de las tareas de Mans Petites es solicitar la creación de mesas de diálogo sobre la cuestión al gobierno español que salga de las próximas elecciones. Pero lo cierto es que, desde Madrid, siempre se han usado datos estadísticos, que no están elaborados sobre casos reales, que apuntan a que la mayoría de los abusos se dan en el ámbito familiar. Así, no tienen que hablar de lo que pasa en las escuelas y pueden mirar hacia otro lado.

¿Por qué prefieren mirar hacia otro lado?
Tienen miedo porque no saben como abordarlo y porque temen que se les vaya de las manos. Los abusos sexuales a menores son temas muy complejos, delicados y producen mucho rechazo, pero requieren de la misma atención y medios que la lucha contra la violencia de género.

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