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VICE World News

Las filmaciones ciudadanas a la policía de NY están ayudando a detectar negligencias

Un nuevo informe ha detectado que los vídeos filmados por los ciudadanos de Nueva York han contribuido a aumentar considerablemente las denuncias por el uso excesivo de fuerza del departamento de policía de la ciudad estadounidense.
Imagen vía Mark Lennihan/AP

La Junta de Quejas Civiles de la ciudad de Nueva York (CCRB por sus siglas en inglés) — la agencia que investiga las quejas presentadas contra los agentes de policía de Nueva York — fue durante muchos años una asamblea disfuncional e ineficaz que raramente castigaba a los policías. Sin embargo, parece que las cosas están cambiando.

Según el último informe bianual de la CCRB actualmente las denuncias por uso excesivo de fuerza se están investigando y contrastando mucho más que en años anteriores. El presidente de la CCRB, Richard Emery, achaca la sustancial mejoría de los índices a los vídeos filmados por civiles en los que se atrapa a los policías en plena comisión de comportamientos inadecuados.

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"La gran noticia en la supervisión policial tiene un nombre: los vídeos", escribió Emery en el informe publicado el martes. "El vídeo lo está cambiando todo".

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El porcentaje de alegaciones por exceso de fuerza corroborado por evidencias videográficas ha aumentado del 4 por ciento de 2012, al 21 por ciento registrado en 2015. Así lo atestigua el informe, que también determina que el número de evidencias videográficas cruciales ha aumentado del 15 al 45 por ciento durante el mismo periodo.

El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, nombró a Emery como máximo responsable del CCRB el año pasado. Entonces también resolvió encomendar al antiguo fiscal civil, la misión de resolver los "problemas políticos internos" de la agencia, y de restaurar su integridad. En una entrevista concedida a VICE News a principios de año, Emery señaló que cuando entró en su nueva oficina se encontró con casi 2.000 casos por resolver. "Era un auténtico caos", proclamó. Y comparó a la agencia a "un hijo no deseado del departamento de policía de Nueva York".

Emery reconoció que el funcionamiento de la junta del CCRB había sido "pro-policial" durante muchos años. Y también señaló que antes de su nombramiento, el departamento de policía se responsabilizaba de nombrar a los detectives encargados de llevar a cabo las investigaciones, lo que significaba un evidente conflicto de intereses.

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A día de hoy, la agencia cuenta con su propio equipo de investigadores y abogados independientes y ha fundado un flamante equipo destinado "a la recolección de evidencias en el terreno", al que se le ha conferido la tarea "responsabilizarse de la vigilancia de vídeo y de los testigos", en los lugares en los que, presuntamente, se han producido los abusos. Emery también señaló que cada vez hay más testigos que mandan sus vídeos al CCRB.

Si las denuncias están debidamente corroboradas, entonces el CCRB puede proponer que se asuman medidas disciplinarias contra los agentes implicados, aunque es Bill Bratton, el Comisionado del departamento de policía de Nueva York, quien tiene la última palabra sobre los castigos. Y eso es algo que no termina de convencer a los activistas que defienden la reforma de las normativas policiales.

Chris Dunn, director asociado del Sindicato de Libertades Civiles de Nueva York (NYCLU por sus siglas en inglés), está convencido de que Bratton debería de tener autoridad para tomar medidas disciplinares contra los agentes — pero no en el caso de quejas civiles. "Cuando se produce un caso en que un agente sale a la calle e incurre en una conducta negligente, debería de ser el Comisionado de la policía quien resolviera la situación", explicó Dunn a VICE News.

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Emery reconoce que el CCRB había funcionado antiguamente como un "tigre desdentado"; esto es, como una criatura incapaz de granjearse el respeto del departamento de policía. Así que, a consecuencia de ello, "las recomendaciones de la junta eran, mayormente, ignoradas. A día de hoy, sin embargo, los policías padecen en sus carnes las medidas disciplinarias en un 91 por ciento de los casos en los que se denuncia su comportamiento negligente. Se trata del índice más elevado desde que el CCRB fue establecido en 1993 y supone un aumento del 30 por ciento respecto a las cifras de 2014.

El informe también indica que el número total de denuncias presentadas ante el CCRB ha caído en picado, aunque, tal y como Dunn advirtió, se trata de un dato que no refleja, necesariamente, que se haya producido una mejoría. El abogado del NYCLU señaló que muchos neoyorquinos estaban tan hartos de la ineficacia del CCRB, que dejaron de presentar denuncias, mientras que otros, simplemente, ignoran la existencia de la agencia.

Sigue a Tess Owen en Twitter: @misstessowen