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Hablamos con María Riot, actriz porno, trabajadora sexual y activista pro liberación animal

VICE News charla con la actriz durante su estancia en Barcelona. Riot habla sin tapujos de los diferentes frentes en los que milita como activista y lo hace rompiendo todo tipo de estereotipos.
María Riot tirada en la cama. (Imagen vía María Faux)
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A María Riot, nombre artístico de la trabajadora sexual y activista por los derechos de los animales, no le da miedo la exposición pública. De bien pequeña, a los 12 años, esta argentina y de nombre real Florencia, ya manejaba Internet haciendo páginas web rudimentarias con Frontpage sobre sus bandas favoritas.

También fue una de las impulsoras de una campaña contra la censura en Facebook de los senos de la mujer, algo que salió en muchos medios de comunicación. Cientos de mujeres de todo el mundo le enviaban sus fotos para que las subiera a su página.

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Y en 2013 enfrentó la vergüenza que en su infancia le habían hecho sentir por su físico y colgó una foto en la que aparecía en ropa interior con un mensaje que llamaba a autovalorizar el cuerpo con el que se nace. La imagen tuvo miles de comparticiones y generó muchísimos comentarios, pero fue retirada de Facebook por algunas denuncias que la señalaban como pornografía y le eliminaron la cuenta. Fue una especie de incursión involuntaria a lo que sería su sustento. Dos años después, su historia seguía dando para artículos en revistas como Cosmopolitan.

Fue en aquel entonces, mientras abanderaba la lucha contra los cánones de belleza impuestos, que dio sus primeros pasos en el trabajo sexual. Para Riot, trabajo sexual es una denominación que incluye la pornografía, la prostitución y hasta el posar ante una webcam, la actividad en la que se inició. Frente a tópicos y estereotipos, ella asegura que es esto, precisamente, lo que le ha permitido empezar a sentirse más a gusto consigo misma.

"Trabajé de cajera en el supermercado de mi papá, luego trabajé en un restaurante, en locales de ropa, fui sonidista de un programa de televisión…", enumera esta polifacética activista.

"Iba a un montón de entrevistas de trabajo. Viajaba horas y horas para entrevistas en las que no te ofrecían ni el sueldo mínimo, jamás te devolvían el llamado, y hasta he terminado trabajando para un call-center que luego descubrí que era una farsa y estafaban a sus empleados. Así estuve desde los 18 a los 21 que empecé a trabajar con la webcam, yendo y viniendo entre trabajos en los que no la pasaba bien, y además viajando muchísimo e intentando estudiar", rememora la joven que ahora tiene 24 años.

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En aquellos tiempos trabajaba para otros, en una oficina repleta de chicas que se desnudaban ante sus clientes parapetadas por boxes y una pantalla de ordenador. La paga no era espectacular, pero eso le permitió romper una barrera psicológica, comenzó a sentirse empoderada y hasta subió sus fotos a Poringa, el Taringa del porno, para promocionarse como webcamer.

El anuncio devino post de la semana y empezó a recibir requerimientos de personas que querían verla en persona. Tras el pánico que eso le produjo porque varios conocidos le escribieron preguntándole si era ella la de las fotos, borró las publicaciones, pero empezó a valorar seriamente la posibilidad de ejercer la prostitución.

A Riot el interés le venía de lejos: "Cuando era adolescente pensé en decirle a una amiga que fantaseaba con esto. Me llamaba la atención la idea de tener sexo y que me pagaran por eso". Algo que no sucedió, pues se avergonzaba de ello, y esta vergüenza le duraría unos años más. Se excusó en un viaje a España que se propuso en 2014 para ir al festival de música barcelonés Primavera Sound: "trabajaría para el billete, y luego ya veríamos".

Precisamente fue en ese país donde encontró consejo y apoyo de otras trabajadoras sexuales y donde empezó a trabajar en el porno.

"Hablé con algunas trabajadoras argentinas que encontré en un foro, pero no tuve buenas respuestas, algunas me lo desaconsejaron; una quería que trabajara para ella", recuerda. "No fue hasta contactarme con prostitutas españolas y luego también el llegar a Ammar que pude encontrar un grupo de contención y apoyo". Ammar es un colectivo de trabajadoras sexuales muy activo en la Argentina.

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Antes de dar este paso y mientras ejercía, María Riot meditó e investigó mucho. Algo consustancial en la actriz.

Entró en un grupo de Facebook en el que se debatía si el trabajo sexual era trabajo o no, en el fragor de una discusión entre mujeres pro abolición y pro regularización de este tipo de labor. Lo tuvo claro desde el principio: ella era de las segundas.

A modo de argumento las abolicionistas colgaron un link a una página en la que se contrataban servicios sexuales para mostrar cuán violentos y desagradables eran los clientes. Y así fue como María descubrió una vía de acceso a hombres dispuestos a pagar por tener sexo con ella. Lo que debía ser una advertencia para chicas como Riot fue el empujoncito que necesitaba.

Hay vida más allá de Porn hub y estas artistas lo tienen muy claro. Leer más aquí.

Tuvo dudas. Muchas dudas. Hasta tres veces anunció a sus clientes que lo dejaba por la culpa que le generaba ejercer la prostitución y tener una doble vida. Y en ese tiempo tuvo también otros trabajos.

"Volví a trabajar de encargada de un catering vegano en cuatro eventos. Me pagaban 200 pesos [13 euros] por 7 horas, cuando en ese entonces podía ganar como prostituta 400 [25 euros] pesos en una sola hora. Empecé a ver que cualquier otro trabajo no suplía los requerimientos de lo que yo buscaba. Me duró dos semanas", afirma Riot. Asegura que desde que el pasado marzo hizo público que ejercía la prostitución recibe muchísimos mensajes por día de personas que le piden consejo para saber más de este mundo.

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"No me sorprende que muchísimas personas me escriban diciendo: 'Hola, quiero ser prostituta'. Estamos en un momento en el que hay cada vez más libertad sexual, más autonomía y determinación de nuestros propios cuerpos. Que puedan ver el lado económico de esto me parece natural y genial. Las ofertas laborales existentes no suelen ser muy prometedoras, por lo que debería ser algo entendible que alguien quiera trabajar de hacer algo con lo que se siente, dentro de todo, cómodo y que lo estuvo haciendo gratis por años", insiste.

Según Riot, las feministas abolicionistas la atacan diciendo que ella es una excepción. La acusan de que la prostitución puede llegar a estar financiada o encubierta por el nuevo presidente de Argentina, el liberal Mauricio Macri, y por un contubernio inexistente que denominan "proxenetismo internacional".

"Creo que están un poco asustadas porque ven que cada vez nos organizamos mejor. A veces leo comentarios muy hirientes e increíbles. Cada día me odian más y hasta inventan cosas. Y por momentos hasta es divertido leer lo que dicen. Río para no llorar", ironiza ella, que entiende que el discurso abolicionista argentino promueve la confusión entre la trata de personas y el libre ejercicio de la profesión. "Realmente es lamentable que quieran hacer de una experiencia la única posible y que quieran callar las voces de quienes tenemos otros tipos de vivencias".

A pesar del tono desafiante que pueden sugerir sus palabras, María Riot se esfuerza mucho a mantener un tono pedagógico y poco agresivo: lee todo lo que pueda refutar sus tesis para afianzar su argumentario. Y ella es muy consciente de sus privilegios.

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"Siempre fui una persona de clase media, nunca me faltó comida, nunca tuve que trabajar para no morirme de hambre. Siempre que lo hice fue para poder acceder a los requerimientos básicos de vida y cumplir con mis metas, pero nunca sufrí violencia institucional por parte de la policía como sí lo sufren a diario mis compañeras porque no trabajo en la calle, ya que pude elegir publicitarme por internet, pude acceder a un nivel de educación bueno, fui a la Universidad, que luego no terminé porque decidí empezar a viajar, pero sé leer, sé escribir… Sé que cuento con privilegios y quiero aprovecharlos para ayudar de alguna manera a quienes no cuentan con ellos".

Ella eligió dentro de sus posibilidades. Y esto es en lo que fundamenta buena parte de su vida: en tomar decisiones lo más reflexionadas posible.

"Ya que hay que trabajar quiero elegir de qué. Trato de vivir mi vida tranquila, aprendiendo todo el tiempo y tratando de mejorar en todos los aspectos, estar realmente segura de lo que hago y de lo que voy a hacer, analizando mejor todo mi entorno. Además, el activismo es algo muy importante para mi.". Y esto nos lleva a otro de los tres pilares de la vida de María Riot, junto al trabajo sexual y la música: los derechos de los animales. Elige vivir sin provocar sufrimiento ajeno.

La actriz es también una de las fundadoras de la sección argentina de Animal Libre, el colectivo de esta índole más importante del país en la actualidad. Esta organización saltó a la palestra participando, junto a otros grupos, en el rescate de gallinas en una planta de una empresa que quebró y las dejó morir sin agua y sin comida durante meses. Riot estuvo en varios rescates y fue la encargada de difundir la acción a los medios, algo que hizo como pudo y sin experiencia: contactando a los periodistas vía Facebook.

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Sus inquietudes y su activismo le han llevado por derroteros insospechados. Ahora mismo se encuentra haciendo los trámites para el próximo agosto ir a hacer un curso sobre biotecnología en la Cornell University de Nueva York. Buscaban a activistas veganos con vocación de comunicadores para difundir las posibilidades de esta ciencia, y a ella la seleccionaron como la representante de Argentina. Se presentó sin pensarlo mucho, y pensando que no la aceptarían, y fue elegida.

Como estará en Estados Unidos, no descarta aprovechar e intentar suerte con alguna productora porno en el tiempo libre que le quede, ya que actuar en porno alternativo es una de sus principales metas y actividades que más disfruta.

"El movimiento de los derechos animales tiene que trabajar conjuntamente con el mundo de la biotecnología porque es una de las herramientas que va a ayudar a que mucha gente pueda optar a comer lo mismo que están comiendo ahora pero en su versión vegetal.", opina María Riot, quién, contra todo pronóstico, reconoce tener una posición heterodoxa respecto a los transgénicos.

"Es muy controversial, también, el tema de los transgénicos. Hay mucho mito alrededor de eso e información confusa y falsa dando vueltas. Creo que lo mejor es siempre tener ideas críticas. Yo estaba en contra de la ciencia y los transgénicos hace un tiempo, empecé a leer y me di cuenta que mi crítica hacia ellos estaba basada en creencias y no en hechos verídicos. Hay mucha información sobre los temas que nos conciernen dando vueltas, entonces hay que investigar y no creer lo primero que leemos", declara al respecto.

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A pesar de lo polémico de algunas de sus afirmaciones, siempre ha sido cuidadosa y se ha puesto a disposición de su gente ante la posibilidad de que su posición activista pública como trabajadora sexual, junto a sus compañeras de oficio en Ammar, no perjudicara su otro activismo pro derechos animales.

Con Ammar ha llevado a cabo talleres para personas que quieran iniciarse en el trabajo sexual dando, así, información para aquellas que quieren publicitarse vía internet o trabajar en webcams, una actividad que el sindicato no realizaba antes por estar principalmente centrado en la organización de las prostitutas que trabajan en la calle y el combate al acoso policial que sufren a diario.

María Riot durante el rescate de gallinas de "Cresta Roja". (Imagen vía Animal Libre)

Riot es inclasificable, también en la música. Se reconoce fan de Sonic Youth, pero no le tiembla la voz al decir que le agradan algunas canciones de Justin Bieber. En el 2014 tocó teclados en el grupo de la cantautora argentina Sol Marianela, con quién hizo una pequeña gira por España, aunque empezó de adolescente con una banda de punk de la que se avergüenza un poco. Pero la foto que sigue constata que cuando ella se mete en algo da el 100 por 100 de sí misma.

Por cierto, lo de Riot es su pequeño homenaje al movimiento hardcore-punk de las Riot Grrrl. Fue precisamente la música lo que la socializó en un feminismo que luego ha sido crucial en su vida.

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