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Migrantes cosen sus labios ante la nueva política de cierre fronterizo de los Balcanes

Un grupo de migrantes varados en la periferia de la Unión Europea se ha cosido la boca para protestar contra la actual política fronteriza de los países de los Balcanes que les impide la entrada a Europa.
Foto di Robert Atanasovski/AFP/Getty
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Un grupo de migrantes varados en la periferia de la Unión Europea se ha cosido la boca para protestar contra la actual política fronteriza de los países de los Balcanes que les impide la entrada a Europa y les condena a padecer las temperaturas invernales que se acercan peligrosamente a niveles bajo cero.

Marroquíes, iraníes y paquistaníes apostados en la frontera norte de Grecia con Macedonia bloquearon el tráfico ferroviario y exigieron que se les permitiera viajar a Europa Occidental el lunes. Al menos seis hombres iraníes se desnudaron de cintura para arriba, se despojaron de sus cinturones para deshilacharlos y utilizar la punta de la hebilla y los filamentos extraídos para coser sus labios. Otros usaron cinta adhesiva para cerrar literal y simbólicamente su boca, de acuerdo con las informaciones publicadas por AFP.

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Uno de los hombres, un ingeniero de 34 años llamado Hamid, explicó a Reuters que él quería ir a cualquier "país libre del mundo". "No puedo volver", argumentó, "me colgarán".

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Cientos de miles de migrantes, muchos de ellos sirios huyendo de la guerra, han recorrido un largo camino desde que zarparon con botes procedentes de Turquía y con destino a Grecia para luego recorrer cruzar la península de los Balcanes en dirección a Europa del norte, sobre todo hacia las prósperas economías de Alemania y Suecia.

La semana pasada, sin embargo, Eslovenia, miembro del espacio Schengen [la zona de libre circulación de personas y mercancías de Europa] aseguró que sólo dejaría pasar a aquellos refugiados procedentes de los conflictos de Siria, Irak y Afganistan, y que repatriaría a los llamados migrantes económicos.

Una medida que tuvo un efecto contagio entre los países vecinos de Croacia, Serbia y Macedonia, que decidieron hacer lo mismo, dejando a un creciente número de migrantes malviviendo en tiendas y asentamientos improvisados en la frontera de los Balcanes y con la amenaza del invierno asomando la cabeza.

Esta decisión ha dejado al desamparo a un creciente número de iraníes, pakistaníes, bangladesíes y otros ciudadanos de países asiáticos y africanos.

Un migrante cose la boca de un compañero de Irán mientras el resto espera para cruzar la frontera entre Grecia y Macedonia en Gevgelija el 23 de noviembre de 2015. Imagen por Robert Atanasovski/AFP/Getty

Muchos de los refugiados empezaron a protestar contra la nueva política fronteriza de estos países del este de Europa anunciando una huelga de hambre y el bloqueo ferroviario entre Macedonia y Grecia el domingo.

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"No vamos a volver a Irán", garabateó un migrante en un cartón. Una lluvia ligera empezó a caer, un poco más al norte la nieve anunciaba la llegada del invierno.

"Nosotros también somos personas", decía un iraní llamado Ahmed. "No somos terroristas, sólo gente normal que busca una vida mejor. Hemos recorrido miles de kilómetros. ¿Para qué? ¿Para quedarnos bloqueados aquí?".

La nueva medida coincide con el creciente temor sobre los riesgos de seguridad de una caótica e ineficientemente supervisada entrada de flujo migratorio por razones humanitarias a Europa tras los atentados perpetrados por islamistas radicales que golpearon París el pasado 13 de noviembre causando la muerte de 130 personas.

Algo que ganó dimensión al trascender que dos de los terroristas que se inmolaron en los ataques de París recorrieron el mismo camino para llegar a Europa, con una primera parada en Grecia y un segundo tramo del viaje con destino al norte de los Balcanes. Sin embargo, la mayoría de los atacantes eran ciudadanos franceses o belgas.

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Grupos de defensa de los derechos humanos cuestionaron este política de semicierre de fronteras, recordando que el asilo debe ser concedido en función de cada caso, y no sólo en base a la nacionalidad de los migrantes.

"La ley no reconoce la clasificación automática de todos los ciudadanos de una nación como migrantes económicos", aseguró Rados Djurovic, director del centro para la protección de asilo ubicado en Belgrado. "Se están violando los derechos humanos y las leyes de asilo", aseguró en la televisión estatal serbia.

En la frontera entre Macedonia y Grecia, cientos de personas se apearon por docenas en tiendas detrás del puntiagudo y cortante alambre mientras sirios, iraquíes y afganos entraban en territorio europeo.

"No somos terroristas, sólo queremos una vida mejor. Déjennos pasar", se podía leer en otro cartel fabricado por los migrantes que permanecían detrás de la valla. Un hombre cuya entrada fue denegada se desnudo de cintura para arriba y escribió en su pecho, "cállense o sálvenos".

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