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El Papa invoca a buscar una solución para los migrantes cubanos atrapados en Costa Rica

Miles de migrantes cubanos que se dirigían a EEUU se han quedado varados en Costa Rica, después de que Nicaragua decidiera clausurar su frontera. Desde entonces, se han buscado distintas soluciones pero los países de la zona los han rechazado.
Imagen vía Victor O.P.
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Se llama Kenya y lleva seis semanas instalada en un limbo inenarrable junto a mil migrantes cubanos más. Kenya no está precisamente feliz con lo que le está pasando.

"No somos criminales, no queremos estar aquí", explica esta cubana de 31 años a VICE News durante una entrevista telefónica. "Solo queremos llegar a Estados Unidos".

Esta semana el papa Francisco ha querido romper una lanza a favor de los cubanos atrapados en el minúsculo país centroamericano. El pontífice ha querido dirigir la atención mundial sobre el drama que viven los migrantes caribeños en Costa Rica, un país en el que están atrapados desde que Nicaragua decidiera clausurar la frontera que linda con el sur de Costa Rica, y cuyo paso es necesario e inevitable para todos aquellos que aspiren a llegar por tierra a Estados Unidos.

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"Mis pensamientos están con los migrantes cubanos que se enfrentan a momentos muy difíciles en Centroamérica. Muchos de ellos, de hecho, están siendo víctimas del tráfico humano", proclamó Francisco este pasado domingo ante la multitud concentrada en la plaza de San Pedro, en El Vaticano. "Invito a los países de la zona a que inviertan todo su generosidad en hacer todo lo posible para encontrar una solución a este drama humanitario lo antes posible".

Más de 1.000 migrantes cubanos que se dirigen a EEUU están atrapados en Costa Rica. Leer más aquí. 

Imagen por Victor O.P.

La raíz de la crisis no es otra que el vertiginoso aumento del tráfico de migrantes cubanos que buscan llegar a Estados Unidos por tierra. La ruta que siguen la mayoría consiste en volar hasta Ecuador (uno de los pocos países que no exigía, hasta hace poco, un visado especial a los ciudadanos cubanos), y luego arrancar un periplo que pasará por Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala y México.

El trayecto, sin embargo, padeció un repentino aumento del tráfico después de que se propagara el miedo a que la llamada política de "pies mojados y pies secos" esté tocando a su fin. Se trata de un acuerdo diplomático que permite a todo ciudadano cubano que llega a pie a Estados Unidos, quedarse allí sin necesidad de visado. La política en cuestión fue bautizada para privilegiar el éxodo por tierra. Así, mientras los migrantes que avanzan a pie son premiados con la residencia automática y permanente, aquellos que lo intenten por agua serán, en caso de ser interceptados, disuadidos y deportados.

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"En 2013 detectamos 2.500 casos, en 2014 ya eran casi 7.000 y en 2015, solo en Costa Rica, ya suman más de 14.000", explica a VICE News, Manuel González, ministro de Asuntos Exteriores costarricense.

Las cosas se complicaron repentinamente el pasado 15 de noviembre, cuando el gobierno nicaragüense destacó a una flota de soldados hasta la frontera con Costa Rica y les ordenó impedir el paso a los cubanos.

Desde entonces, son 6.000 los cubanos hacinados en Costa Rica, lo que ha provocado, según palabras de González, "la peor crisis humanitaria en la historia de Costa Rica".

El pasado 1 de diciembre, sin embargo, Ecuador rescindió su política de no exigir visados a los ciudadanos cubanos. Desde entonces, las cifras han empezado a disminuir.

Costa Rica también ha dejado de expedir visados de tránsito a los cubanos. La medida, adoptada el pasado 19 de diciembre, es una consecuencia directa del impacto de la migración cubana, ya que Costa Rica considera que ya no dispone de espacio suficiente para ofrecer techo a nadie más. Estas Navidades, los funcionarios de migración costarricenses anunciaron la deportación de 56 cubanos que viajaban desprovistos de visado.

A mitad de noviembre se celebró en El Salvador una cumbre de los ministros de Asuntos Exteriores centroamericanos. Entonces Costa Rica propuso la creación de "un pasillo humano" que permitiera a los migrantes cubanos cruzar hasta México en circunstancias seguras. Sin embargo, la propuesta fue rechazada. Durante los últimos meses, las autoridades mexicanas han estado dispensado visados a los cubanos que les han permitido completar el último tramo de su periplo hasta la frontera con Estados Unidos sin problema.

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Violentas ocupaciones de tierras en Nicaragua — 'Igual que durante la colonización española'. Leer más aquí. 

La decisión es un sensible reflejo de una consciencia colectiva regional, una consciencia que conoce lo duro que puede resultar el trayecto para los migrantes centroamericanos. A menudo, el periplo rumbo a Estados Unidos se topa con dificultades insuperables; a menudo, letales. A fin de cuentas, ellos no cuentan con ninguna suerte de acuerdo que les permita cruzar la frontera, aún en el caso de que lleguen hasta ella.

El rechazo al "pasillo humano", despertó una nueva idea entre el ejecutivo costarricense. Esta fue bautizada como "puente aéreo". La idea consistía en fletar a los migrantes por aire desde Belice hasta México. Sin embargo, también fue rechazada. Desde entonces no han salido a la luz más propuestas alternativas, lo que ha dejado a los migrantes cubanos hacinados en los refugios, donde cada día que pasa, aumenta su inquietud y su frustración.

Alexis Rojas cuenta a VICE News que se fue de Cuba en septiembre. Primero pasó unos cuantos días en Ecuador. Y, luego, en Panamá. "Lo más duro fue salir de Colombia, donde me robaron la mitad de mi dinero y donde un amigo mío fue apuñalado cuando se negó a entregar sus ahorros. Él se quedó allí. Yo le dije que necesitaba apurarme".

Tras el horrible episodio colombiano, Alexis tuvo que deambular durante dos semanas por la frontera costarricense, hasta que encontró a un traficante de personas. Le pagó 2.000 dólares a cambio de que le llevara hasta México.

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"Cuando me enteré de que en Belice no nos dejarían pasar, tuve claro que ya nadie nos dejaría hacerlo. Así que entonces decidí agarrar "el mal camino", explica. "Caminamos por una selva tropical durante casi nueve horas. Yo intenté llevarme bien con el traficante para que no me abandonara. Cuando llegamos a Nicaragua me puso en contacto con otro tipo. Y este me metió en un autobús rumbo a El Salvador".

Mientras estaba en la carretera, Alexis escuchó el relato de las historias de otros migrantes, como el de una mujer hondureña que intentaba llegar a Estados Unidos por cuarta vez. Según comenta Alexis, su compañera de viaje le contó que durante su primer intento fue violada por su traficante en siete ocasiones.

La flexibilización del bloqueo aumenta el racismo en Cuba. Leer más aquí. 

Alexis cuenta que una vez, en México, los activistas pro migración le ayudaron a conseguir el visado necesario para continuar. El problema es que para obtenerlo necesitaba pasar cuatro días en un centro de reclusión. A su salida agarró un avión y voló hasta Tijuana, en la frontera de México y Estados Unidos.

"Crucé la frontera a pie a través de un puente muy largo. Cuando vi la bandera de Estados Unidos, rompí a llorar. No lloraba por estar triste. Lloré porque me puse melancólico", relata. "Me acordé de Cuba, del mar, de la casa de mi madre y de lo mucho que la echaba de menos".

Alexis está ahora en San Diego, donde busca un trabajo que le permita ahorrar dinero y viajar hasta Miami.

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Si bien el relato de los migrantes cubanos en Costa Rica sugiere que el número de ellos que está contratando a traficantes es cada vez mayor, otros muchos han preferido esperar a que surja alguna solución política.

Kenya es una de las que esperan. A Kenya le cerraron la frontera nicaragüense en los morros, justo el día en que las autoridades del país decidieron destacar a las tropas de su ejército para clausurar su paso con Costa Rica. Lo hicieron de malos modos, empleándose con inusitada violencia.

Kenya vive actualmente en uno de los varios refugios habilitados por el gobierno. El suyo está localizado en el estacionamiento de un parque de bomberos. Los camiones han sido cambiados de lugar para que haya espacio para los alrededor de 300 cubanos que duermen sobre esterillas, en el suelo. El refugio cuenta solo con un lavabo y con una pequeña cocina.

Kenya cuenta que el discurso del Papa ha abrigado a sus esperanzas, a pesar de que es escéptica con que el mensaje del pontífice desemboque en acciones inmediatas.

"Llevamos aquí mucho tiempo y cada día nos cuentan algo distinto, así que ya no sabemos muy bien qué creer", confiesa Kenya. "Yo pienso esperar todo lo que sea necesario con tal de no tener que regresar a Cuba".

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