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VICE World News

La presidenta de Brasil, a un paso de ser juzgada por presunta manipulación de cuentas

Dos resoluciones judiciales en dos días han convertido en algo real la posibilidad de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, enfrente un juicio político.
Imagen por Eraldo Peres/AP
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Dos resoluciones judiciales en dos días han convertido en algo real la posibilidad de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, enfrente un juicio político [impeachment]

La sentencia más inmediata viene de la constatación del Tribunal Superior de Cuentas del Brasil, el pasado miércoles, de que el gobierno manipuló sus cuentas de 2014. El tribunal afirmó que la manipulación del libro de cuentas estaba dirigida a encubrir un creciente déficit fiscal con el fin de justificar que se mantuviera el gasto social después de la reelección de Rousseff por un estrecho margen en octubre pasado.

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Rousseff convocó a los ministros a una reunión el jueves para discutir sobre las implicaciones de la sentencia.

Un comunicado de la oficina de la presidencia declaró anteriormente que el gobierno estaba "plenamente convencido de que no había motivos legales" para justificar la decisión del tribunal. El procurador general, Luís Inácio Adams, anunció que apelará ante la Corte Suprema.

Pero los diputados de la oposición, que se abrazaron entre sí y aplaudieron cuando la sentencia fue leída el miércoles, están insistiendo en que el final está cerca para el segundo mandato presidencial de Rousseff en un momento en el que ella está tratando de forzar las medidas de austeridad en el congreso a pesar del bajo porcentaje de apoyo a su persona y con la economía en recesión.

El principal rival de Rousseff en las elecciones del año pasado, el senador Aécio Neves, quien lidera el principal opositor, el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), dijo que el fallo fue "histórico" y que había "demostrado" que la presidenta había cometido crímenes merecedores de un juicio político. Rubens Bueno, líder del opositor Partido Socialista Popular, declaró que la decisión de la corte había "enterrado esta administración de una vez por todas".

Miles de brasileños marchan contra la corrupción y exigen la dimisión de Rousseff. Leer más aquí.

El Congreso debe ahora votar sobre si acepta la recomendación de la resolución de rechazar las cuentas y si hay motivos para iniciar un juicio político.

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El izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de Rosseuff es parte de una engorrosa coalición de nueve partidos con una escasa mayoría que podría permitirle sobreponerse a esta situación, aunque el aliado más poderoso del partido, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño, se ha distanciado recientemente del gobierno de Dilma Rousseff.

El fallo del tribunal de cuentas se produjo un día después de que el Alto Tribunal Electoral de Brasil decidiera reabrir, el pasado martes, una investigación sobre la financiación de 2014 de la campaña de reelección de Rousseff.

La decisión del tribunal electoral es efecto colateral de una investigación criminal separada en un vasto escándalo que salpica al gigante petrolero estatal Petrobras. Testigos de esa investigación afirmaron en su declaración para la negociación de cargos y penas que los fondos de la red corrupta fueron, en parte, canalizados hacia los partidos gobernantes, entre ellos el PT y otros socios de la coalición.

El PT ha negado cualquier irregularidad en sus fondos de campaña pues, de demostrarse, podrían conducir a la anulación de la victoria de Rousseff.

Los expertos dicen que Rousseff podría enfrentar un tercer desafío a su presidencia si las investigaciones de corrupción contra Petrobras encuentran pruebas de una relación directa con ella. La presidenta ha negado todo conocimiento de las estafas, a pesar de presidir la junta directiva de la empresa entre 2003 y 2010, cuando gran parte de los delitos habrían tenido lugar.

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El politólogo David Fleischer, de la Universidad de Brasilia, sostuvo que el fallo del tribunal de cuentas es el más urgente de los posibles escenarios de juicio político, ya que el proceso podría iniciarse en sólo cinco o seis meses, mientras que la investigación del tribunal electoral necesitaría al menos un año.

El futuro inmediato de Rousseff depende, en consecuencia, de su capacidad para apuntalar su apoyo entre los diputados. Sus esfuerzos hasta ahora incluyen una importante reorganización del gabinete, la semana pasada, en la que ella premió con puestos ministeriales clave a los pesos pesados de su socio de coalición, el PMDB, justificándolo en el hecho de que proporcionaría "una mayor gobernabilidad".

Para Fleischer, sin embargo, esta decisión significa otra señal de que a la presidenta se le están acabando las opciones.

"Los movimientos políticos realizados por Rousseff parecen cada vez más desesperados y no concluyentes", declaró.

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