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El presidente de Argentina quiere limpiar el apellido Kirchner de edificios y avenidas

Una propuesta de ley apoyada por el gobierno conservador busca que lugares emblemáticos de la izquierda, como el Centro Cultural Kirchner, sean rebautizados y que no pueda usarse el apellido de un exmandatario hasta 20 años después de su muerte.
Imagen por Justin Lane/EPA

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Cuando los medios argentinos anunciaron el triunfo de la campaña presidencial de Mauricio Macri, la mayoría escribió que se trataba del "fin del kirchnerismo". Casi un año después, el nuevo gobierno no sólo busca terminar con el legado de los expresidentes Néstor y Cristina Kirchner, sino que ahora quiere borrar ese apellido de lugares públicos.

A través del Sistema Nacional de Medios Públicos, el gobierno ha propuesto una ley al Congreso para que ningún edificio de gobierno o avenida pueda ser nombrado como un expresidente… hasta 20 años después de su fallecimiento.

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En caso de aprobarse la iniciativa, el Centro Cultural Kirchner, donde el macrismo lleva a cabo sus eventos más importantes, tendría que ser rebautizado. Y el gobierno federal ya tiene lista la nueva acta de nacimiento: Centro Cultural del Bicentenario, un aséptico nombre que "limpia" el apellido del izquierdista que gobernó al país de 2003 a 2007, y quien cedió el poder a su esposa Cristina, mandataria hasta 2015.

El hasta hoy Centro Cultural Kirchner, o CCK, es un palacio neoclásico en el centro de la capital Buenos Aires que se convirtió en ícono de la expareja presidencial. Ahí, en un lugar que en el nombre le recuerda a sus rivales políticos, el presidente Macri ha recibido a poderosos jefes de Estado, como Barack Obama o Francois Hollande.

La propuesta ha levantado ámpulas entre el kirchnerismo, que acusa al gobierno conservador de querer eliminar la memoria de un movimiento político que durante 13 años instauró políticas públicas que dieron prioridad a los sectores más pobres y se alejaron de los organismos internacionales neoliberales.

Por qué y justo ahora: las claves del retroceso de la izquierda sudamericana. Leer más aquí.

El titular del Sistema Nacional de Medios Públicos, Hernán Lombardi, defendió el proyecto al afirmar que el Gobierno busca "salir del populismo" y que ayuda a poner a las figuras políticas en su justa dimensión: "tenemos que esperar por lo menos 20 años para llevar a cabo un homenaje".

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El argumento más repetido por el oficialismo es que hay nombres de la administración pasada que están en lugares públicos y no merecen esa distinción, como el de José López, exsecretario de Obras Públicas durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, quien hoy está encarcelado por esconder nueve millones de dólares en billetes en un convento, probablemente desviados del erario público a su propio bolsillo.

"No se trata de ir por un nombre propio, sino de mejorar las prácticas republicanas", aseguró Lombardi, principal impulsor de la reforma, en una entrevista con una radio local.

La propuesta deberá enfrentarse al bloque kirchnerista Frente para la Victoria, el cual tiene una mayoría legislativa tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados.

Anteriormente, Mauricio Macri ya había dado muestras de su intención por borrar las huellas que dejaron los Kirchner y su ideología: poco después de instalarse en la residencia oficial, la Casa Rosada, el presidente pidió que se quitaran los cuadros del guerrillero Ernesto 'El Che' Guevara, la expresidenta argentina Isabel Perón, el exmandatario chileno Salvador Allende y, por supuesto, el del propio Néstor Kirchner.

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