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Los reclamos laborales de una casta alta en India se cobran 19 vidas y bloquean un estado

La influyente casta Jat exige mayores beneficios laborales en una serie de protestas que han resultado en violentos enfrentamientos con la policía. Los manifestantes también dejaron sin agua a unas 10 millones de personas en Nueva Delhi.
Manifestantes del pueblo Jat bloquean una carretera principal cerca de Panipat, India, el 21 de febrero de 2016. Imagen por STR/EPA
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El ejército indio ha tenido que intervenir para equilibrar el suministro de agua en Nueva Delhi, después de varios días de enfrentamientos y saqueos por parte de una casta rural que exige que se mejore su acceso a los empleos públicos.

Miles de soldados han sido destacados para contener las protestas abanderadas por la poderosa casta Jat, que está exigiendo el mismo acceso a trabajos gubernamentales y una educación superior que otras castas más bajas de India, donde el acceso de la sociedad a las esferas públicas está ordenado alrededor de un sistema de castas.

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Los Jat están contemplados como una casta de clase alta lo que significa que el sistema de castas les excluye de la categoría con opciones a optar a trabajos públicos. Sucede, sin embargo, que cada vez tienen menor movilidad como grupo social y aducen que se están perdiendo todas las oportunidades laborales urbanas. Los Jat poseen mucha influencia política.

El estado de Haryana, dominado por la casta de los Jat, lleva varios días sumido en el caos desatado por las exigencias de sus miembros. Los disturbios y los saqueos han dejado ya de 19 muertos y han paralizado el estado por completo. La revuelta supone un auténtico revés para las promesas electorales del presidente Narendra Modi, quien vaticinó años de prosperidad a sus abnegados votantes. Modi fue elegido en 2014 con el mayor número de votos de las tres últimas décadas.

Miles de tropas han sido enviadas para contener los enfrentamientos, que estallaron de nuevo cerca de la aldea de Sonipat, donde los manifestantes quemaron un tren de mercancías.

Los manifestantes también se hicieron con el control del canal de Munak, que se encarga del abastecimiento de cerca de tres quintas partes del suministro de agua en Nueva Delhi, una ciudad de más de 20 millones de habitantes. El primer ministro de Delhi, Arvind Kejrwal ha informado hoy mismo que el ejército ha reabierto las compuertas del canal de Munak al norte de la aldea. Se esperaba que el agua llegara a la metrópolis en cuestión de horas, pero se ignora cuánto tiempo llevarán las reparaciones. Un miembro de la cúpula directiva de la Junta de Aguas de Nueva Delhi informó a la BBC que al menos 10 millones de personas se habrían quedado sin agua.

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La policía del estado, por su parte, ha comunicado que, si bien el orden estaba siendo restablecido de manera paulatina, hay muchos pueblos donde las tensiones parecen seguir escalando. Allí los manifestantes Jat estarían tratando de impedir que otros vecindarios reabran sus tiendas.

El domingo el ministro del Interior de Modi no consiguió cerrar un acuerdo con los manifestantes, con quienes buscaba alguna solución para disolver los piquetes que están bloqueando las carreteras. Las alteraciones provocados están siendo monumentales. Se han cancelado ya más de 850 trenes, se han cerrado 500 fábricas y se estima que las pérdidas de los negocios de la zona están a punto de rebasar los 3.000 millones de dólares.

"Seguiremos manifestándonos. El gobierno se cree que sucumbiremos a sus tácticas de presión, pero están cometiendo un gran error al ignorarnos", ha comentado a Reuters Ramesh Dalal, coordinador del movimiento Jat.

"Los Jat están decididos a ganar esta batalla. Nos han lanzado al ejército en contra y ni siquiera así han conseguido derrotarnos".

Sin embargo, hoy lunes, un representante Jat ha informado que su comunidad ha aceptado la propuesta del gobierno, tal y como informa el rotativo británico The Guardian. "Hemos aceptado la propuesta del gobierno y vamos a consultarla con el resto de líderes Jat. Si llegamos a un consenso podríamos ordenar el cese de los disturbios hoy mismo", ha declarado Yashpal Mali, responsable de las organizaciones Jat en India. "Estamos exigiendo que el gobierno compense a las familias de todos los que han muerto durante las jornadas de disturbios".

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Muchos Jat, cuya presencia en India rebasa los 80 millones, son campesinos cuyo sustento ha ido menguando a medida que las familias han ido dividiendo sus granjas entre sus hijos. Además, los últimos dos años de sequía han perjudicado seriamente sus cosechas. Tal y como informa la BBC, los Jat son una comunidad con un enorme poder político en Haryana, donde representan al 27 por ciento del electorado y a una tercera parte de los 90 asientos de los diputados del estado.

El gobierno indio votó en 2014 para rebautizarles como "casta en retroceso", lo cual significaba que se garantizaba su acceso al sistema de castas. Sin embargo, el Tribunal Supremo invalidó el falló de gobierno en 2015.

Ramcharan Derkhara tiene 52 años y cuatro hijos. Derkhara se ha visto obligado a vender su granja para pagar la boda de su hija. Ahora dirige una tienda de tés cerca de la autopista nacional número 10.

"Estoy luchando por el futuro de mis hijos. Los chicos se pasan el día en casa y no tienen nada que hacer en la tienda", ha explicado a Reuters. "Han estudiado duro para optar a una vida mejor, pero ahora están perdiendo el tiempo, mirándole la tele todo el día".

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El abismo entre las castas es todavía más abismal en la frontera de Gurgaon, una de las ciudades de la periferia de Delhi que más está creciendo. Allí los edificios de oficinas, las fábricas y los apartamentos residenciales están devorando los campos de cultivo — muchos de los cuales pertenecen a los Jat.

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Los Jat votaron mayoritariamente a favor del partido de Modi, Bharatiya Janata, en las elecciones generales de 2014, cuando el presidente indio consiguió la mayoría parlamentaria más holgada de las tres últimas décadas. Pocos meses después, la formación de Modi consiguió también una aplastante mayoría en Haryana por primera vez en su historia.

A pesar de que muchos de los ministros del gobierno han sido proverbialmente de procedencia Jat, apenas los hay en el actual ejecutivo. Los analistas han cuestionado a Modi y a otros líderes del partido por no haber sabido comprender la problemática de los Jat y por haber invertido demasiado tiempo en asuntos como la protección de las vacas, que son una parte fundamental del programa político pro hindú del gobierno.

En una comportamiento cada vez más habitual, Modi ignoró por completo las protestas y, en su lugar, decidió desplegar una ofensiva ayer mismo contra un grupo no identificado de conspiradores a los que acusó de estar intentando menoscabar a su ejecutivo.

Modi apeló a sus humildes orígenes como hijo de vendedor de té que es y opinó que "alguna gente no es capaz de aceptar que sea primer ministro. No pueden soportar la idea de que alguien humilde se haya convertido en primer ministro".

"Así que ahora me enfrentó a diario a las conspiraciones que se traman en todas partes para derrocarme y para difamarme", concluyó el presidente hindú durante un discurso dirigido a los campesinos de la localidad de Odisha.

El linchamiento colectivo de una vaca pone en el punto de mira al extremismo Hindú. Leer más aquí.

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