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Los refugiados siguen llegando, y muriendo, horas después del pacto entre la UE y Turquía

A solo unas horas de que el acuerdo para detener la llegada de migrantes a Europa entre en vigor, VICE News presencia la llegada de un bote abarrotado de refugiados hasta la isla griega de Lesbos con dos pasajeros muertos a bordo.
Des réfugiés arrivent à bord d'un bateau pneumatique depuis la Turquie sur l'île grecque de Lesbos. (Photo by Kay Nietfeld/EPA)
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A primera hora del domingo, los traficantes de personas que operan en Turquía pusieron a Hamid, un refugiado de la ciudad siria de Idlib, al mando de un precario bote de goma. El improbable comandante y otras 70 personas, que eran muchas más de las que cabían en la embarcación, zarparon rumbo a Grecia antes de que rompiera el alba, en la oscuridad de la madrugada. Para cuando llegaron a la orilla de Lesbos, dos de los pasajeros habían dejado de respirar.

"Había demasiada gente. Demasiada", cuenta Hamid entre sollozos, mientras contempla el bote varado en la orilla, deshinchado. "Yo era el capitán".

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Sobre la arena griega se ve a una mujer arrojada sobre el cadáver de su marido. Los paramédicos intentan reanimarle en vano y ella rompe a llorar. Uno de los salvavidas que ha recibido a los migrantes y les ha ayudado a descender relata que el bote estaba "completamente desbordado de gente".

El trágico episodio sucedió tan solo unas horas después de que la Unión Europea y Turquía suscribieran su acuerdo de deportación el pasado viernes por la noche. El trato dispone que se detendrá el flujo de migrantes a Europa a partir de hoy mismo. Claro que todavía nadie sabe cómo se va a proceder.

A lo largo del último año más de 1 millón de personas procedentes de Siria, Irak y Afganistán y de otros países pobres y devastados por la guerra, han huido rumbo a Europa. Muchos de ellos han desembarcado en Grecia a bordo de desvencijados botes procedentes de Turquía. El imparable movimiento de los desplazados se ha convertido en el mayor éxodo humano desde la Segunda Guerra Mundial, y ha desatado una monumental crisis humanitaria y política en la vieja Europa, que se ha visto desbordada y completamente incapacitada para gestionar sus fronteras. La mayoría de los migrantes ha desembarcado en aguas helenas con idéntico objetivo: alcanzar los Balcanes desde Grecia y, desde allí, viajar hasta Alemania o hasta otros países de la Europa Occidental.

La Comisión Europea emitió un comunicado el viernes para anunciar que a partir de ayer domingo todos los "migrantes irregulares" que lleguen a Grecia en bote serán deportados a Turquía.

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A cambio, la Unión Europea ha informado que prevé aceptar a los miles de refugiados sirios que, en adelante, lleguen desde Turquía, y que compensará al régimen de Ankara con 6 mil millones de euros, para que la administración turca pueda gestionar la comida, los refugios, la educación y la asistencia sanitaria de los refugiados hasta 2018. Además, el trato entre el ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan y el minotauro europeo ha servido para sellar una serie de acuerdos que nada tienen que ver con la crisis de refugiados, como conceder un visado a todos los ciudadanos turcos para desplazarse libremente por Europa, y acelerar las negociaciones detenidas desde hace meses, para incorporar al país otomano a la Unión Europea.

Las negociaciones se detuvieron bajo la condición de que el régimen turco empezara a contener sus desaforados y constantes abusos y violaciones de derechos humanos, algo que nunca ha sucedido. El viernes también se acordó que la agencia fronteriza europea Frontex recibirá 60 millones de euros del ejecutivo europeo, para financiar las deportaciones de Europa a suelo turco.

La Comisión Europea ha asegurado que todas las personas que buscan asilo en Grecia conservarán el derecho a que se revisen sus solicitudes de acceso a Europa "caso por caso", tal y como dispone la ley internacional. Sin embargo, las organizaciones humanitarias ya han denunciado que la desesperada medida tomada por el ejecutivo europeo viola la cláusula legal que dispone que los refugiados solo serán deportados a destinos que les puedan procurar "protección suficiente".

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"No existe jurisprudencia alguna que señale a qué se refiere exactamente el ejecutivo con semejante condición", explica Bill Frelick, responsable de los derechos de los refugiados en la organización humanitaria Human Rights Watch. Frelick considera que hay motivos para tener "fundadas y serias sospechas" sobre hasta qué punto Turquía es un país seguro para refugiado alguno. Igualmente, Frelick señala que se presentan serios interrogantes sobre hasta qué punto se respetarán las solicitudes de asilo, y sobre la viabilidad de su gestión, que parece a todas luces improbable.

"Parece que la Unión Europea está intentando buscar lagunas legales en la ley internacional", ha añadido. "O sea, que respetan la redacción de los códigos legales, pero se distancian de su espíritu".

Igualmente, se plantean serias dudas sobre cuál será la manera en que se implantarán las medidas acordadas. Según informa Associated Press, las autoridades griegas ya han proclamado que no están seguras de cómo se las arreglarán para deportar a los migrantes que hay en el país antes del próximo lunes. Grecia está, de hecho, a la espera del desembarco de un destacamento de 2.300 expertos europeos — entre los que se contarían funcionarios migratorios, traductores y soldados — que deberían de facilitar el aparatoso traslado.

Se da la circunstancia que el anterior acuerdo suscrito por el ejecutivo europeo para reasentar a los refugiados por distintos países de la Unión Europea se ha visto dinamitado por las acaloradas discusiones suscitadas por el controvertido sistema de cuotas asignado a los países miembros. El acuerdo preveía haber reasentado a 5.000 refugiados hacia finales de 2015. Sin embargo, a día de hoy solo 779 han tenido la suerte de encontrar un nuevo domicilio en Europa.

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Y mientras tanto, los botes cargados con migrantes han seguido cruzando las aguas del mar Egeo y las del Mediterráneo. Solo durante la mañana de ayer domingo, llegaron doce botes con un promedio de 50 migrantes a bordo. Otros 900 migrantes fueron rescatados del estrecho de Sicilia durante en cuatro operaciones distintas desplegadas este sábado pasado, en las que habría muerto, al menos, una persona. Desde que arrancara la crisis hace casi un año y medio, son ya 4.000 los migrantes que han muerto en su intento de alcanzar Europa por mar. Solo este año, las víctimas mortales ascienden a 467.

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Martin Xuereb, director de la ONG de rastreo y rescate global Ayuda al Migrante por Mar (MOAS en sus siglas inglesas) ha declarado que las nuevas medidas, que contemplan una mayor cooperación tanto de la OTAN como del servicio turco de guardacostas, podrían llevar a los traficantes a encontrar nuevas y más peligrosas rutas para alcanzar Europa.

"Hemos presenciado un aumento del números de personas que viajan con chalecos salvavidas negros [ en lugar de los habituales colores amarillos o naranjas] lo que demuestra hasta qué punto existe el temor entre los refugiados de ser interceptados", ha comentado. "La gente está jugándose la vida cada vez que cruza el mar… De manera que si se ven obligados a llegar desde rutas más peligrosas, lo más probable es que las muertes se disparen".

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Yidsser Ammar es de Mosul, en Irak, y llegó a Lesbos en la madrugada del domingo. Según él, el acuerdo suscrito entre la Unión Europea y Turquía no le detendrá ni a él ni a otros como él de seguir intentando llegar a Grecia.

"Sabíamos que la normativa estaba a punto de cambiar, pero vinimos igualmente", cuenta. "Solo espero que no sea demasiado tarde y que Europa reconozca hasta qué punto estamos sufriendo, y que nos acoja".

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La autoridades griegas han empezado a desalojar a los migrantes que desembarcados y registrados antes del domingo hasta Lesbos y otras islas. Sobre el mediodía del domingo, alrededor de 1.450 personas se avinieron a embarcarse en un crucero rumbo a Kavala, un puerto situado en la península griega.

"Están haciendo todo lo posible por vaciar la isla antes de que se ponga en vigor el nuevo acuerdo. De tal manera que, a partir de ahora, cualquiera que llegue o se quede aquí será deportado a Turquía directamente", cuenta Raúl Torras, coordinador de la ONG Better Days for Moria, que actualmente se encarga de buscar hogar para 700 refugiados llegados de Pakistán y Bangladesh.

Torras ha explicado que en su campamento cada vez hay más personas que temen que sus solicitudes de asilo serán rechazadas, de modo que muchas no han querido registrarse ante las autoridades griegas por miedo a ser deportadas.

"Llevamos tiempo esperando a que esto suceda", ha contado Torras relación al acuerdo alcanzado por Turquía y la UE, "y ahora ese momento ha llegado".

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