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VICE World News

Sobreviviendo a los narcobloqueos del estado mexicano de Jalisco

"Cuando ves una camioneta sientes que se enfría la piel, o si ves tráfico muy cargado igual", afirma uno de los residentes del estado que ha vivido el aumento de la violencia desde la aparición del Cártel Jalisco de Nueva Generación.
Imagen por Victor Hugo Ornelas/VICE News

Mickey Hernández, un contable de 24 años de Guadalajara se dirigía a pasar el puente de mayo en un destino de playa con sus padres, su hermana y sus sobrinos, cuando el peligro estalló.

"Íbamos en la carretera cuando se nos cerró un tráiler y nos tuvimos que detener. Yo pensé que se iba a regresar el tráiler pero se paró totalmente y adelante iba otro carro y empezaron a salir tipos armados con chalecos antibalas y metralletas".

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"Voltearon a nosotros apuntando y hicieron la señal de que nos fuéramos. En una cuestión de segundos empezaron a tirarle al tráiler".

El pasado 1 de mayo decenas de narcobloqueos similares surcaron las carreteras de la región occidental de México, y sembraron el caos y el pánico en las autovías de salida del área metropolitana de Guadalajara, justo cuando las familias habían salido a la carretera para celebrar sus tres días de vacaciones.

Los bloqueos, coordinados y desplegados por el cada vez más poderoso Cártel Jalisco de Nueva Generación (CJNG), se produjeron en respuesta a la tentativa del gobierno de capturar a los líderes del grupo. Aquel día murieron un total de 17 personas, entre ellas ocho militares y una policía federal.

"Lo pusimos en reversa en la carretera la mas que pudimos y ya cuando pudimos venimos en sentido contrario", recordaba Hernández.

Presas del pánico, Hernández y su familia intentaron regresar a Guadalajara, pero se toparon con la circulación interrumpida por otro bloqueo. Finalmente, después de dos horas de atasco, pudieron seguir rumbo al estado vecino de Colina, en la costa, adonde llegaron después de dejar atrás en el camino, los amasijos calcinados de un autobús y de un camión.

"Mi temor era que vine con toda mi familia" contaba. "Temé que voltearan a seguirnos"

La 'Nueva Generación' de Jalisco se está convirtiendo en uno de los carteles de la droga más peligrosos de México. Leer más aquí.

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"¡Ay Jalisco, no te rajes!", dice la letra de la famosa ranchera sobre el estado occidental mexicano, conocido en el mundo entero por sus tequilas y sus mariachis.

La letra ha asumido una dimensión de urgencia añadida para los residentes de Jalisco — orgullosa de su identidad y de su rica herencia cultural —después de que en las últimas semanas el estado haya sido sacudido por una de las peores oleadas de violencia de la historia reciente.

El cártel de Jalisco ha llevado a cabo una serie de emboscadas letales contra las fuerzas de la policía local, estatal y federal. El resultado es una población aterrorizada que, de pronto, parece no vislumbrar un final a la violencia y la incertidumbre que les asola.

El día 1 de mayo el CJNG, también conocido como el cártel de la metanfetamina, derribó a un helicóptero militar en el que viajaba un grupo de élite de las Fuerzas Especiales, con un lanzagranadas. También incendiaron bancos y gasolineras y bloquearon, en total, 39 carreteras por toda la región, en una muy bien orquestada respuesta a la operación gubernamental.

Un agente de la policía estatal y ocho presuntos miembros de la organización también resultaron muertos.

El cártel de Jalisco Nueva Generación está aterrorizando a los ciudadanos del oeste de México. Leer más aquí.

— Norma ? ?• (@normarsolis2)May 2, 2015

El gobierno federal ha desplegado desde entonces a más de 10 mil tropas y 300 vehículos armados en un intento por salvaguardar la región, aunque la amenaza del cártel no deja de estar presente.

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Días después de los bloqueos, el CJNG colgó pancartas en la ciudad de Autlán, cerca del lugar en que fue derribado el helicóptero, y amenazó al ejército con que tenía hasta el final de mayo para retirar a sus tropas del estado.

"Mataremos a cada militar que veamos en la calle" rezaba la narcomanta, que es como se conoce popularmente a la propaganda de los cárteles.

Más de mil residentes de Guadalajara, la capital del estado y la segunda ciudad más grande de México, respondieron a la violencia organizando una marcha por la paz por las calles del barrio de la Providencia, uno de los más exclusivos de la ciudad, el sábado por la tarde.

Vestidos de blanco y agitando flores blancas y globos bajo un sol implacable, los participantes, en su mayoría gente de clase media-alta, desfilaron prácticamente en silencio hasta la fuente de Minerva, uno de los puntos más emblemáticos de la ciudad, para demostrar su indignación ante la ola de inseguridad que ha tomado la ciudad.

La sociedad civil tiene que "exigir que las autoridades pongan un fin a la corrupción tan terrible que está en Guadalajara", reclamó durante la marcha el jubilado José Ochoa.

El gobernador Aristóteles Sandoval tachó los bloqueos del cartel como "actos de vandalismo" cometidos por drogadictos que habían sido contratados por el CJNG a cambio de 500 o 1000 pesos [entre 33 y 66 dólares].

Las declaraciones de Sandoval desataron una inmediata oleada de críticas.

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Lourdes Bueno, una columnista del periódico El informador, se refirió brutalmente a lo que llamó "Un intento, sin duda fallido, de engañar a la ciudadanía que vio con horror los efectos de los narcobloqueos, la fragilidad policiaca y, sobre todo, la falta de estrategias para la prevención y la organización de operativos de respuesta".

A pesar de que el gobernador quitara hierro a la gravedad de la situación, cinco de los sospechosos han sido ya oficialmente acusados de terrorismo, además de los cargos por pertenencia a organización criminal, por su presunta participación en los bloqueos..

'Por favor no se mueva. No tenemos un problema con usted'.

Durante los ataques del primero de mayo no se registró la muerte de ningún civil y el CJNG desplegó varias narcomantas en Guadalajara el mes pasado en las que reivindicaba no dirigirse a gente inocente. En cualquier caso, las encuestas promovidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México, INEGI, señalan que desde que el cártel afluyera en 2010, la violencia en Jalisco ha subido considerablemente.

La cifra oficial de muertes de adultos en cualquier actividad criminal producida en el estado de Jalisco se multiplicó hasta el escalofriante 43 por ciento — de los 32.980 por cada 100 mil habitantes registrados en 2010, a los 47,278 de 2013.

Guadalupe Morfín, la antigua responsable de la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ), declaró en una entrevista a VICE News que el estado necesita "funcionarios y servidores honestos y capaces" que estén preparados para luchar contra la desigualdad socioeconómica que alimenta el crimen en la región.

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Morfín hizo un llamamiento para que las autoridades sean más abiertas con el público sobre cualquier amenaza a su seguridad, para que investiguen más a fondo el lavado de dinero, los secuestros y la extorsión y para "contrarrestar de inmediato el daño de los bloqueos, con equipos especiales preparados para ello".

Para aquellos que no hayan experimentado previos narcobloqueos en Jalisco, la última oleada intensificó la sensación de terror que impregna el estado.

Tania y Homero, una pareja que vive a unos 50 kilómetros al sudeste de Guadalajara y que solo quisieron dar sus nombres de pila, señalaron que nunca olvidarán los acontecimientos del 25 de agosto de 2012.

Aquél día el CJNG capturó y quemó 35 vehículos, entre ellos el suyo, para bloquear 28 carreteras por todo Jalisco, una vez más como respuesta a una operación de seguridad federal contra el cártel.

Aquella tarde, la pareja acababa de salir de trabajar cuando varias camionetas se acercaron hacia ellos a toda velocidad y les obstruyeron la salida de la autovía hacia Guadalajara.

Ocho hombres enmasacarados descendieron y les apuntaron con sus armas, antes de dejarles a un lado de la carretera. Los asaltantes rociaron entonces su coche de gasolina y contuvieron a la pareja mientras esta intentaba escapar.

"Por favor no se muevan, el problema no es con ustedes", dijo uno de los hombres armados mientras los demás incendiaban el vehículo.

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La pareja consiguió meterse en una casa cercana, donde los residentes les confundieron con los delincuentes. "Nos empezaron a gritar que no querían problemas y nos dijeron que éramos unos de los que les habían quemado su carro y que solo queríamos escondernos".

La pareja salió de la casa sana y salva media hora después, cuando escucharon las sirenas de la policía. Otros, sin embargo, no tuvieron tanta suerte. Una bala perdida alcanzó a Eugenio González Paz en el ojo. No sobreviviría.

Tania y Homero dijeron que habían tenido suerte de solo haber perdido su coche aquel día. Las autoridades nunca les compensaron por la destrucción de su vehículo y pasados tres años siguen igual de aterrorizados ante la posibilidad de quedarse atrapados en otro narcobloqueo.

"Y desde ahí ya vivimos traumados", aseguró Tania.

"Cuando ves una camioneta sientes que se enfría la piel, o si ves tráfico muy cargado igual".

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Sigue a Duncan Tucker y a Víctor Hugo Ornelas en Twitter @DuncanTucker@Hugo_Ornelas.