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Suecia impone nuevos controles en la frontera y Dinamarca se suma a la medida

Mientras Europa continua lidiando con la crisis de migrantes, Suecia incrementa los controles en su frontera con Dinamarca por primera vez en 50 años y Dinamarca hace lo mismo en sus lindes con Alemania.
El puente de Oresund Bridge une Dinamarca y Suecia. Imagen por Johan Nilsson/EPA
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Dinamarca ha impuesto nuevos controles en su frontera con Alemania siguiendo el ejemplo de Suecia, que lidia en un frente doble en el espacio Schengen, donde se ha registrado un número record de llegadas de migrantes.

Suecia empezó a comprobar los documentos de los viajeros procedentes de Dinamarca el lunes por primera vez en medio siglo, provocando retrasos de hasta 50 minutos en los trenes y autobuses que cruzan el puente Oresund que, con 8 kilómetros de longitud y vía mixta — para circulación de automóviles y trenes —, es el más largo de estas características. Sin embargo, los vehículos privados estuvieron exentos de controles.

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El primer ministro danés, Lars Lokke Rasmussenen, dijo que Suecia no les ha dejado otra opción que imponer sus propios controles y, en este sentido, apeló a la Unión Europea para que tome "decisiones colectivas" con el objetivo de proteger las fronteras externas de Europa en relación a la llegada de migrantes.

"Los controles suecos pueden incrementar el riesgo de un amplio número de inmigrantes ilegales que se acumulan en Copenhague y sus entornos", advirtió  Rasmussenen en una conferencia de prensa celebrada en la capital de Dinamarca para justificar los nuevos controles impuestos en la frontera con Alemania.

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El año pasado 163.000 refugiados buscaron asilo en Suecia, el mayor número de migrantes en relación a la población de un país europeo. Pero con unas 10.000 llegadas por semana el pasado mes de noviembre, la mayoría viajando a través de Dinamarca, el gobierno sueco afirmó que había llegado el momento de reforzar los controles fronterizos y la regulación de asilo.

"Un día negro para los países nórdicos", aseguró el político de centro derecha y ex ministro de Asuntos Exteriores Carl Bildt en su cuenta de twitter el lunes para describir estos movimientos encaminados a incrementar los controles en las fronteras.

Miles de pasajeros utilizan a diario el puente de Oresund — muy familiar para los fans de la serie de 'Nordic noir' The Bridge — para cruzar con coche, tren o autobús la frontera entre Copenhague y la ciudad sueca de Malmo.

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Los viajeros expresaron su desesperación por los retrasos debido a los nuevos controles. "Pagué 230 euros por estos billetes de viaje. Esto no es Europa, es África. ¿Por qué tantos controles?", se preguntaba Gezahegn Abebe, un migrante etíope que vive en Noruega mientras esperaba en la estación de Copenhague antes de iniciar su viaje hacia Suecia.

'Un día negro para los países nórdicos'.

Abebe explicó que los controles practicados por los guardias de seguridad le impidieron volver a casa desde Alemania pese a haber mostrado su permiso de residencia. A diferencia de Suecia y Dinamarca, Noruega no forma parte de la Unión Europea pero es miembro de la zona Schengen. "Me dijeron que eso no era un pasaporte. Si no tienes pasaporte, no puedes pasar", explicó Abebe.

En 2015, más de un millón de migrantes emprendieron un peligroso viaje para huir de los conflictos armados y la pobreza que sufren sus países de Oriente Próximo en busca de refugio en Europa y se espera que muchos más lo hagan este año.

La alta cifra de migrantes y la imposición de controles dentro de la frontera europea amenaza con hacer trizas la política de libre circulación y los esfuerzos por crear una única área económica europea.

Rasmussen precisó que los controles durarán al menos unos diez días pero que podrían extenderse más allá de este período.

Funcionarios alemanes, quienes también están lidiando con la llegada de cerca de un millón de migrantes que a su país en 2015, dijeron que están atentos y expectantes ante los nuevos controles impuestos por Dinamarca y las consecuencias que estos puedan tener en el camino al norte de los migrantes con destino a Dinamarca.

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Suecia se ha enorgullecido durante mucho tiempo de su título de "superpotencia humanitaria", un reconocimiento auto otorgado en relación a su hasta ahora abierta política para con los refugiados. En este sentido, la decisión tomada este noviembre de reforzar los controles fronterizos y la normativa de asilo amenazan con acabar con el gobierno de coalición del primer ministro Stefan Lofven conformado por los Socialdemócratas y Los Verdes.

Noruega ha seguido la senda emprendida por Suecia y ha anunciado 40 propuestas para endurecer la regulación del derecho de asilo.

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Los trayectos que unen los países nórdicos y no requieren de la identificación de sus pasajeros — una realidad que ha actuado siempre de imán para los migrantes dado los altos estándares de vida y los generosos beneficios sociales de los países nórdicos — datan de mucho antes de la aprobación del acuerdo de Schengen y se remontan a 1950, cuando Noruega, Suecia, Dinamarca, Finlandia, e Islandia firmaron la llamada unión de pasaportes.

Entorno a 15.000 viajeros cruzan el estrecho que separa Suecia y Dinamarca cada día y, ante este nuevo escenario, muestran su preocupación acerca de la posibilidad de que los negocios en la zona sueca de Skane y Copenhague se vean afectados.

La empresa estatal danesa que opera el servicio de trenes aseguró que estos controles costaran cerca de un millón de coronas danesas (casi 135.000 euros) cada día. Los empleados daneses temen que a los suecos les resulte poco atractivo trabajar en Dinamarca como resultado de estas nuevas medidas.

"La falta de trabajadores ya es un problema y si los suecos no quieren trabajar aquí debido a estas complicaciones, el problema se va a hacer grande", explicó Pernille Knudsen, vicepresidenta ejecutiva de la Confederación de Empleados Daneses, al diario danés Borsen.

"Los controles fronterizos suecos son una amenaza para el crecimiento de la economía danesa", concluyó.

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