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Los haitianos se están autodeportando

Después de que se acabara el plazo para que los migrantes haitianos pudieran solicitar la residencia en República Dominicana, muchos decidieron dejar el país antes de tenerse que enfrentar a las autoridades de migración o la policía.

Repartidos por la frontera entre Haití y República Dominicana, hay una serie de pasos fronterizos que ofrecen una zona de libre comercio para la población de los dos países, en la isla La Española. Dos veces a la semana las puertas se abren para dar lugar a un área de mercadeo común donde los bienes son intercambiados y vendidos.

Una de estas zonas libres es Dajabón, el paso fronterizo más grande entre ambos Estados, y lugar del poco recordado genocidio contra 20.000 haitianos a manos del ejército dominicano. También es un pasaje habitual para los migrantes de Haití, quienes lo cruzan camino a República Dominicana para trabajar en los campos de azúcar o para encontrar una vida mejor en las ciudades de Santiago, Puerto Plata y Santo Domingo.

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Sin embargo, el viernes 19 de junio, dos día después de que se acabara el plazo para que los migrantes haitianos y algunos dominico-haitianos pudieran solicitar la residencia en República Dominicana al amparo de una nueva ley de naturalización, muchos cruzaron en la dirección opuesta, hacia Haití, con todas sus pertenencias a cuestas en pequeños camiones de carga.

Josue Inelis, de 33 años, cruza la frontera hacia Haití en el paso de Dajabón con todas sus pertenencias.

Muchos de estos migrantes son personas que vivieron en República Dominicana durante años o décadas. Cada familia que decidió autodeportarse hacia Haití lo hizo por diferentes motivos. Muchos aplicaron a la residencia pero no estaban seguros de la vigencia. Unos trataron de solicitarla y no lo lograron o se les pasó el plazo límite. Otros ni se molestaron en hacer las largas colas en las oficinas gubernamentales y decidieron dejar el país antes de tenerse que enfrentar a las autoridades de migración o la policía.

Josue Inelis, de 33 años, se dio por vencido después de intentar solicitar la residencia para él y su familia entre largas colas y gente presionándolo con sobornos. Se marchó a Haití poniendo énfasis en que de lo que él huye es de la violencia discriminatoria en Santiago.

Inelis y su mujer, Igamen Gistav, tienen un hijo que nació en República Dominicana pero que ahora es apátrido de facto. Después de viajar de vuelta a Haití, tampoco tiene cobertura legal como residente.

Dajabón es una zona cero en las relaciones haitiano-dominicanas. Es el paso fronterizo más grande y en 1937 fue escenario del genocidio de 20.000 haitianos residentes en República Dominicana.

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Inelis y su familia, junto con su cuñado y la familia de él, llegaron a Ouanaminthe, Haití, una pequeña ciudad que se encuentra justo en la frontera. Una muchedumbre al tanto de su situación y la razón de su llegada rodeó su camión, gritándoles que podían llevarlos a un hotel o a la ciudad portuaria más cercana. Las dos familias se apresuraron a coger un bus hacia Le Cap [Cabo Haitiano] para empezar una nueva vida después de 13 años en República Dominicana.

Mientras tanto, las autoridades dominicanas estaban preparando Fort Beller, una base militar cerca de Dajabón, para convertirla en un centro de detención apodado "centro de bienvenida".

VICE entró a Fort Beller para ver, de primera mano, cómo son estas instalaciones. Las autoridades estaban preparando el "centro de acogida" y le estaban dando una ruta guiada a otras tres personas.

Igamen Gistav y su marido cruzan la frontera hacia Haití huyendo de la violencia discriminatoria en la ciudad dominicana Santiago.

A pesar de las sorprendentes carencias en materia de seguridad en la puerta de entrada, los militares de la instalación se apresuraron a prohibir las cámaras. Le dijeron a VICE que tienen órdenes estrictas de mantener estas instalaciones ocultas y que no están bajo su jurisdicción.

Cuando se les preguntó quién estaba a cargo centro, el oficial respondió orgulloso: "Inmigración".

Muchos ciudadanos dominicanos en Haití se han convertido en apátridos después de que expirara la fecha límite para pedir la residencia el 17 de junio.

Dos veces a la semana las puertas se abren en Dajabón para que los haitianos puedan entrar en la República Dominicana a comprar bienes.

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Igamen Gistav (tercera comenzando por la izquierda) es llevada desde la ciudad fronteriza de Ouanaminthe hasta una ciudad cercana para empezar una nueva vida con su marido Josue.

Un conductor de motocicleta que carga bienes y gente a lado y lado de la frontera los días de mercado en Ouanaminthe, Haití.

Dajabón y su ciudad hermana en Haití, Ouanaminthe, son la zona cero de las relaciones haitiano-dominicanas.

Haití se ha convertido en el mercado más importante de bienes dominicanos después de EEUU.

La escena en el paso fronterizo de Dajabón, en República Dominicana.

El río que recorre Dajabón es conocido como el Río de la Masacre después de las sangrientas batallas coloniales que tuvieron lugar allí en el siglo XVII.

Fort Beller, en Dajabón, dónde se ha decidido abrir un centro de detención para procesar a individuos antes de ser deportados a Haití.

Este artículo fue publicado en nuestra plataforma de noticias VICE News.