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Comida

Por qué la hamburguesa “más cara del mundo” probablemente no sea la mejor

Cada semana un nuevo titular con “el más caro del mundo” se escribe por algún editor en alguna parte del mundo. Desde pizza a hamburguesas, estos restaurantes no pretender parar.
Image via Flickr user jeffreyw

El mundo de la comida tiene un dilema. Por toda la cocina precisa, inteligente, innovadora que está sucediendo alrededor del mundo, hay una moda de restaurantes ridícula que no para: el plato "más caro del mundo."

¿Se te antoja una dona de Krispy Kreme rellena de crema y caramelos hechos de champañas añejo y de Courcoisier de 500 años? Por supuesto que la quieres. Eso serían unos $1500 dólares, por favor. ¿Estarías dispuesto a gastar la mitad de tu renta en un omelette? ¡Grandioso! Ve al Hotel Le Park Meridien de Nueva York y gasta $1000 dólares en unos huevos con un montón de caviar y langosta. Tal vez quieras comerlo con un poco de pizza. Sólo necesitas tener $450 para tirar. ¡No busques más!

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Cada semana un nuevo titular con "el más caro del mundo" se escribe por algún editor en alguna parte del mundo. Tan sólo hace dos días un hombre logró el sueño de su vida y rompió el record mundial de la bebida más cara posible en Starbucks – el equivalente a $54,75 en lodo marrón o el "frappuccino de mocha y vainilla sexagenario."

Sí, Andrew no pagó por él, ya que es un miembro de oro en el programa de lealtad de Starbucks, lo que significa que se le permite una bebida gratis por cada doce que compra, pero igual así. Cuando los únicos límites son la imaginación de una persona, te das cuenta de la inmensa que se puede producir.

Si es demasiado fácil ser cínico – lo del café es gracioso si lo ves como la cruzada de un hombre contra el sistema. En el mundo de la comida, sin embargo los chefs parecen haber trascendido la imaginación y entrado en un nuevo plano de consciencia con sus monstruosidades bañadas en 23 carates de oro que vienen con una acompañamiento de joyas francesas que te costará $1000 dólares.

Pido disculpas si sueño como una malcriada, pero si me presentaran un pudin que luce como una gigante explosión de exceso como un gran gesto de romance de parte de un amante mío, cuestionaría muy seriamente su estabilidad mental. Igualmente, si esa persona considerara correcto pagar por un menú de San Valentín, $102.260 dólares, le llamaría rápidamente a una ambulancia y saldría corriendo en la dirección opuesta.Hay un lugar para la extravagancia lasciva si tienes los medios, pero esta moda estúpida de comida arbitraria y cara tendría sin dudas a María Antonieta burlándose en su tumba. Habla de algo oscuro y desesperado en nuestra psique. Caviar, langosta, trufas, champaña añeja y oro comestible son, si bien deliciosos, el equivalente en comida de los Ferraris y los yates en Monaco: una propaganda trillada de los océanos de dinero en los que su comprador puede nadar.

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También dice algo sobre estos restaurantes. El crear un sándwich de carne de $100 dólares te puede traer prensa y notoriedad, pero donde esta el corazón del chef cuando está llenando un plato de grandes e interminables cantidades de hermosos ingredientes – carne de kobe, foie gras, trufas (siempre), tomates de herencia, y Teleggio – en medio de dos pedazos de pan y mandárselo a algún hombre de negocios con labios de vino tinto y –seamos sinceros – ¿un pene del tamaño de un maní?

Además, cuánto le está costando al chef comprar todos estos productos y ¿realmente les está dando el mejor uso? ¿Están estos restaurantes haciendo el equivalente de un tipo que pone una foto semidesnudo en Tinder de un torso que definitivamente no es el de él?

A menos que el dinero no tenga absolutamente ninguna importancia, todos estos platos – las haute pizzas, hamburguesas, helados y sándwiches –no solo están llenas del almizcle de las trufas, pero de una oscura y desesperada necesidad de impresionar. Es relaciones públicas en su forma mas cínica y desagradable. Puedo imaginar el tipo de conversación que se puede llegar a tener con alguien que tira cientos de dólares en una hamburguesa o $8 dólares en un jodido cubito de hielo. "Bueno, ¿si no te das los gustos a ti mismo, a quién se los vas a dar, no?" se reirían. "Está bien, aguafiestas. Es sólo un poco de diversión."

Excepto, la diversión resulta ser lo opuesto de lo que está moda es. ¿Pueden los chefs estar tan desesperados por entrar en El libro Guinness de los Records? Seguramente es sólo una colección –astuta como mucho – de los ingredientes más caros. El vehículo para ellos parece muy irrelevante.

Para el mismo fin, ¿podría un pan de hamburguesa rellenas de foie gras, carne masajeada a mano de vaca japonesa y por supuesto trufas, realmente ser la mejor hamburguesa de tu vida? Mucho del disfrute de la comida está sujeto a las circunstancias y el tiempo. La mejor hamburguesa que comí fue mi primera In 'N' Out, comida en el asiento de pasajero de la camioneta de mi tío en la autopista de Los Ángeles a Hollywood, la primera vez que fui a Estados Unidos cuando era una adolescente. Estaba muy fría (la había comprado una hora antes), gomosa, y llena de cebolla cruda, que la eructé los siguientes cuatro días, pero sabía a ¡AMERICA! Era muy emocionante, ninguna otra hamburguesa me emocionó tanto desde entonces.

Puede que este equivocada por supuesto, pero la idea de tener una barriga llena de productos caros mezclados, puede ser llamada "el X más caro del mundo" y esto me hace sentir increíblemente vacía.