Raúl Castro critica severamente a la OEA por ser un 'instrumento imperialista'

El presidente de Cuba, Raúl Castro, criticó a la Organización de Estados Americanos (OEA) por no estar de acuerdo con sus políticas internacionales y por sus recientes declaraciones sobre el gobierno venezolano. El mandatario hizo los señalamientos en el marco de la séptima Cumbre de la Asociación de Estados del Caribe, creada en 1994.

"Reitero nuestra opinión de que la OEA desde su fundación fue, es y será un instrumento de dominación imperialista, y que ninguna reforma podría cambiar su naturaleza, ni su historia. Por eso Cuba jamás regresará a la OEA", señaló el pasado sábado en la Habana, ante los jefes de Estado ahí reunidos.

Dicha afirmación fue un guiño de solidaridad con el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, cuyo país se encuentra en medio de una crisis económica y social, en la cual los alimentos básicos escasean, al mismo tiempo que las protestas sociales contra su gobierno aumentan.

Asimismo, el presidente cubano señaló tener "la más firme e incondicional solidaridad con el pueblo venezolano, con el gobierno legítimo del presidente Nicolás Maduro, y con la Revolución Bolivariana".

Además, dijo que no se puede mostrar indiferente ante las turbulencias que vive Latinoamérica y el Caribe a consecuencia de "la contraofensiva imperialista y oligárquica" contra los gobierno populares de la región.

El martes 31 de mayo, Luis Almagro, secretario general de la OEA, llamó dictadorzuelo y traidor al presidente Nicolás Maduro, por supuestamente alterar el orden constitucional del país, y negarle derechos civiles a sus ciudadanos. "¡Vete al carajo!", respondió Maduro.

En 1962, la OEA [que agrupa a 35 países de las Américas como miembros] expulsó a Cuba por ser un gobierno declarado abiertamente marxista-leninista y por sus vínculos con el bloque socialista encabezado por la URSS en aquel entonces, lo cual era incompatible con el sistema interamericano de la Organización.

Finalmente, Castro también mostró su apoyó contra la recién retirada del cargo como presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quién — según Castró — enfrenta valientemente un golpe de estado parlamentario.

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